Nacionales
Bellos y amenazados: indicadores de los pastizales por la pérdida de su hábitat
Hembra de yetapá de collar. Foto: José María Paredes..
Los pastizales nacionales y de la región albergan varias especies únicas, elementos de la biodiversidad, de la naturaleza que también los hacen únicos a esos ambientes. Uno no se podría imaginar a los gua’a o guacamayos sin árboles o palmeras, o a un pájaro campana sin ese bosque tan único que habita, y existen dos aves de pastizales bellísimas, estilizadas, pequeñas, vistosas y con unas colas muy extrañas, que hasta parece que más una ventaja adaptativa, es un estorbo para su vuelo. Sin embargo, si esas colas están ahí es porque tienen alguna utilidad y les da ventajas competitivas a estos individuos.
Se trata de dos especies diferentes que pertenecen al mismo género, indicativo de que tienen un ancestro evolutivo común, y son conocidos como avioncito, yetapa chico, jetapa’i o científicamente como Alecturus tricolor, y el yetapá de collar, tijereta de las pajas o también jetapa’i, o científicamente como Alecturus risora. Ambos yetapás son habitantes de los pastizales y pastos naturales, no están en pasturas implantadas, no ingresan a los bosques ni siquiera se los ve cerca de las isletas de bosques que suelen encontrarse en nuestros pastizales. Son dos aves pequeñas, el avioncito es bastante más pesado que el yetapá de collar, y este habita los pastizales más asociados a humedales, cerca de ambientes como esteros, arroyos, bañados, mientras que el avioncito está más asociado a pastizales altos, pero también en zonas húmedas.
Las dos especies son insectívoras, como la familia a la que pertenecen (los tiránidos), se posan en hierbas o pastos (y alambrados) y cazan en vuelo atacando a sus presas en el suelo o entre los pastos. Los machos realizan vistosos vuelos nupciales en las épocas reproductivas en el invierno. El vuelo de los machos del yetapá de collar es lento y trabajoso debido a su larga cola. El avioncito es aún más llamativo en su demostración nupcial ya que los machos se lanzan verticalmente en el aire con rápidos golpes de las alas, la cola levantada sobre el dorso que casi toca la cabeza.
Mientras el macho del avioncito tiene un llamativo plumaje reproductivo, las hembras y juveniles son más regordetes, de cola corta, cabezones de color pardo, claro y oscuro. El macho del yetapá de collar tiene la cabeza y parte dorsal negras con las plumas ribeteadas de ocráceo, una rabadilla gris, y la garganta es blanca, pero pierde las plumas en la época reproductiva exponiendo la piel rojo salmón; mientras la hembra tiene la cabeza y dorsal, pardas ocráceas, la garganta blanquecina.
Estas dos bellezas de la naturaleza son parte del acervo natural del Paraguay, dependen de los pastos y hierbas de los pastizales naturales, praderas y sus humedales asociados, siempre con una vegetación casi pura; sin embargo, los hábitats de los pastizales naturales están amenazados por el avance de la agricultura, la ganadería y en general todas las acciones que transforman este ambiente natural. Estas especies dependen exclusivamente de los pastos naturales en donde encuentran su alimento, se refugian y construyen sus nidos luego del apareamiento.
La existencia de un pastoreo intensivo, los incendios de pastizales y la transformación de sus pastizales naturales, sean temporales o permanentes, atentan contra su supervivencia. Los cambios climáticos que afectan los pastizales, cambiando la matriz herbácea también es una amenaza y se estima que posiblemente poco menos de la mitad de su ambiente natural pueda desaparecer para el 2100; sin embargo, los cambios que se están dando por las diferentes acciones antrópicas, desde el punto de vista productivo, posiblemente afecten mucho más su hábitat natural antes de ese tan “aparentemente” lejano año.
Estas dos especies son indicadores de estos ambientes naturales y todo emprendimiento en su área de distribución debería comprometerse con la protección de la parte más importante para la supervivencia de las especies. Tanto el avioncito como el yetapá de collar son especies icónicas, existen pocos lugares donde se los encuentre juntos o “casi juntos” ya que hay diferencias en los hábitats que seleccionan; sin embargo, tienen ambientes complementarios. Y la experiencia cuenta que les gusta moverse, hasta realizar migraciones pero localizadas, lo que impone una estrategia de conservación que debe mirar más el paisaje que el o los sitios en particular, brindándole los parches de pastizales naturales húmedos que las especies necesitan.
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