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Nacionales

Muéstrame tu pico y te diré qué comes

Pepitero. Foto: Tatiana Galluppi

Pepitero. Foto: Tatiana Galluppi

POR Alberto Yanosky
Director EIISA (Estructura Interdisciplinaria de Investigación Integral Socio-Ambiental) – UNAE.

La naturaleza es fascinante por sus formas y por cómo se nos presenta, y estos estados nos motivan a tratar de entender cuáles son los factores que hacen que exista tanta diversidad de formas, de colores, y de comportamientos. Evidentemente en la naturaleza estas formas que se presentan nos llevan a pensar cuál ha sido la razón que llevó, por ejemplo, a las aves a tener patas de diferentes longitudes, o alas de diferentes fisonomías, o colas diferentes, o cuerpos más voluminosos o más esbeltos, más erguidos o más inclinados, y una de las partes del cuerpo que ha llamado la atención de quienes observamos estas formas, son los picos. Evidentemente, un pico sirve para captar los alimentos, instancia fundamental en la supervivencia de los individuos. El ejemplo quizás más emblemático tiene que ver con los pinzones de Darwin en las Islas Galápagos, modelos que todos los que estudiamos ciencias naturales tenemos como aspecto obligatorio de aprendizaje.

Tucán. Foto: Luis Doldán

Sabemos según la evidencia científica y en base a los hallazgos de Darwin que los picos tienen tamaños y formas que responden a los recursos alimenticios de los que se sirven y que estos picos fueron evolucionando por selección natural, mejorando el diseño natural para adaptarse a los recursos disponibles. En las observaciones de Darwin sobre los pinzones se pudieron ver diferentes adaptaciones según las diferentes islas y los alimentos, entendiendo que los pinzones que tenían picos más robustos y fuertes tenían la capacidad de romper semillas o frutos más grandes, y los que tenían picos más pequeños o bien comían insectos o semillas y frutos más tiernos. Si tomamos esta experiencia y vemos las aves que nos rodean, podemos también distinguir diferentes picos y “adivinar” qué consumen, sin necesidad de verlos alimentándose. Evolutivamente, los picos de las aves que nos rodean tienen formas que les permiten conseguir más eficientemente su alimento y así adaptarse al entorno que tienen y los recursos que éste le ofrece. El pico en sí es una característica de las aves, estructura córnea que forma parte de la parte externa de boca, carente de dientes. Parece que esta estructura córnea de las aves que encuentra tan comúnmente en la boca, ha sido también exitosa en otras especies de la rica biodiversidad que tenemos, como las tortugas, y hasta algunos marinos como los pulpos y los calamares. El pico no sólo sirve para alimentarse, sino también como instrumentos para el cortejo, como en algunas cigüeñas y los tucanes.

Gua’a pyta. Foto: Tatiana Galluppi

Si miramos bien los diferentes picos, podremos darnos cuenta de que hay picos curvos y como una especie de gancho como en las aves rapaces, o puntiagudos en forma de lanza, como en algunas aves acuáticas que pescan; o picos largos y finos como algunas aves que se alimentan de insectos, o picos gruesos y cortos que tienen la mayor parte de las aves que consumen granos. Los picos que son comunes seguramente corresponden a una especie que puede comer de todo o que son omnívoras; mientras que otras que en lugar de ser generalistas están muy especializadas, podrían tener picos muy particulares, como los colibríes o picaflores, que consumen néctar de las flores. Los picos de los tucanes son grandes, potentes y aserrados, lo que muestra que no sólo pueden consumir frutas con cortezas gruesas y duras, sino que también pueden depredar sobre otros animales, como otras aves o mamíferos pequeños. Un pico curvado y corto podría pertenecer a un ave que come frutos, como los loros, las cotorras y los guacamayos. Existen aves que tienen picos filtradores, que les permite ir filtrando el agua para alimentarse como puede ser el caso de los flamencos, o bien picos fuertes y largos que les permite ir “husmeando” el fondo mientras caminan en búsqueda de peces u otros pequeños animales que se encuentran en el lecho de los cuerpos de agua, como es el caso de las cigüeñas. Varios patos también tienen picos filtradores y hasta algunos tienen pequeños “dientes” que les permiten sujetar algunos peces que se encuentran a su paso.

Tuyango. Foto: Luis Doldán

Las aves que son carnívoras necesitan un pico fuerte para poder desgarrar la carne y que la parte superior del pico tenga forma de gancho es evidentemente una adaptación muy especializada que nos indica su tipo de alimentación. Este gancho es muy característico como también lo es el pico de la espátula o garza rosada, que está aplanado, facilitando así sus hábitos alimenticios. El rayador tiene un pico también extraño con su parte superior más corta que la inferior, forma que le permite ser más eficiente en sus “rayadas” sobre el agua capturando su alimento.

Los picos, una parte del cuerpo, nos muestra una vez más la rica diversidad que tenemos sólo en un grupo como pueden ser las aves, mostrándonos la intrincada relación de los seres vivos y la naturaleza, de su relación con el medio y el rol que cumplen en los ecosistemas.

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