Cirugía estética, la delgada línea entre autoestima, autoaceptación y dismorfia corporal

La mediatizada situación de una supuesta mala praxis en la que fueron señaladas como responsables las autodenominadas “Dras. Barbies”, de Ciudad del Este, levantó la alerta esta semana sobre hasta qué punto pueden llegar algunas personas sólo por aparentar una imagen que elimine los rastros de la edad o que cambie los rasgos faciales.

Si bien es cierto que muchas veces se trata de una cuestión de autoestima o de imagen personal, existe una delgada línea entre esto, la autoaceptación de los rasgos que no se pueden cambiar o incluso de la dismorfia corporal, que se trata de un trastorno de obsesión por la apariencia y que va tomando terreno entre adolescentes, jóvenes y adultos.

Cabe aclarar que, sea cual sea el motivo que impulse a una persona a acceder a estos tratamientos estéticos, cada uno es libre de tomar la decisión de hacerlo; pero, a modo de cuidar su propia integridad y evitar consecuencias graves, es importante conocer cómo hacerlo.

Motivados por esta reflexión, desde El Nacional conversamos con la Dra. Nancy Galeano, médica cirujana, certificada en medicina estética, quien dio su opinión profesional acerca de esta situación, así como algunas recomendaciones para cuidar la integridad y las consecuencias que podría acarrear no hacerlo.

¿Considera que esta situación es como “la gota que colmó el vaso” y que podría evitarse que haya consecuencias mucho más graves en la medicina estética?

Considero que esta situación podría ayudar a que la población en general pueda tomar mayor conciencia y tener mayores cuidados en el momento en el que vaya a realizarse un tratamiento médico estético.

¿Qué es lo que un paciente debe saber antes de acceder a cualquier procedimiento para asegurar que su vida y salud no estén en riesgo?

Tres puntos principales que el paciente puede tener en cuenta para cuidar su salud y su vida es justamente acudir a un médico que se encuentre certificado para el procedimiento que vaya a realizarse, que ejerza en una clínica o consultorio que esté aprobado debidamente por las regiones sanitarias del Ministerio de Salud Pública y la Superintendencia de Salud. También que utilice productos que estén aprobados por la Dinavisa.

¿Podría contarnos de anécdotas similares que haya estudiado, a modo de dar un ejemplo sobre estas situaciones?

Hace meses nada más llegó junto a mí una paciente que se había inyectado un supuesto ácido hialurónico en la zona del entrecejo de la cara y los surcos nasogenianos; se había realizado este procedimiento en un spa, por un personal no médico. Resulta que, pasado un mes, ya tenía inflamaciones consecutivas en la zona, se acerca a mí, me dice que era ácido hialurónico, le expliqué yo la situación de que al ser profesional no médico no tenemos la garantía de que haya sido verdaderamente ese producto, entonces procedimos, a través de una guía ecográfica, a extraer el producto que estaba causando la inflamación y nos encontramos con que era silicona líquida.

Es un verdadero crimen que existan personas que estén inyectando en pacientes la silicona líquida, entonces es una situación demasiado alarmante y sucede que estas personas, lo más probable es que al no tener la formación, ni siquiera saben qué están aplicando.

¿Un profesional de medicina estética, puede por ética decir a su paciente “es suficiente” y evitar hacerle más procedimientos?

Un profesional, por ética, está en su derecho de decirle al paciente “no voy a realizártelo por esta razón” o porque pueda significar un abuso, un riesgo para su salud. Está en su derecho de decir alto y por lo menos que no sea el profesional que esté cargando con ese peso, que a lo mejor no vaya a ser el adecuado.