¿Por qué migran las aves?

POR Alberto Yanosky

Director EIISA (Estructura Interdisciplinaria de Investigación Integral Socio-Ambiental) – UNAE

La migración de los animales siempre ha fascinado a los investigadores, tratando de entender y explicar las razones de estos movimientos. Lo cierto es que los humanos también, en diferentes etapas de nuestra historia, hemos realizado migraciones, y quizás muchas de las explicaciones de nuestras migraciones deberían y podrían ser entendidas desde la evolución del comportamiento. Lo cierto es que por diferentes razones, como podrían ser las condiciones climáticas, la disponibilidad de alimentos y otras, hacen que muchas especies animales migren. Y qué significa migración, pues para poder entenderla primero debemos comprender que los animales tienen una zona geográfica donde habita y que la distribución geográfica está relacionada con la presencia de la especie, por lo que, si una especie realiza movimientos o desplazamientos en ese ámbito geográfico de manera cíclica y constantemente, se produce un cambio en la distribución, con lugares donde está (total o parcialmente) y otros en donde no está a lo largo de un año calendario. Ahora sí estamos en condiciones de definir migración como el cambio de la distribución geográfica, normalmente se da entre sitios de reproducción para las aves.

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Las migraciones de las aves son fenómenos que llaman la atención y son predecibles, ya que estacionalmente se desencadenan estos movimientos, y lo más llamativo es que las aves se anticipan a los cambios en las condiciones ambientales y migran a lugares que podrían llamarse opcionales o complementarios, a través de rutas o vías migratorias, también altamente predecibles. La migración no es una característica del individuo en sí, sino de la especie y su población, evidentemente siempre hay un primero que inicia la migración y un número creciente de individuos que lo siguen, siguiente estas rutas de norte a sur o de sur a norte e inclusive con migraciones más localizadas. En esas rutas o vías migratorias, ya conocidas, existen sitios particulares que tienen todas las condiciones para que estas aves en migración puedan descansar y alimentarse, así cargando “baterías” para seguir el camino, o bien emprender el regreso cuando así corresponda. En estos sitios de parada existen condiciones, a veces, difíciles porque las aves están cansadas, hambrientas, deshidratadas y se exponen muy fácilmente y son más vulnerables a condiciones como la depredación y la cacería, inclusive los cambios estructurales de los hábitats que son sus paradas en la migración. Las lagunas del Chaco Central, la Bahía de Asunción y muchos de los pastizales y humedales del Paraguay sirven como paradas migratorias.

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Las aves migratorias son muy buenos indicadores de la calidad y salud de los ecosistemas, si los sitios no tienen la calidad esperada, las aves migratorias no pueden hacer sus paradas y esto nos serviría para indicarnos que algo está pasando. Y obviamente las condiciones climáticas las afectan, por lo que deberían esperar que los cambios climáticos también afecten a estas especies migratorias. Además, es uno de los pocos elementos comunes que tenemos muchas naciones, en particular las que ocupan el continente americano, ya que muchas aves del norte escapan a los crudos inviernos viniendo al hemisferio sur, como así también varias especies del hemisferio vienen más al centro de Sudamérica para escapar a las crudas temperaturas. Probablemente el escapar a estas extremas condiciones esté estrechamente relacionado con la carencia de alimentos y abrigos. Me gusta mucho el concepto de algo que compartimos, y ya escribimos sobre la responsabilidad que tenemos de conservar los sitios de estas especies que no están todo el año, pero que estos hábitats son críticos en determinadas épocas cuando llegan, y al llegar deberían tener la calidad esperada para poder descansar y recuperar energías.

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Estas aves pueden volar más de 2.500 km que en algunos casos implican 3 o 4 días de vuelo sin parar, lo que es muy llamativo en aves de pequeño tamaño, aunque hay aves que vuelan más de 12.000 km para hacer su migración anual. Esto implica mucho esfuerzo, muchos riesgos y se han reportado pérdidas del 50 % de la bandada migratoria. Migrar implica estar adaptada para hacerlo, y la evolución les ha dado a estas especies muchas adaptaciones para poder hacerlo, tanto desde el punto de vista anatómico como fisiológico. Solo me queda invitarte a conocer nuestras aves migratorias, disfrutar del fascinante mundo de la migración, y asegurar que los sitios de parada están listos para recibirlas cuando lleguen.

Espartillero enano.

Se agradecen las fotos de Tatiana Galluppi, José María Paredes y Luis Doldán.