Copetones

POR Alberto Yanosky

Director EIISA (Estructura Interdisciplinaria de Investigación Integral Socio-Ambiental) – UNAE.

Esa rica naturaleza que nos rodea siempre nos sorprende con algo, y de hecho las aves nos sorprenden con sus colores, con sus comportamientos, con sus nidos, con sus vocalizaciones, pero a mi amigo José María Paredes y a mí nos han fascinado siempre los copetes. Vemos esas estructuras de plumas en la cabeza que están fijas o que se elevan, y no podemos dejar de preguntarnos qué funciones podrían tener. Llama la atención que, a este copete, conjunto de plumas sobre la cabeza de las aves, en inglés se las refiere como crestas (crest), pero crestas en español también puede asignárseles a las aves, pero son protuberancias carnosas situadas también en la cabeza. Entonces en español diferenciamos la cresta del copete y yo quiero solo referirme al copete. Parece que algunos dinosaurios también tenían crestas, y el conocimiento acumulado le asigna una función de despliegue, de llamar la atención, en particular para aparearse y para comunicarse, por ejemplo, cuando se sienten amenazadas o sorprendidas.

Cardenal. Foto: José María Paredes

Tenemos en nuestro medio a aves rapaces con crestas, quizás las más conspicuas serían el águila coronada y el águila harpía, existen unos bellos pájaros carpinteros con copetes rojos, amarillos y pajizos, existen garzas con copetes como el kuarahy mimbi o chiflón, o la garza blanca, el cardenal tiene un bello copete rojo, los hay también pequeñitos, como el doradito copetón, o el guyra pyta o brasita de fuego con un copete muy llamativo de color marrón y rojo.

Estos copetes se conocen también como coronas y existen grandes y pequeños, eréctiles o no, coloridos, y con plumas similares o plumas muy diferentes. Si bien los copetes no son parte de todas las aves, sí es cierto que aparecen en diferentes grupos, desde rapaces y aves acuáticas, hasta picaflores y pequeñas aves canoras, sea en pastizales, en bosques, en humedales. Estos copetes o crestas, cuando son muy conspicuos, han servido para darles los nombres comunes como copetón o crestudo. Estos copetes normalmente están presentes siempre, pero en algunas especies solo aparecen en la época reproductiva y luego desaparecen.

Picaflor paquetón. Foto: José María Paredes

Parece que muchas aves tienen control sobre sus copetes y se cree que el estado del copete puede indicar el estado “anímico” de un ave, mostrando emociones o estrés. Las aves pueden subir o bajar una cresta para una exhibición de cortejo o mostrar agresión, dominio o sumisión. Cuanto más fuertes sean los movimientos de la cresta, más fuertes serán las emociones que causan la acción. Algunas aves también pueden usar sus crestas como parte de la comunicación, señalando sus intenciones de apareamiento o defensa, o alertando a otros miembros de la bandada.

Una cresta puede ser una característica o marca de campo útil para los observadores de aves. Cuando use una cresta para la identificación de aves, tenga en cuenta el color, la forma y la longitud de la cresta, así como su grosor y si parece ser solo unas pocas plumas o la corona completa. Además, observe cómo el ave usa la cresta y qué posiciones tiene la cresta en la postura relajada de un ave en comparación con las exhibiciones más agresivas o prominentes. En algunas especies, el copete es tan significativo y prominente que puede ser una marca de campo de diagnóstico, como la cresta grande y colorida del cardenal o de la urraca crestuda. El caballerizo o picabuey tiene una corona anaranjada, oculta en su cabeza, que rara vez expone. Así que a partir de ahora a mirar bien a las aves y a descubrir si tiene o no tiene copete, corona o cresta.

Crestudo. Foto: José María Paredes

Se agradece a José María Paredes por la idea de tema y las excelente fotos.