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Nacionales

Recursos fitogenéticos, ¿seremos capaces de revertir la pérdida de biodiversidad nacional?

Ananas ananasoides o piña silvestre. Foto: Lidia Pérez de Molas.

Ananas ananasoides o piña silvestre. Foto: Lidia Pérez de Molas.

POR Alberto Yanosky
Biólogo y conservacionista.

La riqueza natural del Paraguay siempre ha llamado la atención, diferentes especies, adaptaciones, formas y colores que seguramente responden a la diversidad de paisajes que tenemos, desde bosques en diferentes tipos hasta pastizales y sabanas, humedales, serranías y grandes ríos. Recientemente, nos visitó en Paraguay para un encuentro en la Sociedad Científica, el Dr. Braulio Días, quien además de ser un ser humano “valé” tiene una trayectoria en la conservación de la biodiversidad que va desde ser académico, conservacionista y haber integrado diferentes instancias políticas. Su conferencia en la Sociedad Científica abordó precisamente el tema sobre si seremos capaces de revertir la pérdida de biodiversidad. Y precisamente esta es la discusión global, cómo haremos para revertir la pérdida y lograr que la misma se recupere.

Necesitamos que se recupere porque la biodiversidad provee servicios ecosistémicos de soporte como la formación de los suelos, el reciclaje de nutrientes, y la producción primaria, pero además es parte intrínseca de nuestro bienestar al proveer alimentos, medicinas, vestimenta, abrigo, y esos servicios ecosistémicos, además, nos brindan seguridad y salud, a medida que degradamos la biodiversidad aumentan los problemas sanitarios y emergen enfermedades. Muchos de nuestros cultivos que se mejoran día a día, traen paradójicamente asociado una pérdida de la diversidad genética nativa que les dio origen, y estamos rodeados de algunas de ellas como el manduvi o mani, el ky’ỹi o ají, el ka’a he’ê o estevia, el arasa o guayaba , la piña silvestre, el mburukuja o maracuyá, la vainilla silvestre, el yaracatiá, solo por mencionar algunas especies de la flora nacional. Todos los referentes silvestres de estas especies tan utilizadas comercialmente a nivel mundial podrían perderse si no restauramos la biodiversidad.

Arachis o manduví silvestre. Foto: Lidia Pérez de Molas.

Muchos de nuestros ambientes naturales están desapareciendo o se están degradando, la pérdida de las relaciones entre las especies parece preceder a la pérdida de las especies en sí, y la carencia o empobrecimiento de estas relaciones degrada los ambientes naturales. Una planta que necesita de las abejas para la polinización, o semillas que requieren ser ingeridas por un ave o un mamífero, son relaciones sencillas que nos ilustran, desaparece alguna de ellas y el equilibrio se desbalancea y la naturaleza se empobrece, haciendo sistemas de relaciones que son muy complejas en sistemas simples, desde el punto de vista de la naturaleza, una plantación o cultivo, sea de eucaliptos o de soja, son sistemas con recursos naturales que interactúan que son mucho más sencillos que los sistemas naturales.

Y a veces con un ser viviente con el cual no tenemos ninguna relación aparente es más difícil explicar la importancia de su existencia (como un mosquito o una garrapata), pero cuando hablamos de especies que nos visten, nos dan alimento o nos dan seguridad, es más fácil entender, y gracias al excelente material de Lida Pérez de Molas, vamos a mencionar e ilustrar algunos de ellos, que de no hacerse algo para parar la pérdida y degradación de la biodiversidad, seguramente muchos de nosotros ya no lo conocerán y menos aún las generaciones venideras.

La vainilla

Pocos saben de la vainilla más que recordar su aroma y sabor, pero la Vanilla angustipetala es una vainilla de nuestra flora, es una orquídea trepadora que se encuentra con una alerta, ya que está sujeta al comercio internacional. O que la piña o ananá, es una bromeliáca y que tenemos muchos parientes silvestres, solo mencionar a la bromelia ananás Ananas anannassoides, cuyo fruto es muy apetecible y consumido; he conocido personas que no habían asociado esa planta ornamental con la piña que compraban para su consumo, una vez más disociación entre la biodiversidad que nos da alimento y nuestras vidas cotidianas. La Arachis pflugeae es el maní o manduvi silvestre que puede pasarnos desapercibido, género que alberga más de 70 especies de esta leguminosa de importancia culinaria e industrial, pero que siempre acompaña nuestras ricas cervezas.

El tarope’i es una hierba nativa de uso medicinal característica de los campos cerrados, muy valorada para paliar problemas en la salud como muchos otros elementos de nuestra flora, o el caso del jakaratia o papaya (mamón) (Jacaratia speciosa) del bosque que no solo brinda una excelente fruta, sino que también ha sido patentada porque su madera podría ser un sustituto de la carne (carne de madera), o la mandioca o madi’o silvestre, Manihot hunzikeriana, un pariente de la mandioca o yuca que tanto consumimos.

Vanilla angustipetala o vainilla silvestre. Foto: Lidia Pérez de Molas.

Estos son algunos de los ejemplos de estos recursos que consumimos consciente o inconscientemente, pero que además son los reservorios “duros”, nativos de las especies mejoradas que se industrializan en muchos casos. Tenemos la enorme responsabilidad de asegurar su perpetuidad, y estos son apenas unos ejemplos de especies, que va mucho más allá, ya que para muchas especies de la flora tenemos una diversidad genética expresada en variedades, que se han ido perdiendo por la homogenización de los productos que consumimos, sirva solo ejemplo del maíz y de la mandioca, de los que ya hablaremos más adelante.

Jacaratia o mamón silvestre. Foto: Lidia Pérez de Molas.

Jacaratia o mamón silvestre. Foto: Lidia Pérez de Molas.

Se agradece a Lidia Pérez de Molas pro el aporte fotográfico y por mantener vivo el afán por difundir y conservar nuestra biodiversidad.

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