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Estrategias de reproducción: los frutos

Ceiba chodatii. Foto: Lidia Pérez de Molas

Ceiba chodatii. Foto: Lidia Pérez de Molas

POR Alberto Yanosky
Director EIISA (Estructura Interdisciplinaria de Investigación Integral Socio-Ambiental) - UNAE.

Uno de los temas más fascinantes de la vida en la Tierra tiene que ver con las estrategias de reproducción, es decir, los mecanismos que utilizan las diferentes especies para perpetuar la especie. Y el perpetuar la especie también significa el perpetuarse con la información genética que la especie acarrea, así que vemos en la naturaleza formas, colores, comportamientos y muchas otras variables que hacen de esta fascinante faceta una de las más complejas, que si bien lo entendemos, siempre estamos descubriendo nuevas posibles respuestas.

Hoy me gustaría enfocarme en los frutos y a veces parece haber una disociación entre los frutos y sus predecesores, las flores. Y además, lo
que está dentro de los frutos, que son las semillas, así que en este proceso encadenado, de flores, frutos y semillas, existen muchísimas estrategias que al final de todo buscan asegurar la perpetuidad de la especie y dentro de las especies, perpetuar su propia información genética, sus genes. También es cierto que las plantas tienen básicamente dos formas de reproducción, la sexual y la asexual. La asexual se da cuando por ejemplo se propaga el mismo individuo a través de sus partes, o cuando nosotros mismos sacamos un gajo y lo hacemos enraizar, es decir que lo que producimos es genéticamente igual al individuo del cual lo sacamos (los clones), mientras que en la sexual, hay
formación de un individuo nuevo con la carga genética de dos individuos diferentes.

Arecastrum romanzoffianum. Foto: Lidia Pérez de Molas.

Arecastrum romanzoffianum. Foto: Lidia Pérez de Molas

Y es interesante ver que las plantas básicamente deben crecer y reproducirse, y ambas acciones insumen mucha energía. Es fascinante ver que las plantas que viven mucho tiempo invierten más energía en crecer, mientras que las que viven poco tiempo invierten más energía en reproducirse. Producir flores, frutos, semillas insume mucha energía, y al menos estos tres elementos son muy característicos de las especies, y analizarlos también nos cuenta de la estrategia que usan para reproducirse, dejar individuos que perpetúen la especie. Son estas estrategias que han permitido a las plantas colonizar nuevos ambientes y estar en todas partes, ambientes terrestres, acuáticos y hasta en condiciones aéreas. Debemos tener cuidado ya que no todas las plantas producen frutos y no todas las semillas están dentro de frutos. Por ejemplo, los helechos no tienen frutos y se reproducen por esporas, mientras que los pinos no tienen frutos y lo que vemos son directamente las semillas.

Citrus aurantium. Foto: Lidia Pérez de Molas

Para lograr reproducirse y hacer que las semillas logren colonizar nuevos sitios y producir ejemplares que permitan perpetuar la especie, flores, frutos y semillas han desarrollado muchos mecanismos, como por ejemplo tornarse atractivos o palatables (ricos) para otros animales para que se las coman y así dispersen las semillas, o bien ser livianos y hasta tener “alas” para poder volar y así alejarse con el viento, o bien tener estructuras como ganchos, pinches, sustancias adhersivas, que les permita adherirse a la piel de los animales, hay frutos que “explotan” cuando están maduros y así lanzan las semillas muy lejos, hay flores que se parecen mucho a insectos, confundiendo a los mismos que se acercan para aparearse y así lograr la polinización. Ya hablamos de la polinización desde el punto de vista de los servicios que nos brinda la naturaleza, pero aquí lo vemos como estrategia para reproducirse. Cuando la dispersión se basa en el viento lo conocemos como anemocoria, mientras que cuando lo hace otro animal, lo llamamos zoocoria, y en la zoocoria puede ser externo (ectozoocoria) o interno (endozoocoria). ¿Sabían que hay variedad de café que es muy buscada y cara ya que requiere pasar por el tubo digestivo de ciertas aves? Y en el caso particular de la zoocoria, tenemos términos más específicos aún, si la dispersión la hacen las hormigas, entonces hablamos de mirmecocoria. Y hasta tenemos algunas estrategias como cámaras de aire que permite que el agua sea la dispersora, y a esto lo conocemos como hidrocoria.

Duguetia furfuracea. Foto: Lidia Pérez de Molas

Esa adaptación de explotar al estar maduro, se lo conoce con el nombre de balocoria. En muchos casos, las especies utilizan diferentes estrategias y a veces hasta una combinación de ellas. Muchas veces vemos plantitas que surgen en lugares muy llamativos y nos preguntamos cómo llegó ahí, ahora tenemos que comenzar a mirar más la naturaleza y dejar que ella nos cuente sobre sus estrategias.

Phyllostylon rhamnoides. Foto: Lidia Pérez de Molas

Gracias a las fotos de Lidia Pérez de Molas, podemos ver una minúscula muestra de la riqueza natural que tenemos en nuestras cercanías, como el caso de la coca de cabra o sacha sandía (Sarcotoxicum salicifolium) que tiene un fruto verde-amarillento, velludo y globoso que llama la atención, o el palo amarillo o juasy’y guasu (Phyllostylon rhamnoides) cuyo fruto es una sámara (cuando está adaptada para el vuelo y ser transportada por el viento) con dos “alas” desiguales, o bien el araticú o piña de guará (Duguetia furfurácea) con unos frutos muy llamativos, atractivos y sabrosos, con una pulpa de color naranja. El palo borracho de flora blanca o ceiba (Ceiba chodatii) tiene un fruto con un suave algodón, donde se encuentran las semillas. Este algodón vuela también llevando las semillas y muchas veces se lo uso para construir nidos lo que también facilita la dispersión de las semillas. Finalmente dos plantas bastante comunes, por un lado la naranja agria (Citrus aurantium) y el pindó (Arecastrum romanzoffianum), que cuyos frutos se pueden ver en muchos lugares y deben saber sabrosos para muchos elementos de la fauna que se encargan de comerlos y difundir sus semillas.

Sarcotoxycum salicifolium. Foto: Lidia Pérez de Molas

Solo me queda invitarlos a mirar las plantas, buscar sus flores y sus frutos, y preguntarse cómo se reproducen, cómo logran dispersar sus semillas, y en la búsqueda de la respuestas nos estaremos enamorando más de las intrincadas relaciones de la naturaleza y de las interacciones que han llevado mucho tiempo para evolucionar.

Agradezco el apoyo de Lidia Pérez de Molas en la provisión de fotos.

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