Nacionales
Las aves en el antiguo Egipto
Diversidad de aves en los jeroglíficos. Foto: Alberto Yanosky.
Recuerdo de las clases de historia antigua y de la importancia que se le dio a Egipto como a otras culturas, y siempre soñé con poder pisar esas tierras, estar en las tumbas, ver las pirámides y recorrer el Nilo. Pues recientemente tuve esa oportunidad y grata fue la sorpresa de ver tantas aves en dicha cultura antigua, además de algunas aves en la naturaleza actual. Las aves desempeñaron un papel muy destacado en la cultura del antiguo Egipto, tanto en el sentido práctico como en la mitología. Estuvieron representados en el arte y los jeroglíficos y se asociaron con varios dioses y diosas. Por ejemplo, el halcón se asoció con el dios Horus, y la garza o ibis con Thoth.
Recorrer tumbas y templos del Antiguo Egipto, significa apreciar cómo los dioses que conformaban un panteón presentaban una gran diversidad de formas animales, desde la diosa-gato Bastet, pasando por Anubis, el dios chacal, o Sobek, representado con la cabeza de un cocodrilo del Nilo. Estos animales se encontraban presentes en el día a día de los egipcios, llegando a convivir de manera muy cercana con ellos. Y todos ellos hoy existen en el territorio africano.
Las aves también eran momificadas y ofrecidas a los dioses como ofrendas votivas. En términos prácticos, aves como los patos y gansos se cazaban para alimentarse, y sus plumas se usaban para diversos fines. Los antiguos egipcios observaban de cerca a las aves y su comportamiento, lo que influyó en su mitología y simbolismo en su cultura. Maat, hija del dios solar Re, se representaba por los antiguos egipcios como una joven tocada con una pluma de avestruz, y personificaba el orden cósmico y el equilibrio universal, tal como fueron concebidos por el dios Re en el principio de la creación.
Las garzas o ibis me llamaron muchísimo la atención, están en muchísimos jeroglíficos y era un animal sagrado para los egipcios y asociado con la sabiduría y la escritura a través del Dios Thoth, pero difiere mucho el tratamiento que le daban a un animal sagrado, al cual se lo veneraba y momificada como ofrenda; los animales se cazaban de la naturaleza para hacer estas ofrendas, y se han encontrado muchos de ellos (hasta millones de aves) lo que llevó a pensar que lo habían domesticado e industrializado, aunque hoy los hallazgos nos dicen que esto no fue así y los animales se extrajeron de la naturaleza. Esto se pudo realizar gracias a los estudios genéticos de la gran cantidad de garzas momificadas que se encontraron.
Y además podían identificar las diferentes especies, ya que mientras el ibis real era venerado, otras especies de íbices como el carunculado, tienen menos presencia en la cultura, quizás por ser aves migratorias y de paso que no están todo el año en el territorio egipcio, y así estaban más asociadas al dolor, la impureza y la tristeza. En muchos casos, la presencia de ciertas aves migratorias estaba asociada con las subidas y bajadas del Nilo, lo que afectaba directamente la producción agrícola y los modos de vida de las comunidades. La llegada de ciertas aves coincidía con la primavera y por ende con el período de cosecha, por lo cual eran considerados buenos mensajeros.
Otra de las aves que captó mi atención fue el halcón, en estatuas y en jeroglíficos. El halcón identificaba a Horus, Dios del Sol. Horus fue uno de los primeros y más importantes dioses del antiguo Egipto. Como halcón era un dios del cielo y del sol; como niño divino, era el hijo de Isis y Osiris. Horus era también el dios de la realeza y protector del rey.
La lechuza, o quizás un búho, es otra ave que he podido ver en los jeroglíficos. Esta ave es un símbolo sagrado de sabiduría, poder, visión, intuición y protección, el búho es el sonido y la letra m en el alfabeto jeroglífico del Antiguo Egipto.
Los buitres se ven en muchas de las evidencias que nos dejaron. Normalmente, se los ve con sus alas desplegadas. La investigación nos dice que se trata del buitre real, que simbolizaba la conexión entre las dos almas: la divina y la humana en el cuerpo encarnado; además de expresar numerosos aspectos positivos del alma humana, como el deseo de un mundo mejor, se le atribuían poderes de sanación sobre las enfermedades anímicas y nerviosas.
Más conozco, más me fascino con las conexiones de nuestras culturas y la naturaleza. Los animales han sido un componente común a todas las culturas a lo largo de la historia, presentes en leyendas y ritos, o como símbolo de espíritus y deidades. Las especies que aparecen en estas evidencias, como el ibis, el halcón, la lechuza o los buitres, se corresponden con las presentes en el territorio de esta increíble civilización. Quizás algunas de estas especies han ido desapareciendo o mermando su población, mientras que otras todavía habitan sus territorios originales o han visto desplazada su área de distribución. Los registros de cada cultura han contribuido enormemente al conocimiento de estas especies y, hoy en día, todavía se mantienen algunas de las leyendas que las persiguen.
En este viaje debo agradecer a un egipcio que nos acompañó, Mohamed Shebl (más conocido como Momo) y un gran conocedor de la cultura egipcia, Juan de Haro.
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