El trasfondo político y económico de la ruptura entre Paraguay y la DEA

El reciente intento del Gobierno de Santiago Peña de desvincular a la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) de las operaciones de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) generó fuertes cuestionamientos en el ámbito político y social. Aunque la decisión fue revertida tras la polémica, el diputado colorado disidente Mauricio Espínola aseguró que las verdaderas intenciones detrás de esta medida tienen tintes económicos y políticos preocupantes.

Intereses económicos en juego

Según Espínola, la retirada de la DEA no solo implicaba un vacío operativo en la lucha contra el narcotráfico, sino también la pérdida de equipos electrónicos avanzados para tareas de inteligencia, principalmente sistemas de vigilancia y escucha. Ante este escenario, el Gobierno habría planeado invertir alrededor de 6 millones de dólares para la compra y reposición de estos equipos, una licitación que, según el legislador, ya contaba con adjudicatarios predefinidos.

“La salida de la DEA abría una oportunidad para que ciertos grupos económicos se beneficien de manera directa con la adquisición de estos costosos equipos de inteligencia. Todo estaba calculado”, afirmó Espínola.

El trasfondo político: espionaje como arma

El diputado también denunció que la adquisición de nuevos equipos daría al Gobierno un control absoluto sobre las herramientas de escucha, sin necesidad de solicitar autorización a la DEA ni ajustarse a normativas internacionales. Este poder concentrado podría utilizarse para fines de espionaje político, incluyendo el monitoreo de adversarios, medios de comunicación y otros sectores que cuestionan al oficialismo y al cartismo.

“Lo que buscan es consolidar un aparato de vigilancia estatal al servicio del Gobierno, algo que va más allá de la lucha contra el crimen. Este es un intento de silenciar voces críticas y tener un control absoluto del panorama político”, enfatizó Espínola.

Impacto en las relaciones internacionales

Las acusaciones no solo señalan un manejo interno cuestionable, sino también un daño a las relaciones internacionales de Paraguay. Para Espínola, priorizar intereses económicos y políticos a corto plazo está afectando la credibilidad del país ante aliados estratégicos, como Estados Unidos.

“Estamos destruyendo nuestra cooperación internacional por un negocio oscuro y el deseo de controlar políticamente al país. Esto pone en riesgo la confianza y la colaboración en temas clave como la lucha contra el narcotráfico”, advirtió.