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Una golondrina sí hace primavera

Hirundo rustica_Tachycineta leucorrhoa_Progne tapera. Foto: Rebeca Irala

Hirundo rustica_Tachycineta leucorrhoa_Progne tapera. Foto: Rebeca Irala

Una querida persona me comentaba que una vez se sintió decepcionada en una discusión con alguien mayor que ella sobre temas de corrupción y cambios en la sociedad, quien le contestó que una “una golondrina no hace primavera”, haciendo referencia a que ella sola mucho no iba a poder hacer para cambiar algo. Sin embargo, ella le comentó a su padre quien a su vez le contestó que “un solo botón basta para muestra”. Ella termina compartiendo su experiencia con la conclusión de que, aunque no sea primavera, algunas golondrinas siempre estarán (o deberían estar). Así que imaginan sobre qué voy a escribir: las golondrinas.

Las golondrinas o como se llaman en guaraní mbyju’i, son aves que han aportado muchísimo a la cultura de los diferentes países y pueblos, formando parte de las idiosincrasias y quizás con su hábito migratorio, ha inspirado diferentes abordajes de la cultura. Son aves pequeñas, muy ágiles y que vuelan mucho y rápidamente, pasando la mayor parte del tiempo en el cielo y son muy cosmopolitas y mayormente gregarias, les gusta andar y estar en grupos. A veces podemos verlas con más detalles cuando se posan en cables o alambrados, lugares en los cuales se nos hacen más evidentes. En general son aves oscuras y mayormente azuladas o amarronadas, y con diferentes combinaciones y colores complementarios, muchas de ellas con colores metálicos, con algunas adaptaciones para los vuelos que realizan, como las alas largas y puntiagudas, y las colas bifurcadas o ahorquilladas. Normalmente es muy difícil distinguir entre hembras y machos.

Alopochelidon fucata. Foto: Rebeca Irala.

Todas las golondrinas pertenecen a una familia de aves que se la conoce como hurundínidos (Hirundinidae) del grupo de los pájaros (passerinos) y que se alimentan principalmente de insectos y mientras están en vuelo. También ingieren agua en vuelo. Tienen adaptaciones para el vuelo, pero sus patas no le sirven mucho para caminar, solamente para posarse. No todas las golondrinas son migratorias, pero gran parte de ellas son migratorias para poder moverse a zonas donde las condiciones no sean tan frías y haya alimentación, ya que los insectos no
siempre están disponibles en climas fríos. En general, las golondrinas de zonas tropicales no son migratorias.

Una de las golondrinas que podemos encontrar todo el año es la golondrina cabeza rojiza (Alopochelidon fucata), habitante de sabanas, áreas rurales y humedales; ave de pequeño tamaño (11 cm) y con un color diferente entre la cabeza y el resto del cuerpo. La golondrina tijerita (Hirundo rustica) de garganta de color rufo, y es muy gregaria, inclusive con otras especies de golondrinas, nidifica en América del Norte y viene junto a nosotros en primavera y otoño (migradora neártica). Por otro lado, quizás una de las golondrinas más comunes es la golondrina parda (Progne tapera), que anida en nidos abandonados de hornero y es de color parduzco con vientre blanco, nidifica en nuestra región en primavera y verano, para después migrar al norte durante el otoño e invierno austral.

Tachycineta leucorrhoa. Foto: Rebeca Irala

Rebeca Irala comenta que a la golondrina ceja blanca (Tachycineta leucorrhoa) es un desafío identificarla por apenas su ceja blanca, pero cuando se posa en algún alambrado o poste en las sabanas, lagunas, áreas rurales y poblados, se nota esta marca de campo muy particular y el color verde brillante que tiene. Es una especie que se encuentra más abundante durante el invierno austral en el país, ya que algunos individuos migran desde el sur, pero también nidifican en Paraguay.

En un viaje reciente vi cómo los excrementos de golondrinas afectaban una pared blanca y frente al disgusto de quien me lo indicara, le comenté la frase que “sobre la imagen santa se permite un excremento la golondrina”. Frente a la frase que una golondrina no hace primavera, existe otra que dice “una golondrina no hace verano, pero dos sí”. Lo cierto es que las golondrinas forman parte de ese fascinante mundo natural y tenemos la inmensa responsabilidad de mantener ambientes saludables para las que viven todo el año con nosotros, y una gran responsabilidad para aquellas que nos visitan, otorgándonos una responsabilidad compartida.

Progne tapera. Foto: Rebeca Irala

Agradezco a Rebeca Irala Melgarejo por la motivación, el acompañamiento técnico y las imágenes que enriquecen este artículo.

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