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Nuestra mara y los riesgos de las exóticas

Tapiti boli o mara chaqueña. Foto: Carlos Ortega.

Tapiti boli o mara chaqueña. Foto: Carlos Ortega.

Hace unos días el apreciado Carlos Ortega se refería al tapiti boli y pensé que se había equivocado y quería llamar la atención sobre el tatú boli o tatú bolita, pero no, yo estaba equivocado y qué bueno siempre aprender, ya que ahora conozco que a lo que se conoce como tapiti boli es lo que conozco como el “conejo de los palos”. Y gracias a sus fotos tomadas en el oeste paraguayo, en el Chaco, quiero escribir sobre esta especie y cómo la misma se podría ver afectada por una especie exótica. Tapiti es el nombre en guaraní para referirnos a lo que conocemos como conejo o liebre (si bien esto tiene un origen europeo, sea por los conejos domésticos o las mismas liebres). Sin embargo, los conejos en sí o las liebres no son parte de nuestra fauna nativa, sí unos “conejitos” conocidos como tapiti y que científicamente se conocen como Sylvilagus (que precisamente significa salvaje + liebre, para liebre silvestre) o las mismas maras. Las maras son parecidas a las liebres, pero pertenecen a lo que científicamente conocemos como Dolichotis con la más conocida, quizás, la mara patagónica, pero aquí tenemos otra, la mara chaqueña. La mara chaqueña también se la conoce como conejo de los palos, a lo que Carlos se refería como tapiti boli.

En Paraguay tenemos a este tapiti boli y si bien es una especie chaqueña que compartimos con Argentina y Bolivia y parece no tener grandes amenazas, parte de su hábitat está desapareciendo (el bosque chaqueño) y una especie muy parecida, pero exótica (como la liebre europea) podría estar desplazándola por la competencia de recursos. Esta es una especie que, como muchas otras, está sufriendo la reducción del bosque chaqueño, pero el riesgo con una exótica como la liebre aporta dos de las más importantes amenazas que sufre la biodiversidad, la pérdida del hábitat y el desplazamiento por especies exóticas. El tapiti boli es endémico del Chaco Seco, o sea que solo se la encuentra en el Chaco, pero en la porción occidental o seco, de los tres países, que es precisamente donde se están dando los mayores cambios de los bosques nativos hacia otros usos como agricultura, ganadería o infraestructura.

Liebre europea. Foto: Nicolás Cantero.

En general, el tapiti boli es escaso, no se lo ve frecuentemente, pero se lo ha registrado asociado a algunos asentamientos humanos y en zonas degradadas, lo que indica que si bien es escaso, podría ser más plástico a los cambios que se dan en su entorno natural. También es una especie apreciada por su carne y su cuero, por lo que sufre una tercera presión que no debería desestimarse. Este roedor hace madrigueras que son muy visibles y crean montículos cuando sacan la tierra al excavar. Y al ser un herbívoro, cuando está presente puede afectar muchos cultivos o bien puede consumir plantines en proyectos de reforestación o limitar la regeneración del bosque; sin embargo, también juegan un rol importante en dispersar las semillas de diferentes plantas.

En Paraguay no sabemos mucho de la especie científicamente, muchos aspectos de la biología y dinámica poblacional del tapiti boli no han sido abordados a nivel nacional y poco se sabe a nivel trinacional. También nos falta investigar el estado de conservación de este “conejo” en los parques que tenemos en el Chaco, ya que tenemos importantes parques que podrían brindar oportunidades para que se mantengan poblaciones saludables.

Hace unos 30 años con el amigo y colega Ramón Villalba vimos a la liebre europea en el sur del país, en la zona de Ayolas, algo que yo conocía por su presencia constante en la zona bonaerense. Sin embargo, en todos estos años he visto cómo esta especie se expande y cada vez más aparece en diferentes lugares del país. La liebre europea podría ser una importante competidora para la mara chaqueña o tapiti boli.

Desde el punto de vista de la conservación del tapiti boli se estima que tiene una dieta basada en gramíneas y hierbas, por lo que el ganado mismo podría estar afectando sus poblaciones por el tipo de pastoreo que hacen y también hay superposición en la dieta con la liebre europea. Por esto tenemos la obligación de controlar y en la medida de las posibilidades remover a la liebre europea de los ambientes naturales y asegurar que la presencia del tapiti boli, como así también de los otros conejos (como los Sylvilagus). El tapiti boli debería ser un ejemplo en la academia y nuestras instituciones, ya que es una especie nativa endémica regional, que sufre las grandes presiones clásicas, además seguramente de los cambios climáticos, sobre lo cual poco sabemos.

Nuevamente, una especie que debería estar en nuestra agenda de conservación nacional y atender la expansión de la liebre europea en el territorio nacional. Gracias a Carlos Ortega y a Nicolás Cantero por el apoyo y la motivación.

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