Nacionales
Por nuestras infundadas creencias, afectamos a los búhos y lechuzas
Ñacurutú - Búho (Bubo virginianus). Es la lechuza más grande que ocurre en el país. Sus orejas distanciadas son su marca de campo, además de su gran tamaño. Es más común en bosques y sabanas de la Región Occidental. Foto: Nicolás Cantero (Alto Paraguay, octubre 2019).
Existe un grupo de aves rapaces que se conocen como estrigiformes o por su nombre oficial Strigiformes. Son aves rapaces, pero por lo general nocturnas o crepusculares. Este grupo de aves agrupa a las lechuzas y búhos, aves tan ligadas a la cultura y la tradición, y no siempre asociadas a cuestiones muy agradables, por el contrario, más asociadas a la brujería, a los fantasmas, y la mala suerte.
Esa palabra “Strigi” tiene su origen en latín y se refiere a la “lechuza”, entonces estrigiformes quiere decir “formas de lechuza” para juntar a todas estas aves que son hábiles cazadores y depredan por lo general animales vivos. Rapaz, significa precisamente eso, ave de caza y que en el caso de estas aves usan la habilidad del vuelo y de su vista y oído, extremadamente agudos para cazar utilizando tanto sus garras como su pico.
Paraguay cuenta con una rica diversidad de estrigiformes, en total conocidas hasta ahora 16 especies, es decir, 16 diferentes tipos de lechuzas y búhos.
Ambos están altamente emparentados, pero son diferentes, mientras los búhos son grandes y robustos, y tienen la cabeza redonda, ojos grandes y poco espacio entre ellos, plumaje es marrón y blanco moteado; las lechuzas son más pequeñas, más claras, con una cabeza que presenta una forma que recuerda a un corazón, tienen ojos más pequeños y no tan redondos. Las lechuzas además tienen plumas en sus garras, lo que les ayuda a mantener el calor, pero por el contrario no tienen esas plumas levantadas (recuerdan a orejas) que tienen en la cabeza los búhos. Los machos y hembras son muy similares y no es cierto eso de que la hembra es la lechuza y el macho es el búho.
El Suindá o Lechuza de los Campanarios es quizás una de las más conocidas por encontrarse en los ambientes urbanos. Hay también dos ñacurutúes, uno de mayor tamaño, más del Chaco, y otro menor más común en la región oriental, aunque ambos están juntos (son simpátricos decimos) en el bajo Chaco. Existen otras lechuzas, un Suindá-hu o Lechuza negra, y un Suinda ka’aguy o Lechuza Listada, la Lechuza común o kavure y la Lechucita grande, la Lechucita Chica o kavure-i, otra estriada o Kavure Guasu, y la Lechucita canela o Kavure-í pyta, la Lechucita de las Vizcacheras o Urukurea chichi, también hay una Lechuza Chaqueña o Suinda Chaco, bien restrigida el oeste del Chaco.
Y finalmente, cuatro Lechuzones, el negruzco o ñakuturu hu, el de campo o suinda ñu, el Lechuzón Mocho Grande o Urukere’a guasu y el Lechuzón Mocho Chico o Urukere’a mini. A excepción de la Lechucita de las Vizcacheras, el Kavure’i, el Kavure, y el Suinda, 4 de las 16 especies de lechuzas y búhos que tenemos en Paraguay, el resto requiere de hábitats saludables y donde existan las presas que depredan.
Quizás una de las características que más nos impacta es la habilidad de casi girar su cabeza en la totalidad, tienen la extraordinaria capacidad de hacer un giro de hasta 270°. Además, su presencia y sus diferentes vocalizaciones suelen impactar negativamente, ya que, combinada con su presencia algo erguida y observadora, imponen cierto temor en la gente.
En general, la presencia de los estrigiformes cerca de nuestras casas o con su encuentro, significa un mal presagio para la mayoría de la gente. Lo cierto es que estas aves no tienen nada que ver con lo negativo, por el contrario, su presencia nos indica calidad de hábitat, puesto que si no hay presas, estas rapaces depredadoras no podrían existir.
Si destruimos los ambientes naturales, habremos perdido tres cuartas partes de la fauna de estrigiformes del Paraguay, parte del acervo natural que deberíamos precautelar para que estas aves sigan cumpliendo el rol para el cual evolucionaron y así mantener el equilibrio en la naturaleza.
Imaginemos que las investigaciones refieren que estas aves pueden ingerir alrededor de 500 ratones y ratas al año, con la capacidad de reproducción de estos roedores, imaginemos que por cada estrigiforme que sacamos de su ambiente, la cantidad de roedores que tendremos. Imaginemos que en promedio estas ratas se reproducen dando 11 crías en menos de un mes, lo que significa que por cada estrigiforme que desaparezca de la naturaleza (a veces hay muchos atropellamientos en rutas, por ejemplo), entonces tendremos unos 100 mil millones más de ratones. Esto es un cálculo muy simplista, pero nos ejemplifica cómo afectamos el equilibrio natural en detrimento de nuestra salud.
Fuente:
-Rebeca Irala
– Guyra Paraguay. 2004. Lista comentada de las Aves del Paraguay. Asunción, Paraguay. 200 p.
– Narosky, T. e Yzurieta, D. 2006. Guía para la identificación de las Aves del Paraguay. 1ra ed. Buenos Aires: Vázquez Mazzini Editores. 240 p.
– UICN. 2021. Lista roja de especies amenazadas. Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Versión 2020-3. Disponible en: https://www.iucnredlist.org/
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