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Lifestyle

“Aháta aju”: vida minimalista sobre dos ruedas, cruzando las misiones jesuíticas guaraníes

Rio Tebicuary, Villa Florida. Foto: Alfredo Guachiré.

Rio Tebicuary, Villa Florida. Foto: Alfredo Guachiré.

Buscar y experimentar la libertad debe ser un imperativo del ser humano. En mi caso, fue una orden de mi ser interior, por lo que solté los nudos de la garganta y tomé lo esencial para sobrevivir: la bicicleta, las alforjas, un camping, aislante para dormir, cubiertos y una pequeña cocinita, además de otros requisitos indispensables, como las ganas de viajar, la mente abierta para sentir la libertad y aprender nuevos paradigmas de la vida.

Cuando empecé con las preparaciones, pensé que el viaje se trataría de un paseo de aventura, pero a medida que llegaba el día de mi salida, entendí que realmente se trataba de la libertad y el minimalismo.

Recibiendo consejos de Ña Jacinta y Don Javier en Misiones. Foto: Alfredo Guachiré.

Reducir la vida a lo esencial, vivir mejor con menos y llevar un estilo de vida minimalista, lo que me hizo experimentar una plena libertad durante mi viaje; esto priorizando lo simple sobre lo complejo, la calidad sobre la cantidad, contraponiendo el consumismo extremo. Ni más ni menos que vivir la vida en el contexto del refrán que dice: “No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita”.

Hasta el momento, crucé todo el sur de Paraguay, la provincia de Misiones, Argentina, parte del estado de Paraná, Brasil, y mientras escribo este artículo me encuentro en la hermosa ciudad de Urubici, estado de Santa Catarina, Brasil. Llevo 39 días en ruta y más de 1.700 km recorridos en bicicleta, casi llegando a la mitad de mi meta.

Morro do Parapente Urubici, Santa Catarina, Brasil. Foto: Alfredo Guachiré.

Al principio de esta aventura creía que era una ficción, y de un día para el otro empecé a conocer increíbles lugares, personas geniales, costumbres de diferentes pueblos y gastronomías. En el otro artículo relataba mis primeros días en ruta por el hermoso departamento de Paraguarí, ahora te voy a contar todas mis experiencias de pedaleo en el departamento de Misiones.

Pedaleando por Misiones

Al cruzar el hermoso río Tebicuary llegué también al departamento de Misiones y lo primero que me hizo que conocí al entrar a la ciudad veraniega de Villa Florida, fue un viaje a las historias antiguas de las misiones jesuíticas guaraníes, además de contagiarme ese sentimiento de la cultura misionera tan marcada en las costumbres, trabajos y gastronomías del sur de Paraguay.

En Villa Florida pude percibir que la ciudad es otra cosa fuera de la temporada veraniega; sus plazas, calles y costanera se ven apoderadas por una tranquilidad silenciosa de flores y vientos frescos. Temporada ideal para acampar y recorrer las playas del río Tebicuary.

Esculturas esculpidas por los guaranies San Ignacio Guazu. Foto: Alfredo Guachiré.

Esculturas esculpidas por los guaranies San Ignacio Guazu. Foto: Alfredo Guachiré.

 

La pedaleada debió seguir y al salir nada más de Villa Florida al otro día me encontré con otro cicloviajero colombiano que iba camino a Asunción, quien además llevaba más de dos años pedaleando por las rutas latinoamericanas.

Era la segunda semana pedaleando y ya tenía algunos trabajos acumulados, así que pedaleé lo más rápido que pude. Corriendo también de una lluvia, crucé la ciudad de San Miguel rumbo a la cuna de Mangoré, San Juan Bautista, lugar donde hice una parada en la Posada Turística Mirasur, de mi amigo don Gómez.

Al día siguiente continué la ruta, pero hice una pequeña parada especial para charlar con ña Jacinta y don Javier, ellos forman una familia de pequeños granjeros que ofrecen sus productos sobre la calle. Fueron horas de conversaciones sobre la vida, la familia y mi viaje al Brasil. Antes de emprender de nuevo mi rumbo, la familia me obsequió huevos caseros y una bolsita de maní para el viaje. Esta conversación fue tan buena y honesta que llevo guardada cada palabra de esta familia.

Iglesia de San Ignacio Guazu. Foto: Alfredo Guachiré.

La ruta jesuítica

Llegué rápidamente a San Ignacio Guazú e hice mi primera parada en el Museo Diocesano de las Reducciones Jesuíticas. El museo está ubicado en el antiguo colegio indígena de la época de las misiones y es considerado la edificación más antigua de entre todas las misiones.

En el museo se guardan esculturas esculpidas sobre madera policromada talladas por los guaraníes en los siglos XVII y XVIII, hace más de 300 años.

Aparte de San Ignacio Guazú, la ruta jesuítica se extiende por otras ciudades de misiones como Santa María de Fe, Santa Rosa y Santiago. Además, en el departamento de Itapúa están distribuidos en San Cosme y San Damián, Encarnación, Santísima Trinidad del Paraná y Jesús de Tavarangué.

Antes de dejar la ciudad de San Ignacio, no pude resistir la tentación de probar y disfrutar un rico chorizo misionero, llenándome de necesarias calorías para seguir pedaleando y cruzar ciudades de Misiones como Santa Rosa, San Patricio y otras hermosas comunidades.

En el próximo artículo, te voy a contar la travesía que hice por el departamento de Itapúa y la emoción que tuve al cruzar la frontera entre Paraguay y Argentina.

1 Comment

1 Comentario

  1. Marcos

    12 de octubre de 2023 at 19:01

    Éxitos Alfredo en tu aventura ….salud y fuerza …un abrazo inmenso desde posadas misiones Argentina donde tuve el placer de conocerte a vos tu historia y tu aventura.

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