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Día del Maestro: la educación superior en Paraguay y las deudas históricas

Rectorado de la UNA: Foto: Gentileza

Rectorado de la UNA: Foto: Gentileza

En el Congreso de Educadores, celebrado en Paraguay en el año 1915, se resolvió establecer como el Día del Maestro el 30 de abril, víspera del Día del Trabajador. En esta fecha se celebra la gran contribución de los docentes, “obreros de la tiza, trabajadores de la cultura”, al preparar a las futuras generaciones de Paraguay para una vida productiva. Pero ¿qué hizo el Estado desde entonces hasta hoy por este sacrificado trabajador?

“Más de diez años pasaron de una Ley de Educación Superior que sigue en deuda”, reclama Jorge García Riart, de la Dirección Académica del Centro de Políticas Públicas de  la Universidad Católica de Asunción y doctor en Educación Superior por la Universidad de Palermo, Argentina.

Paraguay ha tenido figuras rutilantes en el rubro docente a lo largo de su historia. Uno de ellos fue Delfín Chamorro, periodista y profesor, considerado el más importante gramático que dio Paraguay al revolucionar la enseñanza del idioma castellano con métodos pedagógicos propios que posibilitaron un mejor aprendizaje del idioma; se le identifica, también, como el discípulo paraguayo del filólogo y humanista venezolano Andrés Bello. Otro destacado educador paraguayo que marcó época en el magisterio nacional fue Ramón Indalecio Cardozo, padre de la “Escuela Nueva” y creador de un sinnúmero de títulos destinados a mejorar la calidad educativa nacional. Es justo mencionar también a otros meritorios maestros y maestras, como Rosa Peña González, Cecilio Báez, Adela Speratti, Manuel Gondra, Juan Ramón Dahlquist, María Felicidad González y muchos otros.

Una de las principales y fundamentales condiciones del buen educador debe ser su preocupación constante por formar mejores seres humanos. No se trata de una profesión como cualquier otra, ya que la persona que opte por enseñar las artes y las letras, la historia y otras disciplinas, además debe realizar una tarea importantísima que es la formación cívica, base de una ciudadanía respetuosa con las leyes y el orden social. De su desempeño y compromiso, muchas veces, dependen las generaciones que pasan por sus manos, para lo cual es imperioso contar con una buena calidad en la propia formación docente.

Estos profesores que alcanzan a constituirse en agentes del cambio desde la motivación en aula, desde la palabra, pueden torcer el destino de la patria hacia horizontes menos inciertos. Son los llamados maestros en mayúscula porque inspiran cada día a sus estudiantes con pequeñas acciones que transforman el mundo, ven el cambio como oportunidades y se adaptan con facilidad, son flexibles y siempre están enfocados desde la solución, invitando a sus educandos a autodesafiarse, descubrir su potencial y superarse cada día, llevándolos a ser la mejor versión de sí mismos.

Hoy día, niños y jóvenes tienen un mayor acceso a la información gracias al avance de la tecnología, pero sin un guía que les muestre el camino del conocimiento y la superación, los aparatos de avanzada comunicacional pueden llegar a ser un arma de doble filo. Es sabido que el ser humano, sobre todo en sus primeros años, necesita del acompañamiento de una persona que le oriente en el proceso de búsqueda, la exploración del mundo y el desarrollo de sus capacidades y su talento latente.

Docente, investigador y escritor Jorge García Riart. Gentileza

Docente, investigador y escritor Jorge García Riart. Gentileza

Una ley que no avanza

Desde la puesta en vigencia de la Ley 4995/2013 de Educación Superior, se establece lo que se llama la carrera del docente y del investigador. En primer lugar, esta ley es muy interesante porque equipara la tarea del docente y del investigador; es decir, los pone en igualdad de derecho y obligaciones. No distingue una carrera y otra en paralelo. Son la misma persona y deben cumplir los mismos objetivos.

El artículo 39 de la ley establece qué es la carrera del docente y del investigador en la educación superior. “Para mí, esta es la gran deuda que tiene aún el Sistema Nacional de Educación Superior en el Paraguay, porque no se ha establecido, no se ha desarrollado o no se ha fortalecido la carrera del docente universitario. ¿Qué significa la carrera del docente y del investigador en la educación superior? Tiene que ver con los métodos, las modalidades de acceso al ejercicio de la docencia y la investigación dentro de la educación superior”, indica García Riart.

El profesional también mencionó que la selección de docentes debe hacerse por medio de un concurso público de títulos, méritos y actitudes, que cuenten con producción científica, con conocimientos y competencias. Siempre es preferible que tengan experiencia profesional, siguiendo los lineamientos de la Ley de Educación Superior. Estos requisitos de entrada al sistema deben estar en el estatuto de las universidades y cumplirse. Indicó que, de no cumplirse, se estaría violando el artículo 39 de la mencionada ley. También deben contemplar la estabilidad laboral del docente, que pueda permanecer en sus funciones.

“Y la ley en su artículo 44 menciona que el docente debe cumplir con estar actualizado, debe producir materiales de investigación,  actualizarse en técnicas de enseñanza y pedagogía. Su labor debe ser evaluada constantemente. Tiene que haber concursos públicos y abiertos de oposición, igualmente rangos de  promoción de un nivel a otro, profesor de cátedra, profesor asistente, profesor titular. Y todos estos puntos tienen que estar establecidos en el estatuto de la universidad, en concordancia con la Ley de Educación Superior”, afirmó el también docente e investigador.

También tienen que establecerse los modos de contrato de los profesores, cómo se les va contratar, con qué características. Se tienen que establecer los derechos y deberes del docente. “Por ejemplo, es derecho del docente, art 45, acceder a la carrera académica mediante concurso público de oposición. Vuelve la ley a reiterar la necesidad de establecer la carrera docente en la educación superior y las universidades”, expresó.

“Lo que tenemos ahora es todavía un gran contingente de ‘profesores-taxi’, lo que significa que se mueven por varias universidades, de una a otra. Eso da la pauta de que las universidades no tienen establecida la carrera de docente o la titularidad, entonces el docente debe moverse en varias universidades ya sea porque son convocados o por una cuestión económica. Estos docentes son contratados por horas cátedras y eso significa que no pueden acceder a otros derechos y/o servicios, como: estabilidad laboral, pago de vacaciones, seguro médico, acceder al sistema de jubilación etc.”, indicó.

Son algunos de los indicadores que nos dicen que en el Paraguay no existe una carrera de docente, no está contemplado, aseveró García. “¿Y quién tiene que velar por el cumplimiento de la carrera de docente universitario?, el Consejo Nacional de Educación Superior (Cones), que está integrado por representantes de instituciones públicas y privadas. Un titular y suplente por cada institución. Son ellos los que deben estar controlando, supervisando, proponiendo las políticas públicas que puedan constituir oficialmente la carrera docente a través de las instituciones de educación superior”.

Otro ejemplo de que en el país no está establecida la carrera del docente e investigador es que no existe un catastro nacional de docentes e investigadores. “Las universidades tienen la obligación de publicar permanentemente su plana de docentes investigadores, cosa que no todos están haciendo, y es lo que debe velar el Cones. Y ahí hay una gran falta por parte de la entidad rectora, pero también una falta por parte de las instituciones que deben contemplar esta figura del docente investigador”, aseveró.

Para García, “este es el punto que en el día del docente debemos resaltar, que a 10 años de promulgarse la Ley de Educación Superior, sin embargo, la gran deuda que tenemos en la educación superior es el establecimiento, fortalecimiento de la carrera docente y del investigador en nuestras instituciones”.

Refirió además que si hubiéramos tenido un sistema consolidado de la carrera docente, que implique actualización permanente, que las universidades hayan apostado por su staff docente, el impacto de la pandemia en el sistema hubiera sido mucho menor. La gran mayoría de profesores “se vio sobrepasado porque no tenían desarrollado un sistema y tecnología y tampoco hubo inversión para tener una carrera docente firme, preparado para estos desafíos”, finalizó.

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