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Opinión

La tormenta que se avecina

Alberto Yanosky.

Alberto Yanosky.

Este pasado 4 de noviembre se lanzó en el marco del Conferencia de las Partes número 26 en Glasgow, el Informe sobre la Brecha de Adaptación 2021 con el título “La tormenta que se avecina”, informe ya tradicional de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Los Informes sobre la Brecha de Adaptación también conocidos en inglés como los Gap Adaptation Report, es ya una contribución conocida y ampliamente utilizada que lanza el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

En este año y como el del año anterior, tuve el enorme placer de participar como miembro del comité directivo, con un grupo internacional de expertos de gran calibre con quienes interactuamos, consensuamos, acordamos, sobre cuál es la información técnica y científica que tenemos para poder hacer un balance y dar pautas certeras para una hoja de ruta que nos lleve a una adaptación plena ante los cambios climáticos. Resta destacar el enorme honor de estar rodeado de estas grandes personalidades mundiales. Y vamos a algunos de los hallazgos que nos permitan mirarnos un poco adentro y ver cómo estamos nosotros en este enorme desafío de adaptarnos y de adelantarnos a lo que se nos avecina.

Nuestro trabajo encontró que mientras las políticas y la planificación están creciendo para la adaptación al cambio climático,la financiación y la ejecución están todavía muy por detrás de lo que deberían, no hemos invertido ni comprometido lo suficiente para lograr la tan ansiada adaptación. Además, el informe encuentra que la oportunidad de utilizar la recuperación fiscal de la pandemia COVID-19 es una vía que no debemos dejar de aprovechar y priorizar el crecimiento económico verde que también ayude a las naciones a adaptarse a los impactos climáticos como las sequías,las tormentas y los incendios forestales, luchas en la que cada día vemos que estamos perdiendo en gran medida.

“A medida que el mundo espera redoblar los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los esfuerzos no han sido lo suficientemente fuertes en ningún lugar, y así también debe mejorarse contundentemente las acciones para adaptarse al cambio climático ”, dijo Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA. Sabemos ya que, si incluso hoy reducimos a cero las emisiones de gases de efecto invernadero, los impactos del cambio climático nos acompañarán durante muchas décadas. Ello nos lleva a considera que, para lograr la ambición de adaptarnos, el financiamiento y la implementación para reducir significativamente los daños y pérdidas por el cambio climático, ya deberían estar ocurriendo a escala global y pensando en quienes están en mayores condiciones de vulnerabilidad.

Definitivamente, la financiación de la adaptación sigue siendo débil y las promesas actuales en virtud del Acuerdo de París apuntan a un calentamiento global de 2,7 ° C para finales de siglo.Incluso si el mundo limita el calentamiento a 1,5 ° C o 2 ° C, como se describe en el acuerdo, muchos riesgos e impactos climáticos van a permanecer. Si bien una fuerte mitigación es la mejor manera de reducir los impactos y los costos a largo plazo, aumentar la ambición en la adaptación, en particular para el financiamiento y la implementación, es fundamental. El informe encuentra que los costos de adaptación probablemente se encuentran en el extremo superior de un estimado de USD 140-300 mil millones por año para 2030 y USD 280-500 mil millones por año para 2050 solo para los países en desarrollo.

El financiamiento del clima que fluye hacia los países en desarrollo para la planificación e implementación de la mitigación y la adaptación alcanzaron USD 79.6 mil millones en 2019. En general, los costos estimados de adaptación en los países en desarrollo son de cinco a diez veces mayor que los actuales flujos de financiación pública para la adaptación, y la brecha se está ensanchando. Evidentemente, se está perdiendo la oportunidad de COVID-19

Se han desplegado USD 16,7 billones de estímulo fiscal en todo el mundo, pero solo una pequeña parte de esta financiación se ha centrado en la adaptación. Menos de un tercio de los 66 países estudiados financiaron explícitamente medidas de COVID 19 para abordar los riesgos climáticos hasta junio de 2021. La deuda, combinada con la disminución de los ingresos públicos, puede obstaculizar el gasto público futuro en adaptación, particularmente en los países en desarrollo.

Sin embargo, hemos identificado algunos avances en la planificación y la implementación. Si bien la evidencia preliminar sugiere que los procesos de desarrollo del Plan Nacional de Adaptación se han interrumpido por la pandemia de COVID-19, se están logrando avances en las agendas nacionales de planificación de la adaptación.Alrededor del 79% de los países han adoptado al menos una planificación de adaptación a nivel nacional con instrumentos como un plan, estrategia, política o ley. Este es un aumento del siete por ciento desde 2020.El nueve por ciento de los países que no cuentan con un instrumento de este tipo están en proceso de desarrollar al menos uno. Al menos el 65% de los países tienen uno o más planes sectoriales en vigor, y al menos el 26% tienen uno o más instrumentos de planificación subnacional.

Mientras tanto, la implementación de acciones de adaptación continúa creciendo lentamente. Los diez principales donantes financiaron más de 2.600 proyectos con un enfoque principal en la adaptación entre 2010 y 2019. Los proyectos también son cada vez más grandes,con más proyectos que atraen fondos superiores a USD 10 millones.

Necesitamos más acción y Paraguay no se queda exento de esta necesidad. Vimos durante la COP26 cómo la opinión pública y el compromiso de algunos liderazgos nacionales pueden mover la aguja para un lado o para el otro. A pesar de este progreso que se encuentra el informe, se necesita más ambición en el financiamiento y la implementación. El mundo necesita aumentar la financiación pública para la adaptación, mediante la inversión directa y superando barreras a la participación del sector privado el cual debe comprometerse y no buscar excusas para no participar. Se está implementando una implementación más y más sólida de las acciones de adaptación, y es necesario más acción para evitar quedarse atrás en la gestión de los riesgos climáticos, especialmente en los países en desarrollo como el nuestro.

El mundo también debe considerar escenarios climáticos de alto nivel proyectados por el Sexto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático.  El informe también encontró que los gobiernos deberían utilizar la recuperación fiscal de la pandemia para priorizar intervenciones que logren tanto el crecimiento económico como la resiliencia al cambio climático. Deberían configurar enfoques integrados de gestión de riesgos y establecer marcos flexibles de financiación de desastres. Las economías también deberían ayudar a los países en desarrollo a liberar espacio fiscal para COVID-19 verde y resistente.

El informe se puede encontrar en https://www.unep.org/es/resources/informe-sobre-la-brecha-de-adaptacion-2021

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