Nacionales
Migrantes invernales
Saira Castaña. Foto: Bianca Soares
Uno de los fenómenos más enigmáticos del mundo animal son las migraciones y todavía seguimos fascinándonos con esos largos viajes que emprenden varias especies de aves volando miles de kilómetros y parando en sitios determinados para alimentarse, retomar fuerzas y seguir viaje. Quizás las migraciones sean el fenómeno natural que realmente une a varias naciones ya que ni el mar u océano que toca a varios países lo hace en forma exhaustiva, ya que Bolivia y Paraguay no cuentan con costas marinas; sin embargo, sí están unidos por las aves migratorias. En el marco de estas migraciones hablamos de rutas y vías migratorias, diferenciando ambos conceptos, las rutas migratorias comunes que utilizan las aves migratorias para desplazarse de un lugar a otro se denominan vías migratorias. Las vías migratorias son rutas que históricamente han proporcionado a las aves migratorias alimento y agua a lo largo de su prolongado vuelo, así como un hábitat adecuado y lugares de descanso. Cada temporada, más de 100 millones de aves norteamericanas utilizan una ruta migratoria para migrar, y muchas de ellas vienen hacia el sur eligiendo como destinos el mismo sur de ese continente o llegando al Caribe o Centroamérica y algunas más osadas, llegando a Sudamérica, escapándoles al frío del hemisferio norte donde nidifican. Y las esperamos por aquí en nuestras primaveras y veranos, pero lo que muchos no saben es que hay otros migrantes, están los migratorios invernales, esos que llegan a nuestro país, a nuestros hábitats, en pleno invierno, ya que tenemos inviernos menos crudos y duros que los que estas aves tienen más al sur.
Estas aves migratorias invernales se las conoce también como migrantes australes en Paraguay y son aves del continente sudamericano que realizan movimientos periódicos dentro del continente y migran hacia el norte después del período reproductivo (durante el invierno), en busca de condiciones más favorables. Se conocen 49 especies migratorias australes en Paraguay, las cuales no nidifican en el país y se las encuentra entre el otoño y la primavera. Una de las más conocidas es la golondrina patagónica, pero también en este grupo está el llamativo Churrinche y también el sobrepuesto. La gran mayoría de estos migrantes invernales son pájaros pequeños y del grupo de los tiránidos, que se alimentan de insectos, estas aves son parientes del pitogüé. El junquero o kachimbo también migra a Paraguay y entra en el sur del Chaco y la zona relacionada al Ñeembucú. Al siete-colores también le gustan los juncales, y comparte el hábitat con el junquero, pero solo en el sur de la región oriental. La monjita coronada nos visita en el sur del Chaco todos los inviernos mientras que la viudita negra lo hace en extremo oeste del Chaco. El corta-ramas o yvyra ihasya también parece tener un patrón similar en la zona del río Paraguay y hacia el oeste durante los inviernos. La saíra castaña o saira solo ocupa la región oriental viniendo del sur durante los inviernos. El naranjero o aka chovy también ocupa parte del territorio chaqueño durante los inviernos.
Los doraditos son otro grupo de aves pequeñas que nos visitan en nuestros inviernos, como el doradito corona castaña y el doradito pardo, aves de 9-10 cm que tienen vientres amarillentos, y también están asociados a juncales y ambientes húmedos. Son muy parecidos, escurridizos y básicamente nuestros expertos saben de su llegada y presencia por sus vocalizaciones que son muy características.
De estos visitantes invernales, quizás uno bastante más común ya que se encuentra también en zona urbanas, es la calandria real o guyra pepoasakati que ocupa en invierno gran parte del territorio nacional.
Lo cierto es que estas aves llegan para pasar el invierno aquí, haciendo frente a la época con la menor precipitación, cuando comienzan a ocurrir los incendios por la carga de material combustible en particular en los pastizales, su presencia para muchos pueblos originarios indica la llegada del frío, como la llegada de estas aves.
Se agradece el aporte técnico de Tatiana Galluppi y las fotos tomadas por José Paredes, Luis Doldán, Bianca Soares y Tatiana Galluppi.
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