Bullangueras, confiadas y carnívoras

POR Alberto Yanosky

Una vez más, el apreciado Carlos Ortega me hizo recordar varias historias con unas aves muy particulares, las urracas, conocidas en guaraní como aka’ẽ. Las urracas pertenecen a la familia de los córvidos, a la que pertenecen los cuervos. Nosotros llamamos cuervos en la región a los buitres o yryvu, pero en realidad no son cuervos; las parientes más cercanas que tienen los cuervos son las aka’ẽ. Los córvidos se encuentran entre las aves más inteligentes que se han estudiado y tienen una amplia alimentación, inclusive siendo carroñeras. En mis épocas de campo y cuando mis hijas eran pequeñas, recuerdo siempre un grupo de aka’ẽ para o urracas comunes viniendo a mi vivienda y gritando fuertemente para que les diéramos alimentos, y que bien o mal, las alimentábamos con trocitos de carne. Sus alimentos preferidos son los insectos, los anfibios y reptiles de pequeño tamaño, también depreda huevos y pichones de los nidos de otras aves, e incorpora semillas, frutas, además de poseer una gran habilidad para manejar objetos con sus patas.

Urraca campestre. Foto: Carlos Ortega.

De las cuatro especies de urracas que tenemos en Paraguay considero que la urraca común es la más bella de todas con esa corona y copete aterciopelado de color oscuro, con esa marcada ceja y nuca de color liliáceo, con ese lomo y pecho negro violáceo, y esa parte ventral de color amarillo. Realmente muy llamativa, no pasa desapercibida y si se tiene ocasión de verle el iris, el mismo resalta por su color amarillo dorado. Siempre los grupos de estos de aka’ẽ para o urracas comunes salían del bosque aledaño, donde se las solían ver, pero también se adentran en sabanas arbustivas, bordes de bosques e isletas de bosques que tienen algunos elementos arbóreos. Se dejan ver, no son tímidas y además tienen mucha capacidad para el aprendizaje, son muy bulliciosas y le gusta silbar. Tienen un amplio repertorio de sonidos. Esta urraca además tiene la costumbre de imitar a otras aves, así que muchas veces en el campo nos hace confundir ya que podríamos asumir la presencia de alguna otra ave que está siendo imitada por la urraca.

Urraca morada. Foto: Carlos Ortega.

Todas las especies de urracas o de aka’ẽ que tenemos en el país son del género Cyanocorax, el cual tiene varias especies netamente del continente americano, desde Texas en los EE. UU. hasta el norte argentino. “Cyano” es una palabra de origen griego que significa azul, o azul oscuro, y “corax” también es de origen griego y es la referencia para cuervo; es por ello por lo que el nombre “cyanocorax” significa cuervo azul oscuro. Además de la urraca común, que es quizás la que todos hayan visto alguna vez, existen otras tres, la urraca morada o aka’ẽ hũ, con colores que van de la cabeza negruzca hasta la cola azulada, pasando por el violáceo, también habitante de bosques y matorrales. La urraca campestre o aka’ẽ ñu es de vientre y cola blancos, de cabeza oscura y lomo violáceo, y está más asociada a bosques en islas y galerías de la zona norte de la región Oriental. Y finalmente, la urraca azul o aka’ẽ hovy, mucho más rara de ver y restringida al extremo sureste del país, parecida a la urraca morada, pero más azul y con brillos celestes, oliváceos y tornasolados, con una capucha y “babero” negro, parecido al que tiene la urraca campestre. Esta es la urraca de mayor tamaño, aunque las cuatro especies  son muy similares en ese sentido.

Urraca común. Foto: Carlos Ortega.

Estas aves, por sus silbidos melódicos, por sus imitaciones, por su belleza además de su plasticidad alimenticia, son muy vulnerables al comercio, en particular para el desagradable e insensible hábito de tenerlas como mascotas de jaula. En general, son aves que no sufren la presencia humana y de hecho conviven con los humanos, en particular el akapara. Se sienten atraídos, quizás por la comida, o también por la seguridad ante posibles depredadores. Es por ello por lo que debemos aprovechar este hábito y poder disfrutarlas sin necesidad de adentrarnos en sus ambientes naturales.

Urraca común. Foto: Carlos Ortega.

Agradezco la motivación y las imágenes de Carlos Ortega.