Nacionales
Las cortezas o las cáscaras de los árboles
Palo borracho - Ceiba chodatii, Foto: Lidia Pérez de Molas
Cuando hablamos de un árbol normalmente pensamos en su tronco, en sus ramas, en sus hojas, en su copa y a veces, en su raíz, pocas veces pensamos en las flores y los frutos (órganos reproductores claves que nos permiten estar seguros de qué especie se trata), o de sus cortezas o cáscaras. Esa corteza que está presente en los troncos, también está presente en los tallos y las raíces, pero es más evidente y hasta característico de las diferentes especies de árboles y arbustos. La corteza es un conjunto de tejidos que protegen a lo que está adentro, que es la madera. Si bien la madera es el principal producto que se utiliza de muchos árboles, y lo primero que se nos viene a la mente, las cortezas también proveen productos alimenticios, combustible, productos para la construcción, para usos medicinales, tintóreos, entre otros. Este tejido es de suma importancia para la planta ya que no sólo lo protege de los factores externos, sino que también por él se transportan elementos cruciales para las plantas. Las células que forman estos tejidos, su morfología y su abundancia como también la forma en la que se organizan son muy diversas entre las diferentes especies; sin embargo, son bastante constantes dentro de ciertos grupos de plantas emparentadas, por ello plantan que son parientes cercanos suelen tener cortezas similares.
Las cortezas de las mirtáceas son muy características, finas, suaves, verdes y al apoyar la palma de la mano se sienten frías.
Algunas cortezas se piensan han desarrollado mecanismos que parecen servir para evitar que algunas especies trepen como las espinas de la corona de Cristo (Gleditsia), o las defensas que parecen tener en la corteza los samu’u o palos borrachos (Ceiba). Otros tienen una corteza que se suela como si fuese un papel, de ahí el nombre del palo papel (Cochlospermum tetraporum), en este tipo de corteza, la superficie puede tornarse resbaladiza para que algunas especies puedan trepar. Hay muchas cortezas que sirven como resistencia al fuego y es común ver a estas cortezas con restos de haber sufrido los embates del fuego.
La corteza les sirve a varias especies que posiblemente hayan evolucionado para confundirse con la corteza como es el caso de varios reptiles e insectos. Este concepto se llama mimetismo, es decir el “parecerse” a algo que normalmente está ligado a evitar la depredación y confundirse con el medio. Estas especies son miméticas o crípticas, contrarias a aquellas que son aposemáticas, es decir que se altamente distinguibles de su medio (normalmente colores llamativos de alerta). Hay muchas mariposas que pasan desapercibidas, y el caso de algunos saurios como el teju asaje cuya presencia solo se detecta si se mueve. Nos pasa lo mismo con el urutaú, muchas veces posado en un rama o tronco y su plumaje se mimetiza perfectamente con la corteza.
Las estructuras corchosas con canaletas profundas permiten el agarre de varias especies que son epífitas como muchos helechos, cactus y hasta pequeñas begonias que crecen sobre estos troncos. Esa corteza con protuberancias, surcos, hacen que los factores externos sean menos probables de afectar a la madera, como el caso del árbol que dio origen a los corchos se usan para ciertas bebidas, este árbol se conoce también como alcornoque. Existen varias especies que recuerdan al corcho, una estructura que hasta se puede desprender de la corteza. El quebracho blanco nos recuerda al árbol del corcho con una corteza “corchosa”.
Existen varias cortezas que tienen fines medicinales en la cultura indígena y de las comunidades tradicionales, como es el caso de algarrobillo con la cual se prepara un té al que se le adjudican propiedades diuréticas y astringentes. O la cáscara del guavirami que se usa como digestivo o para darle más sabor a la caña. Y también algunas otras especies hacen uso de estas cortezas que muchas veces tienen fibras vegetales negras que son utilizadas por algunas aves para hacer sus nidos. Estos son algunos ejemplos de una parte del árbol, esa protección externa que ha evolucionado en formas diferentes que parece haber dado ventajas competitivas a ciertas especies para vivir en sus ambientes, evitar la depredación, protegerse de los factores externos, como el fuego, y, además, de brindar un producto para las comunidades humanas. Basta con conversar con aquellos que están relacionados con los árboles, para conocer los diferentes usos que se le dan a la corteza. Quizás en mi experiencia, fuera de la rica gama de usos, quizás el más llamativo es el uso que se le da a ciertas cortezas fuertes pero flexibles para fabricar unos estilos de calzados (sandalias) para proteger la planta del pie de los terrenos agresivos.
Les invito a acercarse a los árboles y arbustos, analizar estas estructuras externas, analizarlas y comenzar a entender qué adaptaciones le ha brindado a su “dueño” y que otras ventajas otorga sea a otros vegetales que pueden vivir sobre esa corteza, como así también a otros animales. Estas estructuras podrían servirnos para imitar estas adaptaciones en nuestras iniciativas de hacemos más naturales, y de mirar la naturaleza para lograr muchas de las soluciones a las que nos enfrentamos.
Se agradece el apoyo de Lidia Pérez de Molas en la motivación a escribir sobre las cortezas y sus fantásticas fotos.
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