Opinión
¿Quién protege al agua?
Alberto Yanosky.
La temporada calurosa en Paraguay se hizo sentir en los últimos días y eso se manifiesta por el consumo generalizado de bebidas refrescantes de todo tipo, así como también por actividades de ocio que incluyan algún arroyo o piscina para refrescar el cuerpo como los carpinchos y tapires,o con fines reproductivos como las ranas y sapos (chiste de biólogo), pero, en fin, existe la demanda de mucha agua para satisfacer nuestras necesidades básicas, las que compartimos con otros seres vivos, como otros animales o las mismas plantas. La falta o escasez de este recurso es claramente un problema, y su disponibilidad tanto en calidad como en cantidad, también. Preguntémonos cuáles son las causas de este problema. Porque a estas alturas no podemos ignorar que nuestros modos y medios de vida se encuentran comprometidos y relacionados indivisiblemente con la naturaleza, aunque parezca lejana a nosotros.
Al entender que el agua no viene originalmente de la canilla o grifo, sino de un sistema complejo manifestado en un ciclo que involucra a reacciones químicas generadas entre el aire y la tierra a través de varios organismos vivos, aparte de nosotros, como las plantas, las algas, el suelo, y de otros factores como las corrientes de aire y las características topográficas del terreno, en este caso, la tierra; pero para bajarlo a nuestra escala, se representaría en los acuíferos, ríos, arroyos y humedales en general, los cuales componen a una cuenca hidrográfica. Estas superficies en el terreno cuyas características topográficas proporcionan las condiciones para la formación de redes hídricas como nuestros ríos que limitan geográficamente nuestro país en el continente, y otras, como sus numerosos afluentes o tributarios que a su vez ordenan localmente nuestro territorio.Mirando la red hidrográfica de Paraguay, uno diría que nuestro país es un Gran Humedal, hay por el norte, agua por el sur, agua por el este y gran parte del oeste. El agua también tiene propietarios, dependiendo del formato en el que se disponga y se encuentra regulado desde la Constitución Nacional, pasando por leyes y reglamentos, e inclusive ordenanzas. Pero, en teoría, es de todos. No obstante, para encontrar al culpable de su escasez o contaminación nos tomamos el tiempo de hacerlo, o simplemente, lo ignoramos.
En los últimos años varias de estos tan popularmente conocidos como caudalosos y continuos ríos, han registrado nuevas mínimas en el nivel de sus caudales, lo cual ha afectado significativamente a nuestros sistemas económicos, además de la disponibilidad constante de este recurso, y de la misma forma han sido registradas máximas de inundación que afectan principalmente a asentamientos humanos no planificados, y al transporte terrestre en zonas sin accesibilidad de todo tiempo. Estos comportamientos extremos en el régimen hídrico nos indican que una parte del sistema o del ciclo mencionado anteriormente está siendo afectado, como efectos del Cambio Climático. Una de estas piezas está siendo afectada desde nuestra escala a través del incumplimiento de las regulaciones existentes, la falta de un ordenamiento territorial, los actuales modelos productivos y la contaminación. Para recordar nuevamente que es un problema ambiental. Y un problema ambiental con fuertes riesgos e impactos sobre la sustentabilidad, es decir las otras “patas”, lo económico y lo social.
Una de estas causas, el incumplimiento de las normativas, debería ser respondido por las instancias pertinentes, estas autoridades son también la figura de “solucionador” del problema que vamos resolviendo, aunque recurramos primero a las corporaciones distribuidoras y comercializadoras del servicio de distribución de agua, pero puntualmente,estas soluciones pueden encontrarse en las normativas ambientales vigentes y sus reglamentos, que establecen la obligatoriedad de su aplicación en Paraguay, las cuales fueron dispuestas para asegurar la continuidad de nuestros recursos naturales, en este caso, el agua y todo su sistema.Estas instancias legales incluso han llegado a declarar bajo ciertas categorías de protección, superficies en el territorio nacional por sus numerosos servicios ecosistémicos, como a algunas cuencas y sus respectivos cursos hídricos, con todo lo que conllevan estos sistemas naturales de los cuales dependemos completamente para el desarrollo de nuestras vidas tal y como la conocemos con sus actividades. Aun así, no han obtenido la atención y diligencia que requiere.
Otras de las amenazas del equilibrio del ciclo del agua y la provisión de este recurso también se deben a ciertas prácticas no compatibles con el desarrollo sostenible, así como la forma en la que ocupamos el espacio, es decir, nuestro estilo de vida modifica características del terreno, tales como humedales y nacientes de agua, o zonas de recarga de acuíferos. Otra práctica es el desvío no regulado de canales de agua para ciertos cultivos o balnearios, cuyo efecto se replica en humedales adyacentes.Este efecto en cadena resulta en la colmatación de cauces o atarquinamiento ocasionado por los desvíos del canal, que propicia la acumulación de sedimentos. El mismo efecto es producido por la remoción de la cobertura forestal de sus bosques protectores. Dichos impactos afectan directamente el caudal de estos depósitos de agua, por lo tanto, su disponibilidad.
Entonces, nos encontramos con que gran parte del problema puede ser resuelto e identificamos a los responsables para solucionarlo a través de una correcta gestión de cuencas hidrográficas que sea impulsada mediante el compromiso de las autoridades y apoyadas con los actores locales, en cuanto al cumplimiento de las normativas vigentes y actualización,esto último si fuese necesario, con el fin primero de asegurar la calidad de vida de las personas y de los ecosistemas incluidos en ellas.Todos debemos manifestar nuestro interés en que los recursos naturales sigan disponibles tanto para nosotros como para los que vienen. Primeramente, conociéndolos,para valorarlos y de esa manera velar por ellos.
Entre estas demostraciones de compromiso podemos contribuir con algunas formas de aprovechamiento sostenible de recursos naturales e implementación de estrategias de conservación que también puedan diversificar los actuales modelos productivos, los cuales deben ser igualmente planificados criteriosamente e implementados legalmente, como los demás rubros económicos vigentes, a modo de que los beneficios sean distribuidos de manera equitativa y sostenidamente entre las comunidades locales, al igual que regulada por las administraciones territoriales, sin comprometer la continuidad de nuestro capital natural.
*Con la colaboración especial de Rebeca Irala.
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