Nacionales
Carnívoro, controlador de plagas y comunal
Piririta observando posible presa. Foto: Carolina Vazquez.
Quizás una de las aves más comunes en las zonas rurales y no tan rurales, o más bien suburbanas, es la piririta o pirincho (también pilincho), cuyo nombre científico es Guira guira, así que más pedir como denominación hace real referencia a “ave o pájaro” en lengua guaraní. Recordemos que luego del latín y el griego, el guaraní ha sido una lengua que ha contribuido con la denominación científica de las especies. Es un ave de color amarillento y negruzco con blanco, de la familia de los cucúlidos, que suele andar en grupos en zonas abiertas, volando bajo y utilizando tranqueras y portones, alambrados y árboles o arbustos aislados que se encuentren en los pastizales y pasturas. Es un ave carnívora y nos “limpia” el campo de insectos, ranas, reptiles y roedores, según me dijera un conocedor del campo hace algunos años. Así que aquí ya tenemos una persona que claramente nos indica que es bueno tener al “pilincho” en el campo por lo cual deberíamos siempre tratar de mantener poblaciones saludables de este guyra y además, es una especie que quizás por ser común su presencia en ciertos momentos le ha significado a los pueblos originarios un mensaje claro. Para algunos puede significar visitas de extraños, o cambio del clima o alimentos en abundancia. Es claro que tienen una marcada voracidad y que cumplen una importantísima función reguladora en el ambiente.
Hace unos días conocí a una veterinaria joven y entusiasta que estaba muy orgullosa de sus piriritas en su campo de mboi cae y me pasó fotos que son las que ilustran este artículo, y para mi sorpresa, jamás había hablado de una especie común y con tanta importancia para nuestras vidas, nuestro bienestar y nuestros campos. Así agradecido a Carolina Vázquez por el aporte y la motivación. Este amigo del campo que su ausencia nos llama la atención, ya que siempre está, se presenta siempre con un copete despeinado, tiene un dorso oscuro que se nos presenta como rayado o estriado, el lomo o su espalda y la cola son blancos, la cola tiene tres tonalidades diferentes y la usa mucho para balancearse, y tiene un característico pico de color naranja.
Las piriritas gustan de asolearse en los niveles medios y superiores de los árboles y realmente se benefician tanto de los hábitats naturales como de los ambientes modificados, y hasta alguna información indica que dependen en gran medida de los seres humanos y sus actividades, posiblemente por el acceso al agua, las presas que atraen y posiblemente el alejamiento de los depredadores. Las piriritas se consideran aves agresivas y suelen acosas a otras aves, y dependiendo de la edad o la conformación de grupos pueden ser más o menos agresivas, y por lo general con especies de menor tamaño, inclusive a otras aves.
Las piriritas son marcadamente de hábitos gregarios, conviven habitualmente entre diez y veinte individuos, alimentándose en bandada, caminando en busca de sus presas, mientras que un miembro del grupo permanece vigilando desde la rama de un árbol o sobre una tranquera o alambrado, para avisar sobre la presencia de algún depredador. Suelen agruparse durante la época de nidificación, y varias hembras pueden depositar sus huevos en un mismo nido. Exhiben un raro sistema reproductivo poliginándrico con grupos que contienen varios machos y hembras reproductores, lo que ha permitido importantes pruebas de modelos de sesgo reproductivo. Las estrategias reproductivas de las hembras implican el abandono del grupo, la variación del tamaño de la nidada, la eyección de huevos y el infanticidio, entre otros. Esta ave forma grupos reproductivos que incluyen de tres a diez individuos y construyen sus nidos con palitos en donde colocan de tres a doce huevos juntos. Esta estrategia poco común aumentaría el éxito reproductivo en cada nido.
Los grupos que incluyen una sola pareja reproductora tienen un sistema monárquico donde la pareja dominante monopoliza la reproducción (tanto en la puesta de huevos como en la cría de las crías) mientras que los otros solo ayudan a la pareja en las tareas de cría, especialmente en el cuidado de los polluelos que aún están en el nido. La forma de cooperación todavía no es muy clara, ni tampoco cuáles miembros de la comunidad ayudan y cuáles son las ventajas que reciben al asistir al grupo durante las actividades reproductivas. Se sabe que estas aves han mostrado comportamientos muy particulares, ya que algunos de los pichones cuando crecen ayudan a sus padres a criar a la siguiente generación, y existe mucha cooperación, inclusive criando a otros pichones. Parece que los adultos emergentes obtienen experiencia que mejora su reproducción y se hacen dominantes luego de cooperar con la cría de otras aves durante tres o cuatro años, con la aparición de una mancha sobre cada ojo.
Aquí vemos cómo una especie común ha aportado al conocimiento científico y aún tiene mucho que aportar mediante las investigaciones científicas que podamos llevar a cabo, inclusive poniendo a prueba las creencias y conocimientos tradicionales de quienes las vienen observando y conviviendo con ellas.
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