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Piensa regalar su herencia de USD 4 millones porque no quiere tener dinero

El libro de Marlene Engelhorn Geld (“dinero” en alemán) se publicó pocos días después de la muerte de su abuela Traudl Engelhorn-Vechiatto, de 95 años, el 22 de septiembre de 2022, convirtiendo a la mujer de 30 años en un multimillonaria.

“Todavía no sé exactamente cuánto dinero es porque aún no hemos leído el testamento, pero probablemente decenas de millones de euros”, dijo la tataranieta austro-alemana de Friedrich Engelhorn, el fundador de la empresa química y farmacéutica alemana BASF, que murió en 1902 dejando a sus descendientes una fortuna que aún hoy es considerable.

Engelhorn-Vechiatto se hizo rica al casarse con uno de los bisnietos del señor Engelhorn. En el momento de su muerte, la revista estadounidense Forbes estimó su fortuna en 4.200 millones de dólares, gracias en particular a la venta de otra empresa familiar, Boehringer Mannheim, a la compañía suiza de atención médica Roche en 1997.

¿Quién es Marlene?

En la vida te puede tocar la lotería de muchas maneras diferentes, y una de ellas, como es el caso de Marlene Engelhorn, es por herencia. Esta joven de 30 años es estudiante de Lengua y Literatura alemana en Viena, pero es más conocida por ser descendiente de los fundadores de la compañía BASF, una de las mayores empresas químicas del mundo y que en 2021 tuvo unos ingresos por valor de más de 78.000 millones de dólares.

No obstante, Engelhorn lleva una semanas en los medios por rechazar el 90 % de la parte que le toca por herencia. ¿El motivo? No quiere ser “tan rica”. Así lo aseguró en diferentes entrevistas en medios alemanes y austríacos. La joven, que destaca por liderar movimientos con una importante conciencia de clase, defiende una mayor redistribución de la riqueza y que aquellos que más dinero tienen, más impuestos deben pagar.

Su abuela ocupaba la posición número 687 en el ranking de personas más ricas del mundo, según la revista Forbes. Una fortuna generada a partir de los más de 150 años de la compañía, cuyos beneficios parecen incomodar a la protagonista de esta historia: “No debería ser mi decisión qué hacer con el dinero de mi familia, por el cual yo no trabajé”, explica en una de las entrevistas.

Justicia social

Engelhorn no rehúye de su condición privilegiada de “niña rica” -dicho por ella misma- y es sabedora de que gracias a haber nacido donde ha nacido ha tenido unas facilidades a las que no todo el mundo puede acceder. Sin embargo, considera que todo tiene un límite y que nadie debería amasar cantidades ingentes de dinero mientras haya una desigualdad tan latente en nuestra sociedad.

Ella es firme defensora de que no necesita tanto dinero. En primer lugar, porque no sabría qué hacer con él, y en segundo, porque considera que demasiado dinero solamente conlleva tensiones, problemas y malos entendidos. “No podría ser feliz”, reafirma.

“No se trata de una cuestión de voluntad, sino de equidad. No he hecho nada para recibir este legado. Esto es pura suerte en la lotería del nacimiento y pura coincidencia”, defiende.

Fuente: Clarín

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