La vida en un albergue de IPS: entre la angustia de esperar noticias y el abrazo solidario

De por sí, la situación de tener un ser querido enfermo de gravedad que inevitablemente debe ser asistido en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) de algún hospital, es una situación tan triste para el paciente como para los familiares o amigos.

No solo la angustia de tener que esperar apenas dos veces en el día para recibir algún informe, sino, también las interminables horas que se debe esperar en el proceso.

Para los familiares y allegados de pacientes en los hospitales públicos, la angustia es doble, debido a que no solamente deben dejar de lado su trabajo y su ritmo de vida para estar durante las 24 horas pendientes de la persona enferma, sino que, además, los gastos son interminables.

Desde El Nacional, conversamos con Valeria, la madre de una pequeña niña internada en la UTI del Hospital Central del Instituto de Previsión Social (IPS), quien nos comentó que debe enfrentarse a muchas dificultades conviviendo en el albergue, aunque el ambiente de solidaridad y compañerismo, merman en cierta forma la angustia que viven.

Albergue para familiares en IPS. Foto: Gentileza.

IPS ni siquiera tiene lo básico: hasta guantes deben comprar

“Fácilmente, tenemos un gasto de 100 mil a 150 mil por día, todos los días tenemos que comprar pañal y guantes para ella. Un paquete de pañal en la farmacia, de 10 unidades, está a 45 mil, la caja de guantes está a 50 mil”, explicó.

La mujer comentó que muchas personas de bajos recursos acuden sin saldo y sin dinero para destinar a este rubro. El sistema actual de avisos es vía WhatsApp, es decir, necesitan mantenerse en conexión absoluta. Esto les motivó a juntar recursos para pagar un servicio de Wifi que les permite a todos mantener comunicados y, a la vez, pasar el angustioso tiempo.

“Ni hablar de los accesos, esta es la segunda vez que nos toca estar acá: para poder entrar a la hora de informes o visitas tenemos que hacer una vuelta que nos lleva a atravesar el lugar donde se hacen tomografías, un reloj donde marcan los médicos que entran, un ascensor de servicio, todo el pasillo de acceso a UTI de adultos, luego bajamos dos escaleras y ahí está una de las entradas. Cuando hay otro acceso que es mucho más directo donde no tenemos que atravesar todo eso, pero esa puerta está cerrada con cadenas casi todo el tiempo, solo se abre cuando va a entrar algún paciente y se olvidan de cerrar”, detalló la madre.

Albergue para familiares en IPS, mantienen la cocina limpia y ordenada. Foto: Gentileza.

Pero entra la angustia y el dolor, la solidaridad “le pone una curita” a la situación

Sin duda, los paraguayos podemos reclamar muchas cosas, pero es innegable que, ante las dificultades, la solidaridad y la unidad no se hacen esperar, es así que, una anécdota que nos comentó, si bien puede indignar a muchos, también es ejemplo de unión.

“Ayer por ejemplo el baño de los varones se arregló con plata que se juntó acá porque pidieron al hospital, no sé a quién ni como, pero pidieron varias veces y no recibieron respuestas. Entonces juntaron plata y talento los señores”, dijo.

Y continuó relatando que: “le metieron con todo a arreglar lo que hacía falta, un señor donó los materiales, otro donó su mano de obra , y así lograron recuperar el baño”.

“Acá desde que estamos se hicieron dos ollas populares, a 5.000 y a 10.000, pero eso se puede hacer porque hay un montón de donaciones entre los familiares otra vez”, sentenció.

Los momentos para los creyentes también están presentes, todos unidos en ese abrazo solidario y esperanzador, en ciertos momentos demuestran una tierna muestra de fe por medio de los rezos del santo rosario o de aquellas oraciones según la creencia popular de cada uno.

Al finalizar la visita, tanto Valeria, como los demás pacientes que están allí están de acuerdo con algo: pese a todo, agradecen contar con un espacio donde se refugian, comparten su pesar y se alientan entre todos con la esperanza de ir muy pronto a sus casas.

Albergue para familiares en IPS. Foto: Gentileza.