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Las langostas, saltamontes o nuestros “tuku”

Staleochlora pulchella. Foto: Lidia Pérez de Molas.

Staleochlora pulchella. Foto: Lidia Pérez de Molas.

POR Alberto Yanosky
Biólogo y conservacionista.

Dentro de los invertebrados existe un grupo de insectos ortópteros que pertenecen a las familias de los romáleidos y los acrídidos, a los que conocemos como langostas, saltamontes o por las influencias más mexicanas, los famosos “chapulines”. A algunos de estos chapulines se los come en el país del norte, y realmente son muy sabrosos. A estos insectos los conocemos con el nombre de tuku o tukura en idioma guaraní. Y escribo sobre estos increíbles insectos, motivado por la sugerencia y las fotos de Lidia Pérez de Molas y el acompañamiento para la identificación sistemática que tan gentilmente nos dan Sergio Ríos y Bolívar Garcete; a los tres mis agradecimientos.

Estos insectos son conocidos por sus habilidades para el salto y los característicos sonidos de gorjeo producidos por los machos de muchas de las especies que están en estas familias. Los miembros de estas langostas son principalmente herbívoros y se alimentan de una gran variedad de plantas, lo que a veces puede convertirlos en importantes plagas agrícolas. El tuku o langosta, normalmente verde, amarillo o amarronado, es muy herbívoro, muy voraz y por ello cuando están en grandes números, pueden afectar cultivos (de maíz, poroto o mandioca) en una sola noche. En fechas especiales de feriados, cuando los parientes citadinos van al campo a visitar sus parientes, no reímos de los tuku karu; expresión que se atribuye a los estos que vienen de visita, comen todo lo que se les ofrece y no conforme con ello, se llevan insumos de la finca para la ciudad, aprovechando la hospitalidad de la gente de campo.

Se encuentran en una variedad de hábitats, desde pastizales hasta bosques, y sus poblaciones pueden verse influenciadas por factores como el clima, la depredación y la disponibilidad de fuentes de alimento. El manejo de las poblaciones de estos insectos, especialmente cuando se convierten en plagas, implica una combinación de métodos. El seguimiento de los niveles de población es crucial para determinar la necesidad de medidas de control. El control biológico utilizando depredadores naturales, parasitoides y patógenos puede ser eficaz, y esto nos permite ser más amigables con el ambiente y con toda la biodiversidad que existe en su entorno, inclusive nosotros mismos, seres humanos. También se utiliza el control químico con insecticidas, pero debe manejarse con cuidado para minimizar el impacto ambiental y el desarrollo de resistencias.

Si bien algunas especies de saltamontes y langostas son abundantes e incluso problemáticas como plagas, otras pueden ser raras y necesitar conservación. La preservación del hábitat es clave para la conservación de estos insectos, especialmente para aquellas especies que tienen requisitos específicos de hábitat. Además, los esfuerzos de conservación pueden centrarse en mantener el equilibrio ecológico para garantizar que tanto las especies plagas como las que no lo son se mantengan bajo control sin causar daños indebidos al ecosistema. Sus hábitos alimentarios se caracterizan por basarse en la vegetación, algo que conocemos como fitofagia, es decir que las tuku son fitófagas.

En general, el enfoque de la ecología, el manejo y la conservación de las tukura es multifacético, lo que requiere una comprensión de sus roles en el ecosistema, los factores que influyen en sus poblaciones y los métodos disponibles para manejarlos y conservarlos. Si bien se parecen, no hay que confundirlos con los grillos, lo que se conocen en guaraní como kiju. Schistocerca es una langosta solitaria y como no se encuentra en grandes números, no causa graves problemas a la vegetación y es una de las langostas que pueden verse en parques y jardines en zonas urbanas. Hay registros de depredación por varias aves que son insectívoras.

Staleochlora pulchella es otra de las langostas y muy llamativa por cierto. Tropidacris collaris conocida como la langosta o tucura del quebracho o quebrachera es una de las preferidas por los entusiastas de insectos y terrarios, y en muchos lugares se la considera una plaga. El saltamontes o tucura perezosa (Xyleus discoideus) es de amplia distribución en las Américas, mientras que Zoniopoda omnicolor es una langosta muy llamativa por sus colores y el rojo en su cabeza que contrasta con el amarillo y verde. Esta langosta conocida como saltamontes arlequín, se lo ve en grupos que son familiares y expuestos al sol sobre la vegetación herbácea. Esta parece no ser muy dañina para los cultivos para el hombre, excepto para un caso con alfalfa.

Estas son algunas de las langostas, saltamontes o tuku con los que convivimos, obviamente que el uso de agroquímicos y la perturbación de la vegetación nativa tiene impactos en las poblaciones de estos insectos. Su conservación y control es una responsabilidad de todos.

  • Acrídido. Foto: Lidia Pérez de Molas.

    Acrídido. Foto: Lidia Pérez de Molas.

  • Schistocerca flavofasciata. Foto: Lidia Pérez de Molas.

    Schistocerca flavofasciata. Foto: Lidia Pérez de Molas.

  • Staleochlora. Foto: Lidia Pérez de Molas.

    Staleochlora. Foto: Lidia Pérez de Molas.

  • Tropidacris collaris. Foto: Lidia Pérez de Molas.

    Tropidacris collaris. Foto: Lidia Pérez de Molas.

  • Xyleus discoideus. Foto: Lidia Pérez de Molas.

    Xyleus discoideus. Foto: Lidia Pérez de Molas.

  • Tropidacris collaris. Foto: Lidia Pérez de Molas

    Tropidacris collaris. Foto: Lidia Pérez de Molas

  • Zoniopoda omnicolor. Foto: Lidia Pérez de Molas.

    Zoniopoda omnicolor. Foto: Lidia Pérez de Molas.

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