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Opinión

Cuando la naturaleza nos habla: testimonios de los originarios

POR Alberto Yanosky
Director EIISA (Estructura Interdisciplinaria de Investigación Integral Socio-Ambiental) - UNAE.

El sábado pasado se creó la Red para la Revitalización de Conocimientos Ecológicos de los Pueblos Indígenas (RECEP) motivada por un grupo de conocedores de la relación pueblo originario y su naturaleza, que venían trabajando el conocimiento sobre las aves y la biodiversidad y perpetuando sus conocimientos a través de una plataforma digital que permite albergar y compartir estos saberes, conocida como Atlas Etno-ornitológico Mundial (EWA, por sus siglas en inglés), una base de datos de aves y conservación biocultural abierta y que cuenta con el apoyo de la Universidad de Oxford. Los conocedores y sabios de cinco pueblos originarios: Aché, Ayoreo, Guaraní Occidental, Yshyro Ybytoso y Mbyá Guaraní, concordaron en que si bien hay un marco legal vigente para la defensa y desarrollo de sus territorios, este adolece de incumplimientos y falta de seguimiento, lo que viene vulnerando sus derechos.

Paraguay ha firmado diferentes iniciativas en las que los pueblos indígenas u originarios están debidamente referenciados como parte clave para un planeta más sostenible. Los mandatos hacia la protección y desarrollo de los pueblos indígenas están consagrados en la Constitución Nacional, leyes, decretos, resoluciones, declaración de las Naciones Unidas, y en la Agenda de los ODS (también conocida como Agenda 2030). Existen referencias de afectación directas a los pueblos indígenas, como por ejemplo en la producción agrícola de indígenas a pequeña escala (Objetivo 2) y la igualdad de acceso a la educación para los niños indígenas (Objetivo 4), y como ejes íntimamente relacionados para esta agenda se encuentran, entre otros, la dimensión colectiva de los derechos sobre la tierra, la producción agrícola, el acceso a la educación y la no discriminación. La cooperación internacional obliga a la aplicación de salvaguardas para pueblos indígenas y la protección del patrimonio cultural, claras evidencias de la necesidad de tener en cuenta no solo a las personas, sino a su modo de vida y su cultura.

El Plan Nacional de Desarrollo especifica líneas para salvaguardar y fortalecer el patrimonio lingüístico y cultural de los pueblos indígenas, asegurando sus actividades silvo-agropecuarias y asociadas, y respetando su cosmovisión. Las Contribuciones Nacionalmente Determinadas destacan la transversalidad de los pueblos indígenas para el empoderamiento de la acción climática, además especifica desarrollar programas y proyectos educativos adaptados a pueblos indígenas, y en su lengua nativa, aprovechando los medios de comunicación utilizados por ellos; así mismo, promover el intercambio de prácticas productivas sostenibles realizadas en ecosistemas, tomando en consideración el conocimiento y visión de pueblos indígenas y comunidades locales.

El Plan Nacional de Pueblos Indígenas establece que son propietarios exclusivos de los conocimientos tradicionales, prácticas y recursos medicinales propios, que la cosmovisión de los pueblos indígenas es la sabiduría, las creencias y los conocimientos que se generan a partir de relaciones particulares con la naturaleza, con el espacio y el tiempo, cómo ven y cómo entienden el mundo y sus procesos. Además, menciona como medida central, la generación de evidencia sobre el vínculo entre el conocimiento ancestral indígena y las prácticas de manejo y conservación de los recursos naturales, la formulación de estrategias para enfrentar el cambio climático, en cuanto a su adaptación y mitigación, considerando la sabiduría y los conocimientos indígenas, contribuir al fortalecimiento de la espiritualidad de los pueblos indígenas, y el reconocimiento del rol de las personas mayores en la transmisión de saberes y en el fortalecimiento de la identidad cultural de los pueblos indígenas.

Luego de dos días de debate, el grupo impulsor de RECEP destaca que nos estamos olvidando de que todos somos parte de la naturaleza y los seres humanos no deberían considerarse externos a ella. El conocimiento indígena es clave para la continuidad de los valores culturales de cada pueblo y la conservación de los recursos naturales, de los cuales dependen sus modos y medios de vida. Además, destacan que ese conocimiento es primordial para mantener los procesos ecológicos en la naturaleza y por ende la salud de la población, asegurando la provisión de los servicios ecosistémicos. Por ello, se debe respetar la transmisibilidad de conocimientos de generación en generación dentro de la educación colectiva de las comunidades y pueblos, y sus derechos consuetudinarios.

En ese sentido, urge que se registre la información existente y se respeten los derechos de propiedad intelectual, información que se encuentra disponible mayormente en forma oral en los sabios de las comunidades y pueblos. Esta información puede registrarse en plataformas de comunicación ya que son una excelente oportunidad para captar y perpetuar estos conocimientos, y compartirlos consentidamente a toda la sociedad no indígena y a sus pueblos en forma directa e intercultural. Así, cada pueblo tiene la posibilidad de integrar sus propios conocimientos ecoculturales a sus sistemas de educación e instrucción. El grupo también destacó que se requiere facilitar el acceso y la participación en la educación superior con miras a una Universidad intercultural. Y para que esto ocurra, deben existir garantías institucionales y legales que aseguren el acervo cultural y el patrimonio intangible de estos pueblos.

El grupo impulsor al que tuve oportunidad de acompañar junto con Felice Wyndham y Rebeca Irala declara que estos principios son abiertos, mejorables y que otros individuos, comunidades o pueblos pueden sumarse y ayudarnos a llevar adelante estas metas, de las cuales, además, se pueden construir políticas públicas, elementales para las Soluciones Basadas en Naturaleza y la Adaptación Basada en Ecosistemas, con el saber y saber-hacer autóctono. El grupo eligió como símbolo a un ave emblemática, al yryvu ruvicha o buitre real (Sarcoramphus papa). Este buitre es el más grande de Paraguay, blanco y con una colorida cabeza, que posa en árboles altos o sobrevuela bosques y sabanas, en casi todo el territorio paraguayo. Para varios de los pueblos indígenas del Paraguay, este buitre representa sabiduría y valentía, se le considera como anunciador de sucesos futuros significativos para la comunidad en la que se lo avista, por la capacidad de volar muy alto y tener una visión panorámica y holística del paisaje. El yryvu ruvicha velará por que esta Red de Revitalización de Conocimientos Ecológicos de los Pueblos Indígenas prospere, logre sus metas, y asegure mayor adhesión y apoyo político.

Se agradece el liderazgo y visión de Antolina González (Mbyá Guaraní), Margarita Mbywangi (Aché), Taobi Juminé (Ayoreo), Marciano Chevugi (Aché), Amoi Picanerai (Ayoreo), Hipólito Acevei (Guaraní Occidental), Bruno Barras (Yshyro Ybytoso), Andrés Ozuna (Yshyro Ybytoso) y el apoyo de Felice Wyndham, Rebeca Irala y Rosa Dyer.

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