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Opinión

Conmemorando la biodiversidad, ¿lo celebramos?

POR Alberto Yanosky
Director EIISA (Estructura Interdisciplinaria de Investigación Integral Socio-Ambiental) – UNAE.

Ayer 22 de mayo conmemoramos un año más en honor a la diversidad biológica o biodiversidad. Este año, la Convención de Diversidad Biológica eligió como slogan “Construir un futuro compartido para toda la vida en la Tierra”. Cada 22 de mayo conmemoramos el Día Mundial de la Biodiversidad, y se decretó por la Organización de las Naciones Unidas(ONU). La base fue crear conciencia acerca de la importancia que tiene la biodiversidad para la humanidad y la necesidad de cuidarla y preservarla para las futuras generaciones. Este Convenio, del cual Paraguay es signatario, es producto de la Cumbre de Rio en 1992 y fue firmado el 5 de junio. Sin embargo, el texto fue aprobado el día 22 de mayo de 1992, por ello conmemoramos hoy el Día Internacional de la Biodiversidad.

Ya hemos hablado de qué es la biodiversidad, y a modo de recordatorio es tan simple y compleja como la vida en el planeta, o más conceptualmente es la variabilidad entre los organismos vivos de todas las fuentes, incluidos, entre otros, los ecosistemas terrestres, marinos y otros ecosistemas acuáticos, los complejos ecológicos de los que forman parte; esto incluye la diversidad dentro de las especies, entre las especies y de los ecosistemas.

Sin embargo, a pesar de cumplirse 30 años de vigencia de este acuerdo internacional, hemos hecho las cosas a medias, para no presentar un panorama muy pesimista. No hemos parado la pérdida de biodiversidad en estos 30 años, la ciencia viene aportando diversas evidencias y hemos reconocido que vivimos en una nueva edad geológica que la hemos llamado antropoceno y que estamos pasando por la sexta extinción en masa en el planeta. Esta nueva edad se caracteriza por reconocer el significativo impacto global de nuestras actividades sobre todos los ecosistemas, y quizás su comienzo debería marcarse desde la revolución industrial. La sexta extinción no tiene precedentes en cuanto a la tasa de desaparición de especies, solo de aquellas que conocemos, ya que existen muchas especies que podrían haberse extinguido ante nuestros ojos sin habernos percatado de ello. Lo cierto es que todo esto hace evidente que reconocemos como humanidad que le estamos causando un deterioro a la biodiversidad y que estamos afectando seriamente la salud ambiental.

Ante esta urgencia planetaria, nuestros gobernantes adoptaron las metas de Aichi, un conjunto de medidas que se adoptaron para que entre el 2011 y 2020 se detuviera la pérdida de la biodiversidad en el planeta. Estas 20 metas adoptadas estaban alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que también se adoptaron por gran parte de los países. Los ODS también conocidos como Objetivos Globales, se adoptaron en el 2015 como un llamamiento universal para poner fin a la pobreza, proteger al planeta y garantizar que hacia el 2030, todos disfrutemos de paz y prosperidad. Y esta paz y prosperidad no se puede alcanzar si diezmamos la base de la vida en el Planeta Tierra.

Ya hemos confirmado que nuestro desempeño con las metas Aichi ha sido pobre y su contribución a los ODS también. Sin embargo, todos los sectores siguen viendo a la biodiversidad y a la naturaleza como claves para poder solucionar varios de nuestros problemas, la salud del ambiente, nuestra salud, mejores producciones, y una economía más verde, hemos acuñado términos frente a los nuevos tiempos que corren para hablar de que necesitamos adaptarnos por los cambios climáticos, y que esta adaptación debería basarse en ecosistemas.

Hemos visto que las soluciones que nos permitirán sobrevivir como especie tienen que ser soluciones basadas en naturaleza. Hemos elaborado agendas con Adaptación basada en Ecosistemas y Soluciones basadas en Naturaleza. Estamos planeando ahora unas nuevas metas, que se conocen con el nombre de post-Aichi, para ver si de una vez por todas, detenemos la pérdida y comenzamos con la recuperación de la biodiversidad. Estamos frente a una agenda que la hemos llamado 30×30.

La nueva propuesta busca convertir el 30 % del planeta en áreas protegidas para el año 2030, ambiciosa propuesta que se discutió en la Cumbre sobre Biodiversidad, en el marco del 75º período de sesiones ordinarias de la Asamblea General de las Naciones Unidas. La tecnología puede darnos muchas sorpresas, pero soy un convencido que todo lo que hacemos está inspirado en la naturaleza, y si queremos disponer de agua, alimentos, energía, medicinas, ropa, combustible y todo lo que necesitamos como sociedad para vivir y sobrevivir, no nos queda más remedio que conservar la biodiversidad que nos queda y tratar de restaurar la que hemos dañado, a excepción de aquellas que se fueron, es decir, se extinguieron, ya que la extinción es para siempre.

Cierro para conmemorar este día con las palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, Sr. António Guterres en octubre del año pasado: “Estamos perdiendo nuestra guerra suicida contra la naturaleza: nuestro experimento de dos siglos con la quema de combustibles fósiles, la destrucción de bosques, la naturaleza y los océanos, y la degradación de la tierra, ha causado una catástrofe de la biosfera”.

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