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Nacionales

Los anfibios, sensibles indicadores de la calidad ambiental

Scinax fuscovarius. Foto: Carlos Ortega

Scinax fuscovarius. Foto: Carlos Ortega

POR Alberto Yanosky
Biólogo y conservacionista.

Los anfibios, como las ranas, los sapos, los escuerzos y otros que no tenemos en nuestra región como las salamandras y los tritones, desempeñan un papel vital en los ecosistemas naturales y urbanos debido a su posición en la red alimentaria y su sensibilidad a los cambios ambientales. Precisamente es lo que necesitamos, indicadores que nos vayan informando de los cambios que se dan en el ambiente y que muchas veces no los percibimos, hasta que cuando nos damos cuenta es tarde y el costo de reparación o restauración es demasiado alto.

Como siempre, la motivación para escribir fue gracias al apreciado Carlos Ortega, quien me compartiera bellísimas fotos de anfibios tomadas en el Parque Nacional Ybycuí, en el Departamento Paraguarí. Gracias a Carlos por compartirlas y motivarme a hablar de este increíble grupo faunístico. Los anfibios se presentan como ranas, sapos y escuerzos, y hemos hablado de ellos. Hay un grupo de anfibios que se conocen con el nombre de cecilias, parecidas a lombrices, otros las confunden con culebras, pero que son anfibios ápodos (es decir, sin patas).

En los ecosistemas naturales, los anfibios son depredadores, ya que se alimentan de diferentes animales, desde invertebrados hasta pequeños vertebrados, pero también son presas clave, ya que sirven de alimento para muchas especies. Las ranas y sapos ayudan a controlar las poblaciones de insectos, ya que muchos anfibios se alimentan de una gran variedad de insectos, incluidas especies de plagas que pueden afectar la agricultura humana y propagar enfermedades. Sus estadios larvales suelen consumir algas, o sea que al principio de su ciclo son herbívoros, ayudando a mantener el equilibrio de los ecosistemas acuáticos. Como presa, los anfibios son una importante fuente de alimento para una variedad de depredadores, incluidos aves, peces, mamíferos y reptiles.

Quizás sea esa característica de un inicio de ciclo ligado al agua con las larvas o renacuajos y con branquias, aletas y colas, para luego desarrollarse en un animal más terrestre, con patas, pulmones, adoptando habilidades para caminar, trepar y saltar, que lo hace tan clave en los ambientes. Esto hace que los anfibios también, como otros elementos de la biodiversidad, sean indicadores importantes de la salud ambiental. Su piel permeable los hace especialmente sensibles a los contaminantes y a los cambios en el medio ambiente, como la presencia de pesticidas o metales pesados. Esto significa que los cambios en las poblaciones de anfibios pueden indicar problemas ambientales más amplios que eventualmente pueden afectar a otras especies, incluidos los humanos.

En las zonas urbanas, los anfibios pueden contribuir a la biodiversidad y ayudar en el control de plagas. Los humedales urbanos y los espacios verdes que sustentan la vida de los anfibios también pueden brindar oportunidades educativas y recreativas para los residentes de la ciudad, fomentando una conexión con la vida silvestre local y creando conciencia sobre la importancia de la conservación. Crear espacios de humedales, que combinen lo húmedo con lo seco, como así también diferentes microambientes, permitirá nuestra coexistencia con los anfibios, y nos permitirá apreciar y valorar mucho más su presencia.

Además, los anfibios tienen un papel importante en la investigación científica y la medicina. Muchas especies se han utilizado en estudios sobre el desarrollo, la fisiología y las enfermedades, y se han explorado compuestos derivados de la piel de los anfibios por sus posibles propiedades medicinales.

En general, la importancia ecológica y biológica de los anfibios es enorme, y su presencia tanto en áreas naturales como urbanas es un signo de un ecosistema saludable y funcional. Es nuestra responsabilidad hacer posible la coexistencia de ambos, nosotros los humanos con los anfibios, y poder seguir disfrutando de sus vocalizaciones, y de su gran actividad durante e inmediatamente posterior a las precipitaciones, indicándonos que como para muchas otras especies que sustentan la vida en el planeta, el agua y la lluvia, son claves para reproducirse y mantener poblaciones viables. Agradezco a Carlos por compartir algunas especies de nuestra “batracofauna”, ya que también se los conoce como batracios, a los anfibios. Las fotos son una pequeña muestra de rica fauna que alberga Paraguay.

Agradecimientos especiales a Carlos Ortega por las imágenes y a Cristhian Báez por las identificaciones.

  • Leptodactylus labyrinthicus. Foto: Carlos Ortega

    Leptodactylus labyrinthicus. Foto: Carlos Ortega.

  • Leptodactylus latrans. Foto: Carlos Ortega

    Leptodactylus latrans. Foto: Carlos Ortega.

  • Scinax sp. Foto: Carlos Ortega.

    Scinax sp. Foto: Carlos Ortega.

  • Leptodactylus labyrinthicus. Foto: Carlos Ortega

    Leptodactylus labyrinthicus. Foto: Carlos Ortega.

  • Foto: Carlos Ortega

    Foto: Carlos Ortega.

  • Trachycephalus typhonius. Foto: Carlos Ortega.

    Trachycephalus typhonius. Foto: Carlos Ortega.

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