Opinión
Los caminos de la vida, ¿son lo que esperábamos?
Alberto Yanosky.
Apenas cruzando el río Paraguay desde la Región Oriental, desde Mariano Roque Alonso o desde Concepción por vía terrestre, como los más conocidos, nos encontramos con el inicio a un portal salvaje y desconocido por la mayoría de los paraguayos, el Chaco húmedo, el ecosistema compuesto por campos naturales inundables de Karanda’y (Copernicia alba) y bosques ribereños que acompañan en gran parte al Río Paraguay en su recorrido por el territorio nacional. Un paisaje conformado por las subidas del río y el moldeo que hacen sus aguas y toda la vida que este trae.
¿Por qué aún sigue siendo un terreno casi desconocido y olvidado por el desarrollo urbanístico?, ¿Será por las condiciones del terreno? Sí, tal vez tenga mucho que ver, ya que son planicies naturales e inundables que acompañan los pulsos de los ríos en diferentes temporadas y para tornarlos habitables para nosotros requieren incluir estudios rigurosos e implementar adaptaciones costosas, si es que se van a implementar buenas medidas, para que los asentamientos humanos puedan establecerse.
Estas limitaciones, un clima un tanto caluroso y un territorio poco explorado, casi sin querer, favorecieron a que siga manteniendo esa fama de un sitio salvaje, y de cierta manera aún podemos decir eso, ya que estos ecosistemas húmedos del Chaco albergan a más de 400 especies de aves, a grandes mamíferos amenazados como el yaguareté y los arirai, al norte de la Región Occidental, y reptiles de gran tamaño como el yacaré, y como si fuera poco, ofrece una facilidad de acceso desde Asunción, o desde otros puntos de la Región Oriental. De todos modos, veo esto como un potencial tremendo de atractivos turísticos naturales que permiten vivir la experiencia de un recorrido impredecible, el regalo de muchos paisajes y encuentros salvajes, como también la calidez de esos pueblos tímidos y en desarrollo que viven en la zona.
Pero esa fama de “perfil bajo” del Chaco paraguayo también dificulta que conozcamos detalles de todos los proyectos de desarrollo que se planifican y ejecutan en la zona, como por ejemplo una de las más grandes inversiones que posibilitaron la construcción de una de las vías de transporte terrestres más determinantes en el desarrollo económico, social y ambiental de las siguientes décadas del Chaco Paraguayo que facilitará, en gran medida, la conexión entre dos puntos marítimos clave desde nuestra posición, como también el transporte de vecinos políticos a través del territorio nacional ingresando por la ciudad de Carmelo Peralta.
Esto tal vez se siente como un Deja vú, para lo que alguna vez representaron las vías del tren desde Puerto Casado hacia el oeste de la Región Occidental que permitió el crecimiento económico a costa de la explotación de recursos naturales en el área, y que fue igualmente trascendental para la ocupación del Chaco por los Menonitas y para uno de los conflictos bélicos más importantes de Sudamérica durante 1932 a 1935, la Guerra del Chaco.
Puerto Casado es definitivamente una localidad emergente, sujeta a la especulación inmobiliaria desde hace algunos años, cuando se comenzó a avizorar la llegada de conectividad, y aún no cuenta con Planes de Desarrollo o de Ordenamiento territorial en fase de implementación, ante el inminente crecimiento económico que se avecina. Si bien cuando se promocionó la construcción de esta nueva vía de transporte, de lo primero que se agarraron fue que va a generar mano de obra para las comunidades, pero, ¿por cuánto tiempo?, ¿durante la construcción de la obra?, y ¿después?, ¿qué otros beneficios quedan para la comunidad, aparte de la conexión más rápida?
Asimismo, es cierto que en esta obra también se han desplegado numerosos relevamientos de biodiversidad para, de cierta forma, tomar las mejores decisiones en cuanto al diseño de los trazados y de manera a implementar las medidas de mitigación o compensación más eficientes y justas para las partes afectadas, pero ¿fueron estas medidas suficientes?, ¿se divulgan los resultados para la comunidad no científica o la misma comunidad científica?, ¿bajo qué rigor se realizan las actividades de monitoreo y con qué experiencia? Entonces, a partir de esta reflexión, ¿realmente los caminos nos dan las mejores oportunidades a todos? Realmente espero que no sea solamente para dar conectividad entre dos océanos y que se nos utilice como lugar de paso, únicamente.
Siguiendo con ese recurrente pensamiento, hago hincapié en que la ciudad de Carmelo Peralta debe aprovechar la posición estratégica en el actual sistema logístico que se plantea en el Conosur, para beneficiarse de los emergentes modelos económicos que se basen en la conservación de la naturaleza y el desarrollo sostenible, pero que involucre a las comunidades locales en las cadenas de valor a largo plazo, incluyendo a la biodiversidad en los cálculos y estudios de factibilidad, fundamentado en asegurar la viabilidad de los ecosistemas y sus especies asociadas, teniendo en cuenta que estos recursos naturales son la base de la economía, así como la fuente de atractivos focales de las ofertas turísticas y los medios de vida de varios Pueblos indígenas, un modelo económico con gran potencial que debe ser aprovechado.
Veamos cómo nuestros vecinos brasileros, ya se encuentran capacitando guías de turismo locales para generar mano de obra y disponibilizar servicios turísticos gracias a las especulaciones que trae la construcción de este corredor, junto con el puente que unirá ambos países. A este ritmo, la ciudad de Carmelo Peralta quedará como un sitio de descanso de camiones de carga y tal vez se convertirá en una zona comercial informal, una más en el territorio nacional. En esta zona existen comunidades indígenas que defienden su cultura y patrimonio natural que merecen ser atendidos, y en casos con reclamos territoriales ancestrales. Aún se está a tiempo de realizar un golpe de timón y exigir la misma cantidad de oportunidades de estos proyectos de desarrollo.
A través del ejemplo, no solamente Carmelo Peralta prosperará, si no que las demás ciudades ribereñas tienen mucho que ofrecer a través del Turismo de naturaleza, el Etnoturismo y el Turismo rural, debido a los atractivos culturales e históricos que albergan, sin negar los llamativos paisajes y la fauna asociada al Río Paraguay que poseen. Si solo utilizásemos estos recursos naturales y este acervo cultural, y comenzásemos a rescatar y revalidar las toponimias podríamos estar cumpliendo con varios objetivos que nos lleven a revalorar lo autóctono, generar apropiación y arraigo, y fomentar nuestra autoestima.
*Con colaboración especial de Rebeca Irala Melgarejo
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