Nacionales
Un cascabel que nos alerta
Mbói chini. Foto: José Maciel.
Ya hemos hablado de las serpientes y de las venenosas en Paraguay, pero gracias a bellas fotos compartidas por Jose Maciel y Carlos Ortega quisiera abordar hoy una de las especies de serpientes ponzoñosas que más causan accidentes ofídicos en el país y a la que debemos conocer muy bien. Se trata de la serpiente de cascabel, o cascabel y que en guaraní se la conoce como mbói chini. Recordemos que cuando hablamos de serpientes venenosas tenemos tres grupos básicamente, las yararás, las corales o mbói chumbe y el foco de nuestro artículo de hoy, la mbói chini. Estas serpientes ocupan algo más del 10 % de todos los ofidios que podemos encontrar, es decir que estas serpientes son menos numerosas que las que no tienen veneno o tienen algo de veneno no tan ponzoñoso, y siempre hablo de la mbói kapi’i o las boas, que no tienen veneno y otras que tienen veneno, pero no tan peligroso, como son las ñakanina. Hay unas cuestiones relacionadas con los dientes que inyectan el veneno y el tipo de colmillo acanalado o hueco por donde inyectan el veneno, como así también la ubicación de los dientes.
Las cascabeles pertenecen a un grupo que se las conoce como crótalos también, y viene del concepto de crótalo. El crótalo es un instrumento de percusión, antiguo y similar a unas castañuelas, que deriva del término “krotalon” en griego. De ahí surge el nombre que se les da a estas serpientes y que se las conoce como Crotalus, en terminología científica. El origen tiene que ver con ese crótalo o instrumento que hace ruido, al final de la cola. Al mover este crótalo, estas serpientes emiten un característico sonido que recuerda a un cascabel. Pertenecen al grupo de los vipéridos, en el que se encuentran también las yararás, por ello, las mbói chini estarían más emparentadas con las yararás que con las corales. Y de hecho si miramos sus formas y hasta muchos de sus comportamientos, en verdad son más parecidas. Las Crotalus tiene distribución en el continente americano y se las encuentra desde el sur de Canadá hasta el centro de la Argentina. Existen muchas especies y algunas todavía en discusión, pero lo cierto es que podrían existir alrededor de más de 60 especies en el continente y son muy comunes y variadas en Norteamérica, mientras nosotros en Sudamérica parece ser que tenemos solo una especie. No son serpientes grandes y sus longitudes van de poco más de 50 cm a 150 cm. Algunas pocas especies no tienen el cascabel o por alguna anomalía lo han perdido.
Habrán escuchado hablar de que la cantidad de anillos o espacios que tenga el cascabel indica los años vividos, pues esto no es cierto. Se agregan estos anillos de acuerdo con la alimentación y las condiciones del ambiente, cuando son pequeñas pueden agregar varios más que uno por año, pero cuando son más adultas pueden hasta ir perdiendo estas partes de los cascabeles. En general no son serpientes agresivas e intentan huir, solo ocurren los accidentes cuando se sienten acorraladas, y siempre avisan con su característico cascabeleo que de hecho es imitado por varias especies, muchas yararás lo hacen y también muchas culebras. Parece ser que este sonido ha evolucionado como una señal de alerta en la naturaleza, como ya viéramos con algunos colores aposemáticos. Estas serpientes “paren” a sus crías, lo que también llama la atención, así que, si encuentran una nidada de serpientes, no serán de la cascabel.
El veneno es potente y es hemotóxico y neurotóxico, y requiere de la aplicación de un suero antiofídico y de la intervención de personal de blanco que pueda hacer el seguimiento. Todas las mordeduras bien tratadas, a tiempo y con el suero pertinente, permiten al paciente salir airoso del accidente. Si bien al norte de Sudamérica hay muchas especies, en nuestro continente tenemos solo una especie, lo que indica que el origen estuvo en América del Norte y se fue expandiendo hacia Sudamérica, y aquí evolucionó una sola, la Crotalus durissus, de amplia distribución y con unas seis subespecies conocidas.
Se la conoce como la cascabel de Sudamérica o cascabel sudamericana. La subespecie que tenemos en Paraguay y en la región es la la Crotalus durissus terrificus, ya su nombre científico lo dice todo, ¿verdad? Está activa al atardecer y las primeras horas de la noche y las primeras horas de la mañana. Le gusta alimentarse de roedores, así que aquí una buena señal, en el campo donde haya ratones (como casas abandonadas) es posible que ande una cascabel buscando con qué alimentarse. Las cascabeles cumplen un importante rol en el ecosistema, son controladores de plagas, y no debemos temerlas, pero sí respetarlas. Una cascabel adulta puede comer entre 20 y 40 ratones al año, hagamos el cálculo de cuántos roedores más existen cuando removemos una de ella de la naturaleza.
Agradezco las imágenes provistas por Carlos Ortega y José Maciel.
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