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Nacionales

En las Azores, un laboratorio para la biodiversidad

Montaña más alta de Portugal en las Islas Azores. Foto: Manuel Silveira.

Montaña más alta de Portugal en las Islas Azores. Foto: Manuel Silveira.

POR Alberto Yanosky
Biólogo y conservacionista.

Por razones laborales he estado en las Islas Azores la semana pasada y nuevamente tuve la oportunidad de disfrutar de la belleza natural, mucha vegetación, muchas aves, y mucho que aportar a la ecología y la biodiversidad en un ambiente extremadamente diferente al que estoy acostumbrado. Con los temas discutidos y lo que he visto me sentí en una clase práctica con todos los elementos. Son unas islas increíbles, nueve en total, con San Miguel a más de dos horas de vuelo desde Portugal continental, ya por su nombre la naturaleza tiene su rol, sea por error al creer haber visto grandes bandadas de azores que es un tipo de halcones, o bien por el color azul desde la distancia debido a su vegetación o por el liquen que brinda una tintura azul. Y todos los aprendizajes se hacen más interesantes de la mano de un local, y en mi caso debo reconocer que Manuel Silveira ha sido extremadamente gentil y motivador, no solo contándome la realidad de las islas, sino facilitándome el acceso a una gran cantidad de fotos.

Priolo, al borde de la extinción y en recuperación. Foto: Manuel Silveira.

Las islas pueden usarse como un ejemplo de biodiversidad y conservación, de ecología y aplicar los conceptos de teorías de islas, trampolines ecológicos y fragmentación. Aprendí que cuando fueron descubiertas, en las islas, los únicos mamíferos existentes eran los murciélagos, y no había serpientes. Si bien hoy en día hay una gran cantidad de animales introducidos y que están causando mucho daño, el principal problema son los roedores, los que se combaten constantemente. Aún no existen serpientes en las islas, como ocurre en otras islas del planeta. No solo la introducción de roedores ha traído problemas, la introducción de plantas también, y al recorrer las islas uno puede apreciar la gran cantidad de plantas que están invadiendo los pocos espacios naturales que quedan. Muchas de estas plantas se introdujeron con fines ornamentales, pero se han adaptado bien a las condiciones de las islas y hoy están afectando la vegetación nativa y compitiendo por el espacio. Las especies exóticas, si no son ornamentales, se combaten con los productores, quienes también necesitan el espacio para el ganado (vacuno principalmente) y los cultivos. Al recorrer las islas uno ve hortensias, azaleas, por doquier que embellecen el ambiente por sus flores; sin embargo, tienen un efecto sobre la vegetación nativa.

Otro de los aspectos que pueden ser usados para clases magistrales tiene que ver con la historia de una pequeña y bella ave endémica, asociada únicamente al este una isla (isla San Miguel, donde yo me quedé), y se trata del priolo o camachuelo de las Azores que fue combatido por mucho tiempo, ya que se la consideraba plaga afectando los cultivos, y llevándola al borde la extinción. Y con planes de conservación efectivos, la población se está recuperando. Una especie de ave exótica y común a nuestra región es el gorrión, que se encuentra muy asociado a los asentamientos humanos, pero que ocurre en una gran cantidad de individuos.

Cachalote, antes cazada hoy base clave del turismo. Foto Manuel Silveiro.

Un paisaje de islas o ambientes terrestres (con inclusión de ambientes acuáticos) en un inmenso mar, me hace acordar a los parches o islas de bosques en extensas sabanas o pastizales, es la primera impresión para alguien que viene de un país que no tiene costas marinas y es en gran parte mediterráneo. Un ambiente como las islas que nos parecen tan naturales, no son naturales realmente, tienen mucha intervención y lo que vemos es la intervención del ser humano, con especies exóticas invasoras que introducidas con fines alimenticios u ornamentales están desplazando la flora nativa.

Otro tema llamativo es lo relativo a las ballenas, siendo una actividad histórica de importancia, foco internacional para su cacería, hoy se ha transformado en un gran atractivo turístico. Las islas reciben turismo que viene solo para hacer observación de ballenas y la industria ha reclutado a los antiguos conocedores de los lugares para asegurar los avistamientos.

Canario de la Tierra, ave endémica de las islas. Foto: Manuel Silveira.

Canario de la Tierra, ave endémica de las islas. Foto: Manuel Silveira.

Recorrer estos terrenos de origen volcánico muestra muchas “lagunas” que son morfológicamente cráteres de volcanes antiguos, inclusive con aguas termales en la forma “fumarolas” que permiten que la energía de las Azores sea 44% de origen geotérmico. Las islas se ubican en el área de tres placas tectónicas, que explica la actividad volcánica y sísmica. Así que también las islas pueden utilizarse para clases de tectónica de placas y cómo nuestras tierras están en movimiento. También algunos podrán recordar el caso del 2001 de la “harina blanca” en Rabo de Peixe (Cola de Pez) y los empanados especiales que hacían los locales.

En esta nueva experiencia descubrí un laboratorio vivo con evidencias de la historia no solo humana, sino también ambiental y geológico, que desde el punto de vista natural su paisaje terrestre marino me recuerda a nuestras sabanas con bosques “en islas”. Finalmente, me queda una especial invitación a conocer estas bellas y enigmáticas e instructivas islas del Atlántico.

Pinzón de las Azores, común en áreas arboladas y jardines. Foto: Manuel Silveira.

Gracias al azor Manuel Silveira por la motivación, las imágenes y más por compartir sus amplios conocimientos.

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