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Nacionales

Naturaleza, Sociedad e Historia: El Chaco Seco

Pracereus saxicola. Foto: Carlos Ortega.

Pracereus saxicola. Foto: Carlos Ortega.

Saihovy posado en Anisocapparis speciosa. Foto: Carlos Ortega.

La riqueza natural del Paraguay no solo se puede apreciar por los diferentes elementos de la biodiversidad como las especies, la riqueza en aves y mamíferos, la diversidad de anfibios, reptiles y peces, la extraordinaria y aún poco conocida fauna de animales invertebrados y la numerosa y rica flora que el país alberga, sin olvidar a los hongos, que siempre nos sorprenden con sus formas y colores. Esta naturaleza se nos presenta diferenciada según estemos en el extremo oeste con un bosque alto y húmedo (o lo que queda de él), o en el extremo sur con extensivos “mares” de pastizales y humedales, o en la zona influenciada por el rio Paraguay con sus humedales caracterizados por extensos palmares de karanda’y, pero más allá, al oeste y al norte hay un conjunto de elementos de la naturaleza que los ecólogos conocemos como Chaco Seco, ese Chaco que no siempre tiene agua sea en forma de cursos de agua o aguas más calmas como lagos o lagunas, y ni siquiera zonas bajas de pastizales y plantas palustres como pueden ser los esteros o bañados.

Vachellia aromita. Foto: Carlos Ortega.

Ese Chaco Seco o Chaco Árido, tiene unas características únicas, con especies adaptadas a las condiciones extremas de sequía además de ser una zona climáticamente calurosa y de mucha radiación solar, en la cual el viento, y en particular el viento norte, tiene una fuerte influencia generando más calor y centros de baja presión. No muchos de nosotros conocemos ese Chaco, ese chaco que podríamos decir que comienza en la zona del Chaco Central y se
extiende hacia el oeste, noroeste y norte. En algunos lugares, los suelos son salinos y el agua a la que se puede acceder es salina, salobre o salada. Esto significa que la vida en general deberá tener adaptaciones para poder afrontar esta salinidad, y dados los extremos calores, seguramente la vida también tiene adaptaciones para evitar las horas de excesiva radiación, muchos animales se hacen nocturnos o crepusculares, muchas plantas florecen cuando baja el sol. Estas condiciones únicas de la naturaleza que se ponen en evidencia en los Departamentos Boquerón y Alto Paraguay requieren de una estrategia de valoración y apreciación, que pueda mostrar la importancia del equilibrio ecológico que naturalmente allí evolucionó. Las áreas protegidas son sitios emblemáticos donde el país resguarda estos ambientes naturales, permitiendo su sostenimiento y evolución, manteniendo las relaciones ecológicas y las interrelaciones entre especies, característica que debería primar antes que las especies en sí ya que la evidencia científica nos dice que una vez que hayamos roto esas relaciones, difícilmente podamos salvar a las especies de su extinción. Un área protegida icónica es el Parque Nacional Teniente Agripino Encisco, que
recientemente le permitió a Juan Pablo Culasso hacer las primeras grabaciones de vocalizaciones de aves y sonidos del paisaje en el Chaco Seco. Allí se desenvuelve Carlos Ortega a quien le agradecemos el compartir sus fotos. Carlos
es guardaparque del Parque Nacional; un parque nacional que no solo muestra estas riquezas naturales, sino que también alberga elementos de la guerra del Chaco y resguarda allí sus memorias. Recorrer el Parque apreciando la
naturaleza y sus adaptaciones, y además poder apreciar las trincheras en donde dos naciones hermanas se disputaban el territorio, genera unas sensaciones muy particulares, pero que además ponen a flor de piel las emociones, ya que uno piensa que mucho antes de la llegada del europeo a estas tierras, naciones y pueblos nativos habitaban estos territorios y hoy lo siguen habitando, su presencia en la zona va mucho más allá que un frívolo “descubrimiento de América” en 1492. Estar en un parque nacional como “el Enciso” y tener a un anfitrión como Carlos, uno de nuestros “guerreros de la conservación” genera muchos sentimientos.  Estar en estos lugares y poder observar un saihovy (Thraupis sayaca) o un loro cara azulada (Thectocercus acuticaudatus) alimentándose de frutos y flores de pajagua naranja (Anisocapparis speciosa).

Cochlospermun tetraporu Flor Palo papel (Cochlospermun tetraporum) Bixaceae. Foto: Carlos Ortega.

Conocer que este es un arbusto o árbol pequeño que se ubica en el estrato bajo de los bosques y matorrales chaqueños, y que, para los Pueblos Toba, Wichí y Lengua es un importante alimento; mientras que en cambio para el Pueblo Ayoreo tiene propiedades medicinales. Otra ave muy característica de esta zona es el loro hablador (Amazona aestiva) que se alimenta de frutos de algarrobo blanco (Neltuma alba), árbol cuya madera se utiliza para postes y alambrados por ser resistente a la intemperie y la pulpa de los frutos brinda una harina para hacer patay (pan de harina de algarrobo). Por si esto fuera poco, es también una especie melífera, dado que las flores producen mucho néctar, y es fijadora de nitrógeno, por lo que se lo emplea como fertilizante de pasturas destinadas al ganado.

Picaflor verde (Chlorostilbon lucidus) alimentándose de flores de Aloe sp. Foto: Carlos Ortega.

En el Chao Seco no faltan las cactáceas, como Pracereus saxicola, que habita en suelos arenosos y bordes de matorrales secos (xerofíticos). Los frutos maduros son muy apreciados y consumidos por los Pueblos Ayoreo, Lengua-Maskoy y Maká. Harrisia bonplandii, es otra cactácea que habita en los sotobosques y claros de los bosques chaqueños “clareados”, como también en campos, roquedales y bordes de bosque de la Región Oriental. Otra planta muy llamativa es la aromita (Vachellia aroma), arbusto o arbolito deciduo con flores pequeñas muy fragantes, que florece en junio y fructifica en noviembre. Tiene propiedades alimenticias y medicinales, además de ser melífera.

Harrisia bonplandii Cactacea. Foto: Carlos Ortega.

La riqueza natural del Chaco Seco es increíble y se amalgama con historia y con pueblo originarios, que nos pueden transmitir muchos conocimientos. Es nuestra obligación mantener estos territorios en condiciones favorables para que las generaciones presentes y las que vendrán, puedan tener la misma oportunidad que tenemos nosotros de apreciar esa naturaleza, esa sociedad. Los invito a conocer el Chaco Seco.

Loro hablador (Amazona aestiva) comiendo frutos de Neltuma alba. Foto: Carlos Ortega.

Se agradece a Carlos Ortega por sus fotos y su compromiso personal y profesional, a Rebeca Irala por el acompañamiento técnico y a Lidia Pérez de Molas por la identificación de plantas.

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