Nacionales
Aves vistosas y bullangueras: los loros y cotorras
Loro hablador (Amazona aestiva). Presenta una amplia frente celeste y una corona amarillenta, en vuelo se ven sus tapadas y hombros de color amarillo.
Nuestra profunda y enigmática relación con las aves es de larga data, siempre nos sirvieron para alimentarnos por su carne y sus huevos, y vestirnos, haciendo uso de sus plumas, como así también para hacer utensilios con sus huesos, y hasta acompañarnos en nuestros rituales. Cuando comenzamos a dejar de ser nómades pudimos domesticar a ciertas aves y aprender a manejarlas en cautiverio. A nuestro alrededor tenemos los indicios de las aves más comunes que son las gallinas, los patos, los gansos y las guineas. Sin embargo, nuestra relación con las aves es mucho más fuerte y siempre nos han fascinado los loros y cotorras.
Este grupo de aves, normalmente verdes, aunque las hay de vistosos y llamativos colores (azul, rojo, amarillo, y otros) tienen también una estrecha relación con los seres humanos, ya que están asociados con las habitaciones humanas, y es común tenerlas como mascotas, sea enjauladas como las famosas cotorritas australianas o en libertad como los bien conocidos loros habladores. Y es precisamente su habilidad por imitar que nos atraen, estas aves “hablan” y copian y repiten palabras y frases que oyen de su entorno, como así también imitan a otras aves. Esta habilidad de copiar la voz humana es quizás una de las características que nos fascinan, y pensar que estas aves no tienen cuerdas vocales.
A este grupo de aves que las conocemos con los nombres de loros, cotorras, catas, parakáu, chiripepé, maracaná y tu’î, y también albergan a los guacamayos (gua’a, ara) se las alberga en el orden Psittaciformes y en la familia Psittacidae, por eso los conocemos como psitácidos y todo lo relacionado con estas aves comienza con “psita” por su origen con la palabra “loro” en griego. En Paraguay tenemos 20 especies de loros aunque seguimos agregando especies que no habían sido registradas antes principalmente por la falta de estudios ornitológicos, pero también puede deberse a cambios ambientales, por ejemplo el cambio climático.
Estas aves son inconfundibles, ruidosas, bullangueras, son buenos trepadores, vuelan rápido y baten bastante las alas, y para la mayoría de los casos les gusta estar en grupos; tienen picos robustos y curvos, mayormente adaptados para comer frutas y semillas. Quien haya tenido oportunidad de ver de cerca a un psitácido, verá que tiene dos dedos hacia adelante y dos hacia atrás, y que para caminar siempre se mueven hacia los costados, dando un típico movimiento. Mayormente hacen sus nidos en huecos de árboles a excepción de la cotorra verde, que hace sus nidos comunales (gigantes nidos de ramas y palitos) que suelen verse en los postes de la electricidad. Esta cotorra tan común y que aprovecha el alimento producido por el hombre en sus cultivos, ha sido muy exitosa colonizando otros ambientes en los cuales no evolucionó, esta cotorra hoy se la puede encontrar en los EEUU y en Europa, en las grandes ciudades esta cotorra hace sus nidos y causa algunos problemas en la infraestructura.
En Paraguay teníamos 4 gua’a, hoy solo quedan tres, el gua’a hovy, el kaninde y el gua’a pyta, ya que gua’a violáceo ya se considera extinto. El kaninde dio el nombre a uno de los 17 departamento del país, Canindeyú, por ser un kaninde + saiyú, por su coloración amarilla y azul. Aquí demostramos una vez más la importancia de la biodiversidad en las geonimias del Paraguay, y pensar que muchos de mis alumnos no tienen idea del origen del nombre de este departamento.
En los últimos años nos hemos quedado boquiabiertos al ver a los gua’a volando y posando en la ciudad de Asunción y su área metropolitana, seguramente con individuos escapados de cautiverio, comenzó esta población que hoy tiene más de 15 individuos, y que además se cruzan entre el Canindé y el gua’a pyta para dar una bella ave de vistosos colores que se conoce con el nombre de Arlequín. La película Rio y la historia de “Blue” nos ha fascinado a todos, lamentablemente no educándonos ya que relaciona un guacamayo a la Amazonía cuando no es amazónico. Más confundiéndonos ya que no existe en Paraguay.
Luego existen un conjunto de cotorras y cotorritas que se conocen con el nombre de maracaná, ñanday, chiripepé y otros. La cotorra más pequeña es la catita viuda o mbembéi que tiene unos 11 cm, mientras que un gua’a pyta tiene entre 80 y 90 cm, la cotorrita conocida como tu’î Karanda’y es la que hace estos nidos gregarios y mide unos 27 cm, mientras que el loro más conocido es el hablador o parakáu que mide unos 35 cm. Existen algunos loros bien raros como el charao y el parakáu keréu, ambos muy difíciles de ver, restringidos a los bosques altos de la región oriental y este último con muy pocos individuos remanentes en el territorio nacional.
Los psitácidos son de hábitos bien particulares y objeto de estudios constantes ya que su gregarismo parece estar relacionado con la optimización en la búsqueda de los alimentos y la protección contra la depredación. Pero hay otros comportamientos que son los que quizás nos acercan más a ellos, son sus cuidados, se rascan entre ellos acicalándose, se golpean los picos, y se dan de comer, todos estos cuidados refuerzan la cohesión de grupo y mejoran las relaciones entre los diferentes individuos, los que se hacen más comunes durante la época reproductiva.
Tenemos mucho que decir de este increíble grupo de aves que nos alegran la vida, nos llenan de colores, y siempre que están presentes, lo sabemos por lo ruidosos que son. Seguiremos hablando de ellos ya que nos urge tener acciones concretas para asegurar su conservación y no tener que lamentar la desaparición (y para siempre) como nos ocurrió con el gua’a violáceo.
Fotos: Rebeca Irala M.
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