Hegemonía permite encubrimiento

Para el analista político, Alfredo Boccia, no haber sancionado o amonestado a Javier “Chaqueñito” Vera por haber maltratado y amenazado a una funcionaria indígena de la Cámara de Senadores, demuestra nuevamente la actitud de prepotencia de una hegemonía política que les permite al Partido Colorado “tomar actitudes de encubrimiento” como lo han hecho siempre y más aún por la falta de una oposición que les diga lo que están haciendo mal.

“Esta es una democracia sustentada sobre bases muy frágiles y el Parlamento paraguayo es una demostración clara”, refiere Boccia en entrevista con el diario El Nacional.

Para el experto, que el Partido Colorado pueda tener una mayoría y darse el gusto de perdonarle a Yamil Esgaib, en su momento, incluso, a figuras más controversiales como Erico Galeano, acusado de pertenecer a un esquema del narcotráfico es aún más grave, y se da porque no existe un costo político y están sustentados gracias a los votos que recibieron en las elecciones.

“Chaqueñito al final está acusado por pequeñas travesuras e imbecilidades por su falta de formación cultural y política, pero Erico Galeano está sospechado de pertenecer a un esquema del narcotráfico que lo enriqueció a él y a muchos. Es un sistema, es un paraguas de impunidad que ha sido tradicional en el Partido Colorado, no solo ahora y porque no tiene nomas la fuerza de una oposición que les digan las cosas que no quieren escuchar cómo hacía Kattya González, y con esta misma prepotencia con la que defienden a Chaqueñito, sencillamente sacaron a Kattya del Parlamento”, cuestionó.

“Un lugar donde no tienen que estar”

Por último, para Boccia, legisladores como Javier “Chaqueñito” Vera, Yamil Nal, Zenaida Delgado o Jatar “Oso” Fernández, no son personas muy distintas y no porque se hayan sumado a las filas coloradas sino porque no están en condiciones de estar en el lugar donde están, que es el Congreso Nacional y lo están demostrando con sus actitudes.

“No están en condiciones ni para ser concejales municipales de su ciudad y llegan al Senado y se comportan con los peores vicios de la cultura paraguaya. Yo recuerdo que mis padres y mis abuelos repetían una frase: ‘si querés conocer al paraguayo, dale poder’, y bueno, ahí está, estas demostraciones de prepotencia, de altanería en el fondo de incultura, hacen más que demostrar que están en el lugar donde nunca debían de haber estado” y “forman parte de ese circo bizarro que nos regaló Cruzada Nacional”, concluyó.