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El bosque que perdió San Vicente: “Una desgracia para el barrio y para los asuncenos es esto”
Antes y después del sitio que daba frescor y sombra al barrio San Vicente. Foto: El Nacional.
Una tragedia ambiental sacude al barrio San Vicente de Asunción, en su límite con Barrio Obrero, donde se realizó la tala de 117 árboles en un espacio que los vecinos llamaban “El Bosque de San Vicente”, considerado el último pulmón verde de la zona. La remoción de este ecosistema se realizó para dar paso al supermercado Box Mayorista, pese a que en los alrededores ya existen varios de estos establecimientos.
Desde El Nacional conversamos con la abogada y activista Rosa Martínez de Vacchetta, quien califica la situación “como una desgracia para el barrio y todos los asuncenos”, al tiempo de denunciar irregularidades en el proceso de obtención de la licencia ambiental y los permisos municipales, señalando que hubo un evidente falseamiento de datos.
“Es una práctica evidente y palpable tanto en el legajo del Mades como en el municipal”, subrayó Martínez. La activista explicó que en el Estudio de Impacto Ambiental se declaró que “a mil metros a la redonda no existía ningún curso hídrico”, cuando el Departamento de Recursos Hídricos comprobó que el proyecto está ubicado a solo 20 metros del arroyo Ferreira. “Esta negación de la existencia del arroyo no es un error, es una omisión intencionada para que el bosque no fuera reconocido como un área de protección del curso hídrico”, afirmó.
Además del daño ambiental, los vecinos ya sienten el impacto en su calidad de vida. Según Martínez, el área, que era fresca y agradable, ahora se percibe árida y calurosa. “Lo que era sinónimo de frescura y sombra ahora es un sitio abrasador”, lamentó. La tala de árboles también afectó el paisaje, transformando el espacio en un terreno inhóspito y vacío, cuya imagen, con el nuevo supermercado en construcción, “parece un cementerio”.
El arroyo Ferreira, que recoge aguas de diversas zonas de Asunción, dependía de este bosque para mitigar el riesgo de inundaciones, ya que el área verde actuaba como una “esponja natural”, absorbiendo hasta 14 millones de litros de agua de lluvia al año. “Cuando esa superficie se impermeabilice, el raudal se acelerará, y cada lluvia será un riesgo de inundación para todos nosotros”, advirtió.
Además de los efectos ecológicos, el impacto social preocupa a los vecinos, pues el bosque era el último espacio de tamaño considerable que podía convertirse en una plaza comunitaria. “El barrio San Vicente está viendo un auge de construcciones en altura, y los habitantes respiraban por este pulmón verde que ahora nos arrebataron”, agregó. La activista cuestionó la permisividad municipal ante esta situación: “¿Van a seguir metiendo cemento en altura aun cuando nos han quitado el único pulmón para respirar?”
Martínez también destaca el efecto negativo en el arroyo, cuyas orillas frágiles estaban aseguradas por las raíces de los árboles, que ahora serán reemplazadas por un estacionamiento subterráneo. “Las raíces de esos árboles eran los tentáculos que sostenían esta parte del arroyo. Sin ellos, y con más cemento en su lugar, el colapso del aire que respiramos en Asunción se agrava”, señaló.
La comunidad, con el apoyo de organizaciones ambientales, ha presentado una denuncia ante el Ministerio Público y espera que las autoridades realicen una investigación exhaustiva sobre el caso. “Esta lucha será larga”, dijo Martínez, recordando que un proceso similar en Villarrica llevó quince años para revertirse. “Pero nosotros resistiremos porque este espacio no debería haberse perdido”.
Finalmente, Martínez consideró como una “burla” las medidas de mitigación propuestas por Cynthia Guerreño, de la Dirección de Recursos Hídricos, que incluyen la reforestación en un área conocida como Pozo Favorito. Según la abogada, “los árboles no pueden crecer en ese lugar porque es un tubo de cemento, un entubado del arroyo Ferreira, sin suelo natural ni condiciones para desarrollarse”.
La destrucción del Bosque de San Vicente representa, para los vecinos, un golpe irreversible al ambiente y a su calidad de vida, que llevará años revertir si no se toman medidas urgentes para frenar este tipo de autorizaciones y proteger los espacios verdes que quedan en Asunción.
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Vicente Espínola
4 de noviembre de 2024 at 11:26
FUERON TALAFOS NADA MENOS QUE 117 ÁRBOLES ADULTOS???
Y CÓMO CONSIGUIERON SEMEJANTE TERRIBLE DESTRUCCIÓN DE ESE MEDIO AMBIENTE???
ACASO SE PROCEDIÓ EN UN LUGAR LEJANO Y DESIERTO, POR ESO NADIE VIÓ NI SE PERCATÓ, SE MOVIÓ PARA EVITAR EL DESASTRE QUE SE ESTAVA COMETIENDO…???
PODEMOS INFERIR QUE LA POBLACIÓN DEL BARRIO SAN VICENTE, SE MERECÍA ESE CASTIGO???
Vicente Espínola
4 de noviembre de 2024 at 11:28
Porqué borraron mi comentário?