Tras consulta, pediatra descubre moretones que una parvularia dejó a un niño

Una madre estaba preocupada por los hematomas que observó en el cuerpo de su hijo menor, en edad escolar parvularia y con dificultades para articular sus palabras. Tras derivar a su pediatra, el profesional descubrió que se trataba de secuelas por la presión ejercida de las manos de un adulto, quien resultó ser su propia maestra.

“Hoy recibí en mi consulta a una madre visiblemente preocupada por unos hematomas que aparecían de forma recurrente en el brazo de su hijo pequeño. Al examinarlo con detenimiento, me di cuenta de que estos hematomas no eran producto de un juego brusco o una caída accidental. Se trataba de marcas claras de una presión ejercida por las manos de un adulto, específicamente por la profesora a cargo del grupo de educación parvularia. Según lo que pude recabar, la docente lo sujetaba con fuerza y lo sacudía violentamente como castigo por no seguir la orden de mantenerse en silencio”, señaló en X el doctor Robert Núñez, quien descubrió la situación.

El profesional destacó que este tipo de actos son completamente inaceptables en cualquier contexto, pero son aún más graves cuando provienen de alguien que, supuestamente, ha sido formado para cuidar, proteger y educar a los niños. “Lo más alarmante de este caso es que el pequeño, debido a dificultades en el habla, no pudo verbalizar lo que le estaba sucediendo, lo que podría haber prolongado esta situación de maltrato si no se hubieran notado las señales físicas”, lamentó el profesional.

Tras el diagnóstico y proporcionar las atenciones necesarias, el médico ayudó a la madre a realizar la denuncia correspondiente ante las autoridades competentes. El mismo pidió que este tipo de abusos no queden en el silencio, y más aún cuando se trata de personas que tienen una posición de poder y confianza sobre los más indefensos.

“Quiero hacer un llamado a todos los padres y madres: revisen a sus hijos con regularidad, no solo por su bienestar físico, sino también por su seguridad emocional. Si notan cualquier signo fuera de lo común, como marcas en el cuerpo, cambios en el comportamiento, o si simplemente algo no parece estar bien, no duden en indagar y preguntarles qué sucede. Los niños, especialmente los más pequeños, no siempre tienen la capacidad de expresar verbalmente lo que viven, pero sus cuerpos y actitudes pueden hablar por ellos”, alertó el médico.

“Es extremadamente triste y preocupante que algunos niños puedan llegar a asociar sus primeros recuerdos en la escuela con el dolor y el miedo, en lugar de con la alegría y la curiosidad natural que debe caracterizar esa etapa de sus vidas. Ningún niño debería experimentar el miedo o la violencia, y ningún adulto, bajo ninguna circunstancia, tiene el derecho de levantar la mano contra un niño”, remarcó.