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Nacionales

Educación privada y pública en el Paraguay

Alan Redick

Alan Redick

Hoy día no hay puntos de comparación, sencillamente ninguna chance u oportunidad tienen los que están condenados a las escuelas públicas. Y digo condenados, porque difícilmente crea que alguien que tenga la opción de proveer a sus hijos de una educación privada opte por la educación pública.

Tengo amigos y conocidos en el interior del país donde la única opción es la escuela pública, pero hasta ellos no reparan en confesar que sin tutores privados sus hijos estarían perdidos. La falta de políticas públicas y la falta de visión del MEC condenan no solo a toda una generación, sino también a toda la República.

Es verdad que el problema no empezó con este gobierno. Llevamos décadas acumulando esta deuda social e histórica que es la educación.

La educación privada y la pública ya no tienen parámetros justos para ser comparados. Pero no siempre fue así. Es cierto que el Paraguay siempre tambaleó en materia educativa, pero nunca estuvimos tan mal como ahora.

Sólo por dar un ejemplo, quizás de alguien que muchos conozcan, está el caso del Dr. Benjamín Fernández Bogado. Benjamín fue formado en escuelas públicas durante la época de Stroessner. Sí, aunque a él le cueste admitirlo y siempre achaca a Stroessner de todos los males de la educación, la evidencia histórica dice lo contrario.

Tanto él como yo nos formamos en el Paraguay de aquella época: yo en un colegio privado, él en el glorioso Colegio Nacional. Sé que hay muchos que atacan a Benjamín por lo de Harvard; yo no. Sé lo difícil que es pasar por donde él pasó y llegar a los lugares donde él llegó. Mi problema con Benjamín tiene raíces en diferencias didácticas e ideológicas, pero definitivamente él tiene mi respeto por sus logros profesionales.

La dicotomía y la brecha que existe ahora entre la educación privada y la pública no siempre fueron así. Conozco a tantos profesionales sobresalientes que se han formado en escuelas públicas que no valdría la pena citarlos. Sólo para referencia me gustaría recordar algunos nombres ilustres que ha producido la educación pública en Paraguay: Agustín Pío Barrios, Delfín Chamorro, Fulgencio R. Moreno, Manuel Ortiz Guerrero, etc. Produjo ampliamente el mayor número de presidentes, entre ellos, Cecilio Báez, Eusebio Ayala, Eligio Ayala, Rafael Franco, Natalicio González, Juan Manuel Frutos, Tomás Romero Pereira, Nicanor Duarte Frutos… En fin, la lista de paraguayos egregios y políticos de renombres (egregios y no tan egregios) es tremendamente superior del lado de los formados en las escuelas públicas.

Hoy estamos tan lejos de tener una educación pública que dignifique a los maestros y estudiantes. Sería obsceno y morboso entrar a comparar la disparidad que existe entre la educación privada y la pública. Íbamos ya en apresurado declive, ahora parece que vamos en caída libre. El analfabetismo (esto es, personas mayores de 15 años que no saben leer ni escribir), llegó ya hace tiempo a casi un 7%. Esa cifra ya es alarmante, pero ahora estamos mucho peor.

¡La educación debe ser prioridad de la República! Estamos condenando no solo a generaciones, sino a la República misma. A mí me hubiese gustado debatir qué es lo que tendríamos que educar y cómo hacerlo. Hoy tristemente me conformo con que sepan leer, escribir y un poco de aritmética.

1 Comment

1 Comentario

  1. Manuel Benítez

    20 de septiembre de 2020 at 11:20

    Estas afirmaciones generalizando el estado de la educación pública deben ser revisadas y basadas en mejores estudios, hay un dato que escapa de los investigadores, en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción, el porcentaje de los ingresantes provenientes de cologios técnicos nacionales y del Paraguay Brasil es superior al de los de colegios privados.

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