La difícil tarea de subsistir en la naturaleza

POR Alberto Yanosky

Director EIISA (Estructura Interdisciplinaria de Investigación Integral Socio-Ambiental) - UNAE.

De las múltiples relaciones entre las especies, la depredación es un tipo de interacción biológica en la que una especie a la que conocemos como depredador o predador, caza y consume a otra especie (inclusive a veces de su misma especie), a la que conocemos como presa, y lo hace para subsistir, es decir para lograr alimentarse. Y hoy toco este tema ya que nuevamente Carlos Ortega nos compartió unas fotos que demuestran la depredación, pero además con algo no es muy frecuente ver y tener como evidencia, así que agradezco a Carlos ya que esto me motivó a hablar de depredación y de estas especies.

Las fotos que nos compartió muestran un teju pytã o iguana colorada (Salvator rufescens) depredando a un tuja puka, cuclillo canela o de pico oscuro (Coccyzus melacoryphus) en el Parque Nacional Teniente Encisco, donde Carlos se desempeña como guardaparque. Esta ave mide poco más de 28 cm de longitud y habita los bosques secos y húmedos de tierras bajas y también se lo encuentra en bosques degradados, mientras que el teju pytã es un lagarto de gran tamaño, quizás más conocido por el teju guasu o iguana overa (Salvator merianae), su pariente más cercano y común en el Paraguay y la región. Nuestro depredador, el teju pytã es un gran omnívoro, si bien come animales,
también come frutas, tiene un gusto muy particular por los huevos y los pichones, así que todo lo que esté sobre el suelo podría ser parte de su amplio menú. En este caso, el teyú pudo capturar un ave, seguramente en un descuido de esta y seguramente difícilmente podría escapar de las fuertes mandíbulas que tiene este reptil.

Foto: Carlos Ortega

La supervivencia en la naturaleza no tiene muchas contemplaciones, las especies deben sobrevivir, y alimentarse y reproducirse son claves para esa supervivencia. Ya hemos visto que muchas especies evolucionan hacia adaptaciones para pasar desapercibidas u otras para mostrar aspectos de advertencia al peligro; aún así, la alimentación debe ocurrir así que hasta muchas especies se arriesgan en este conjunto de interacciones. Hoy la ciencia nos comenta que no es tanto la desaparición de la especie en sí la que lleva a la extinción, sino la relación entre las especies, como es el caso que aquí se presenta.

Diferentes especies seguramente depredan sobre el tuja puka, no solo el teju pytã, y seguramente este reptil es presa de muchas otras especies en esa intrincada red de relaciones que la naturaleza tiene. Nuestra naturaleza es sabia, evoluciona para establecer relaciones que permitan mantener un equilibrio ecológico, y cuando existen desbalances, trata de equilibrarlos o bien apunta a otra “normalidad” para usar un término muy utilizando en este último proceso pandémico.

Ambas especies pertenecen a una intrincada red de relaciones y forman parte de una pirámide ecológica que nos permite saber cuántos teju pytã podríamos tener en base a los tuja puka y otras posibles presas que necesitan ese número de individuos depredadores. Nuestras acciones, degradando el ambiente natural y reduciendo las poblaciones de estas especies, pueden afectar la relación entre las especies. El teju pytã es un lagarto grande, es un gran depredador de los ambientes en los que se encuentra, por lo tanto cumple un rol destacado en la naturaleza, su desaparición o la reducción de sus poblaciones pueden tener implicancias que aún desconocemos.

Los que trabajamos con animales (y plantas) tenemos como dos personalidades, el investigador humano que se ve afectado por las instancias de la depredación y el investigador “descorazonado” que entiende este proceso natural que permite el equilibrio. Es importante que seamos conscientes de estos ambos perfiles y quizás podemos intervenir en estas relaciones cuando estamos en condiciones urbanas o semiurbanas, y hasta en nuestros sistemas productivos (como ejemplo cuando tenemos depredación del ganado por parte de la vida silvestre); sin embargo, debemos reconocer que la realidad en la naturaleza es diferente, y que allí podemos ver muchas de las respuestas que a veces nos cuesta aceptar, como la depredación.

Se agradece a Carlos Ortega por sus fotos y su compromiso personal y profesional, a Rebeca Irala por el acompañamiento técnico.