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Euclides Acevedo: “Mi objetivo es la presidencia, pero puedo cambiar de dirección”

Euclides Acevedo, ministro del Interior. Foto: IP

Euclides Acevedo, ministro del Interior. Foto: IP

Euclides Acevedo suena como una de las potenciales figuras en la concertación para la candidatura presidencial. Aplaudido y admirado por muchos, mientras por otros no tanto, dice considerarse un “paraguayote de orígenes populares” y “sin filtro”. Con una larga trayectoria en la función pública y en la política, y un extenso currículum que delatan su alto nivel de preparación, se considera “un especialista en aprendizaje”.

En comunicación con El Nacional, señaló que su objetivo es claro: quiere la presidencia de la República, pero todo esto dependerá de lo que revelen las mediciones sobre la voluntad popular. Además, se refirió a la unidad en la oposición, la concertación, su propuesta republicana y la necesidad de un gabinete tricolor. A continuación, la entrevista completa:

¿Quién es Euclides Acevedo?

Yo soy un chaqueño que nació en Puerto Casado el 13 de mayo de 1950. Hice mis estudios primarios en una escuela de Tacumbú, la de Federico Chávez. Mis estudios secundarios en el Colegio Internacional y en el Colegio Cristo Rey. Me recibí de abogado, soy doctor en Ciencias Jurídicas, especializado en sociología del desarrollo, hice estudios de economía rural y economía política. Desde el punto de vista político fui militante del partido Revolucionario Febrerista, donde ocupé todos los cargos habidos y por haber. Fui director del semanario El Pueblo durante mucho tiempo. Fui diputado, senador, fui embajador, fui ministro de Industria y Comercio, ministro del Interior, hoy soy ministro de Relaciones Exteriores. Me dediqué a la docencia, fui rector de una universidad privada. Hace 30 años que soy docente de la Escuela de Estrategia Policial y del Instituto de Altos Estudios Estratégicos. Me puedo considerar un militante, un cuadro de Estado, pero por sobre todo un especialista en aprendizaje.

Euclides Acevedo. Foto: Archivo.

¿Cómo nace el interés de ocupar cargos públicos y servir al Estado?

Creo que mi paso por el colegio de los jesuitas hizo que me interesara por la política, y la política tiene como herramienta a los partidos políticos. Obviamente la herramienta es temporal, pero la doctrina que uno quiere, en mi caso particular, yo soy un socialdemócrata convencido, es, por decir de alguna manera, la brújula que guía los pasos políticos. Y llegué a la conclusión de que no basta con interpretar la sociedad o la realidad, sino que hay que transformarla y no hay otra forma que por la vía de la política, y la política no es otra cosa que administración del Estado, y uno tiene que administrar el Estado con vocación de servicio. Por lo tanto, con una fuerte resonancia ética, si no hay ética no hay responsabilidad política.

¿Justamente por esa ética de la que usted habla es que decide renunciar el 30 de abril?

Claro, legalmente yo tengo tiempo hasta 90 días antes de las elecciones, pero yo no puedo hacer política, en este caso electoral, ocupando un cargo en el Gobierno. Por lo tanto, por una cuestión ética, y por una administración funcional del tiempo, tengo que salir de ahí y dedicarme a la campaña electoral.

¿Esa forma peculiar y frontal que tiene de expresarse de quién lo hereda? ¿Nunca le trajo problemas?

Yo soy un paraguayote, hijo de un obrajero y de una obstetra, paraguayo y paraguaya, un chaqueño y una cordillerana. Vale decir que mis orígenes son populares, y la gente de extracción popular, normalmente no tiene filtro. Eso me produjo muchos inconvenientes, pero también muchas satisfacciones, porque si algo desprecio es la ingratitud y la deslealtad, y la lealtad no es otra cosa que decir lo que uno piensa y decirlo sin agredir a nadie. Yo creo que mi experiencia en el Norte y una observación atenta y curiosa del obrajero (su padre), hace que mi lenguaje sea un poco grosero, pero eso es para los hipócritas del lenguaje. Un ejemplo muy sencillo es que cuando yo llegué del Chaco, solamente hablaba guaraní y mi maestra me dijo “si no aprendés el castellano rehojeýta Chácope” (vas a volver al Chaco). Entonces, hablé yo con mi mamá y mi mamá me dijo entonces “che memby, pe castellano emoingeta nde apytu’ũme oimeháicha” (vas a aprender castellano como sea). Y bueno, probablemente eso hizo que leyera y leyera mucho, y debo confesar que mis maestros me dijeron que la mejor compañía es el libro.

¿Con quién conversó sobre una eventual dupla? Se habla mucho de Hugo Fleitas…

En primer lugar, mi candidatura es una oferta a la ciudadanía, la ciudadanía puede decir su candidatura la acepto o la rechazo o la redirecciono. Mi propuesta es aleatoria al escrutinio popular. Segundo, para esto he hablado con todos los referentes políticos habidos y por haber, pero con un gran desprendimiento, y lo que menos importa ahora es quién será la dupla. Lo que tenemos que ponernos de acuerdo es primero ganar las elecciones, segundo para qué ganar las elecciones. No sirve para nada ganar las elecciones si uno no sabe qué hacer por la gestión del Estado. Por lo tanto, es fundamental ponerse de acuerdo en primer lugar en qué modelo de país tenemos. He hablado con muchos. Por supuesto, he hablado con el gobernador de Cordillera, el doctor Hugo Fleitas, una persona excelente, con una gran vocación de servicio. Yo estoy satisfecho por la gran cantidad de gente que quiere ser presidente de la República. Es decir, hay gente que tiene vocación de servicio, porque finalmente la presidencia de la República es un dolor de cabeza.

Se habla de una candidatura a presidente y a vicepresidente. ¿Cuál es la que realmente le interesa?

Claro que me interesa la presidencia, pero un político debe respetar los signos, las señales y, por sobre todas las cosas, la orientación que te da la realidad. Clara es mi voluntad, claro es mi objetivo, pero puedo cambiar de dirección, puedo irme por un camino de asfalto o por un camino de tierra, pero lo que no voy a hacer es quedarme en el estero.

¿A qué otro cargo le gustaría apuntar en caso de que no se dé su candidatura a la presidencia?

Un político siempre busca el Estado o gestionar el Estado. El Estado, por supuesto, tiene tres poderes, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Ya estuve en el Legislativo, estoy en el Ejecutivo, estoy en el Gobierno, lo que no quiere decir en el poder porque son dos cosas muy distintas. En el Poder Judicial no voy a estar porque si bien reúno todas las condiciones formales para ser ministro de la Corte, mis fallos no van a ser adecuados porque nunca fui magistrado. Es decir, no me da el cuero para ser ministro de la Corte. Por lo tanto, me resta el parlamento y algo que se sabe es que quise ser dos veces fiscal general del Estado; y bueno, a pesar de haber calificado muy bien, gente menos calificada me ganó. Pero acá lo importante, y te lo digo con toda franqueza, es que quiero estar entre los diez primeros del próximo Gobierno, del uno hasta el diez, el once ya no quiero.

¿Qué podría ofrecer de diferente Euclides Acevedo como presidente de la República?

Yo creo que en primer lugar un nuevo pacto social, una nueva república. La nueva república es el gobierno de la ley y la ley para que pueda ser aplicada, y para que podamos tener programas de Gobierno, hay algo fundamental a tener en cuenta, y es que la razón de ser de un Estado es la seguridad. La primera propuesta es la seguridad, que es un concepto integral, no es solamente la desaparición de motochorros, peajeros, cuidacoches, asaltantes, etc. La seguridad supone una seguridad institucional y sobre todo algo muy importante, una lucha frontal pero científica contra el crimen organizado. Si nosotros no frenamos la penetración obscena del narcotráfico, del armatráfico, del lavado de dinero, de la trata de personas, no vamos a tener una república soberana. Por lo tanto, a partir de la seguridad podemos plantearnos todas las demás cosas. Si no hay seguridad no hay desarrollo económico, y si no hay ambas cosas no hay gobernabilidad política. Estos son presupuestos irrenunciables. A partir de ahí podemos hablar de políticas de empleo, política fiscal, educación libre, gratuita y laica y una política de salud preventiva con un sistema descentralizado de la salud. El espinazo, la columna vertebral de una nueva república es su seguridad, el resto es cuento.

¿Cómo tomaron el presidente y vicepresidente de la República la noticia de que se candidata?

Yo no oculto nada, he hablado extensamente con el presidente y el vicepresidente. En especial con el presidente, a quien le debo la gratitud de haberme dado la oportunidad de ser un servidor público y estar en la vidriera política. Ellos saben, yo no les oculto nada. El presidente me dijo con toda honestidad “yo respeto tu decisión, pero tenés que marcharte para que puedas hacer un trabajo lejos de los compromisos”, y eso es lo que voy a hacer. El 30 de abril hago tres hurras y saludo a los muchachos del barrio.

¿Su propuesta incluye tanto al Partido Colorado como al Liberal?

Sí, y eso es lo que digo siempre, mi propuesta es republicana, es de un gabinete tricolor, nadie gana sin el Partido Colorado, nadie gobierna sin el Partido Liberal. Y es el momento en que estamos saliendo de una guerra de la pandemia, y que ha dejado secuelas todavía no visibles, pero perceptibles. Esto necesita del concurso de los más idóneos, de los más capaces. Acá no es la lucha entre partidos, sino entre modelos, un modelo económico liberador y un modelo económico que sigue siendo explotador, y por sobre todas las cosas, que da inequidad social.

¿Qué piensa de la concertación?

La concertación es uno de los mecanismos para obtener la unidad y yo no quiero hablar de la unidad de la oposición, porque eso es una dicotomía falsa, porque en Paraguay lo que existen son opositores y finalmente la oposición al Gobierno no está en los partidos que no sean colorados. El oficialismo tiene su principal contestación en Honor Colorado, que es oficialista y opositor al mismo tiempo, esa es la realidad. Por lo tanto, la concertación es un convenio, un acuerdo, que no debe ser precisamente como dice el Código Electoral. Entre otras cosas hay que decir que hay que cambiar el Código Electoral: ¿cómo un candidato a presidente no puede ser al mismo tiempo candidato a parlamentario? Hay que darle a los líderes políticos la oportunidad de seguir ocupando cargos en los aparatos del Estado.

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