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¿Cómo transformar la ansiedad de fin de año en una oportunidad para crecer?

Brindis en Año Nuevo. Foto referencial.

Brindis en Año Nuevo. Foto referencial.

La sensación por sentir que llegó fin de años y no cumplir con las metas y promesas que nos autorealizamos cada año nuevo, suelen estar acompañadas de sentimientos de baja autoestima, ansiedad y otros sentimientos que afectan a nuestro desempeño diario.

Sin embargo, en casos de personas que ya tienen antecedentes como depresión y otras patologías relacionadas a la salud mental, esto podría ser un desencadenante para sufrir crisis de ansiedad, entre otros problemas que podrían ser moderados a graves.

En una entrevista exclusiva con El Nacional, la psicóloga Irma Samudio abordó el impacto emocional que genera la llegada del fin de año, un período que para muchas personas puede estar cargada de sentimientos de cierre, presión y ansiedad. Destacó que, si bien es natural experimentar estas emociones, también es posible transformar esta etapa en una oportunidad para replantear nuestras prioridades y construir una visión más positiva de la vida.

–  ¿Por qué el fin de año genera tantas emociones encontradas en las personas?

– El fin de año representa un cierre simbólico para la mayoría de nosotros. Aunque sabemos que la vida sigue, psicológicamente solemos asociarlo con una despedida. Este período nos lleva a evaluar qué logramos y qué quedó pendiente, lo que puede generar presión para cumplir con los objetivos que nos propusimos. En algunos casos, esta evaluación puede desencadenar estados de ansiedad, especialmente cuando sentimos que no hemos cumplido con lo esperado.

– ¿Qué factores influyen para que algunas personas vivan este período con mayor ansiedad que otras?

– Hay varios factores. Por un lado, está la percepción de las metas no alcanzadas, que puede generar una sensación de fracaso. Por otro, las comparaciones con los logros de otras personas, algo muy común en la era de las redes sociales, incrementan esta presión. También influyen el cansancio acumulado del año y las expectativas impuestas por la sociedad o incluso por nuestras propias familias.

– ¿Qué recomendación daría a quienes sienten esta presión tan marcada al final del año?

– Lo más importante es ser compasivos con uno mismo. Es natural no haber cumplido con todo lo que nos propusimos. En lugar de enfocarnos en lo que no logramos, deberíamos reconocer los avances que sí hicimos, por pequeños que sean. Además, este período puede ser un buen momento para preguntarnos qué es lo realmente importante en nuestra vida y qué cosas nos están frenando.

– ¿Cómo podemos transformar este sentimiento de cierre en algo positivo?

– Ver el fin de año como una puerta a lo que sigue, en lugar de un final, puede ser un ejercicio muy liberador. Es importante plantearnos qué queremos para el próximo año, no como una lista rígida de metas, sino como un conjunto de intenciones realistas y flexibles. Esto nos ayuda a reducir la presión ya vivir de manera más plena.

– Finalmente, ¿qué mensaje daría a quienes creen que este año no era lo que esperaban?

– Les diría que el valor de un año no se mide solo en términos de logros tangibles. Cada experiencia, incluso las más difíciles, nos deja aprendizajes. El fin de año no es un examen final, sino una oportunidad para reflexionar, agradecer lo vivido y proyectar lo que queremos construir. La clave está en dejar de lado las comparaciones y enfocarnos en lo que nos hace felices y nos permite crecer.

Samudio concluyó con una invitación a que todos aprovechemos este momento para conectar con nuestras emociones y valorar el camino recorrido, más allá de los resultados. “La vida es un proceso continuo, y cada día tenemos la oportunidad de escribir una nueva página”, cerró con optimismo.

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