Nacionales
Somos parte de una responsabilidad hemisférica y compartida, hagamos nuestra parte
Playerito pectoral (Calidris melanotos) y Playerito zancudo (Calidris himantopus). Imagen tomada en Costa azul, Limpio. Foto: Edgar Romero.
En algunas zonas arenosas y fangosas ya se pueden comenzar a distinguir algunas aves playeras que están viniendo del hemisferio norte escapándole al invierno, a estas aves las conocemos con el nombre de migratorias neárticas. Paraguay está en la ruta migratoria que las lleva al sur, pero esto no sólo ocurre con aves que vienen de Norte América, también existen las que conocemos como migratorias australes, aves que vienen del sur del continente a pasar algunas semanas o meses en Paraguay, además de estas reconocidas rutas migratorias y las especies que las componen, hay otras que hacen migraciones más localizadas y que se mueven entre sitios particulares como así también de este a oeste.
Estas aves migratorias pueden ser playeras (que se presentan en gran variedad) que andan en los arenales y fangos de los ambientes acuáticos, o pueden ser pequeñas aves de bosques y pastizales y áreas abiertas como el Chopî para o Charlatán o el Guyra pepoasakati, Calandria para o Calandria real, o bosques, las hay depredadoras (como el Taguato rye morotî o águila pescadora), y también un pariente cercano de la famosa piririta, el Toutou o Cuclillo alas rojizas. Cuando vemos esa migratoria tan característica que es la golondrina, conocida como Mbyju’i, también nos emocionamos por su belleza.
La migración es una de esas maravillosas sorpresas de la naturaleza, ¿cómo y por qué ocurre? Durante la migración, las aves se enfrentan a una serie de obstáculos naturales tales como los desiertos, mares, montañas enormes y otras barreras naturales. Sin embargo, junto a estas barreras naturales, las aves se la ven cada más más difícil por las barreras hechas por el hombre, y aquí tenemos un caso con la Bahía de Asunción. Estas estructuras hechas por el hombre no sólo pueden molestar a los movimientos migratorios de las aves, sino que se estima que las colisiones con estas estructuras hechas por el hombre es responsable de la muerte de muchos millones de aves en todo el mundo. Entre los afectados son abundantes las especies de aves, en las que se incluyen especies raras y en peligro.
Estas barreras hechas por el hombre se cree que son una amenaza cada vez mayor y es probable que sean un contribuyente importante a la disminución de muchas poblaciones, especialmente de las más escasas y especies de aves vulnerables.Cientos y miles de aves migratorias, incluyendo a muchas que están protegidas en virtud de tratados internacionales y regionales mueren en un número creciente de barreras hechas por el hombre. Algunos de estos casos podrían ser evitados con bastante facilidad mediante la introducción de medidas técnicas para reducir esta, a menudo, causa evitable de destrucción.
Alguna vez en la Organización de los Estados Americanos (OEA) manifesté que si había un elemento común a todas las naciones que conformaban el bloque de las Américas, eran las aves migratorias y me referí a ellas como “common currency” haciendo referencia a “moneda común”, como cuando países como pueden ser la Unión Europea (con el euro) o el Mercosur que todavía está discutiendo esto de la moneda común; lo cierto es que las aves migratorias nos hacen olvidar las fronteras políticas y vuelan tan alto que hasta pareciera que no existen los accidentes orográficos como montañas ni parecen verse afectadas por los tipos de ambientes naturales ya que surcan los cielos de desiertos, bosques, pastizales, humedales y hasta océanos.
En estas reuniones técnico-políticas en las cuales discutimos acciones de conservación, hablamos de aspectos transfronterizos, es decir que van más allá de nuestros límites nacionales, y un tema que preocupa son las aves migratorias; como alguna vez me dijeron, en Canadá, cuiden “nuestras aves” que luego de anidar y criar a los polluelos se van para tus tierras y los hábitats tienen que estar saludables. Mi inmediata reacción, con ese sentido de apropiación fue, ustedes también “cuiden nuestras aves” que deciden ir a reproducirse allí. Lo cierto es que no son ni de allí ni de acá, son ese elemento de la naturaleza que se mueve sin tener en cuenta estas políticas nacionales de conservación, lo que requiere acciones nacionales y una mirada hacia todo el hábitat de su ciclo de vida. De nada sirve que en los EEUU o Canadá conserven sus sitios de reproducción si luego al migrar las paradas obligatorias que hacen para cargar energía (alimentándose) o su destino final, son ambientes totalmente destruidos y con amenazas.
Sin embargo, cada año el número de aerogeneradores, líneas eléctricas, pararrayos y torres de radio, televisión y telefonía celular, cuya transmisión ocurre a través de los mástiles, como así también el reflejo de las placas de vidrio de ventanas, edificios altos y otras estructuras sigue creciendo, a menudo sin tener en cuenta las medidas de mitigación para evitar y reducir notoriamente la mortalidad aviar a través de colisiones con estas estructuras.
Además de una serie de conocidas las medidas de mitigación específicas para cada tipo de estructura, en particular la ubicación y colocación de estructuras tales como los parques eólicos y líneas eléctricas a lo largo de las principales rutas migratorias o cerca de zonas regularmente utilizado por un gran número de alimentación, reproducción o dormideros de aves, pueden afectar dramáticamente la probabilidad de colisiones. La instalación de dichas estructuras a lo largo de o mismo en los humedales, los valles de los ríos y en las riberas rivereñas, donde aparecen un gran número de aves migratorias y se congregan, también es probable que aumente el riesgo para las aves migratorias.
Esto nos impone una mirada especial, sabiendo que hay momentos del año que llegan estos visitantes y que deberíamos no solo disfrutarlos observándolos, sino conservando su hábitat. Ya aprendimos que para hacer una obra como la Costanera de Asunción no podemos destruir el hábitat que justificó la Reserva Ecológica Bahía de Asunción y Banco San Miguel, como ocurrió con más del 70% de una reserva declarada por ley con gestión compartida entre el gobierno central y la municipalidad. Ya aprendimos que debemos ser estrictos ya que una evaluación de impacto ambiental no puede obviar la existencia de esta ley. Ya aprendimos que la ciencia y el conocimiento es básico para poder tomar decisiones, y cuando existen no la podemos obviar, y las autoridades deberían justificar la no atención al conocimiento.
Lo que pasó allí en la Bahía de Asunción es un ejemplo quizás simple de nuestra falta de compromiso y desidia, además de ignorancia que nos afecta en lo nacional, pero también impacta en las políticas de varios países que invierten en conservar los hábitats para estas especies. No por ello, los EEUU destinan recursos financieros para conservar estas especies desde México hasta el sur de Argentina y Chile, haciendo así que, desde Alaska hasta Tierra del Fuego, existan políticas y recursos para conservar a estas especies que son parte del acervo nacional de las Américas.
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