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Lifestyle

María José Herrero: “Siento que yo también con el tiempo me transformé en Mi Corazón de Arroz”

María José Herrero. Foto: Gentileza.

María José Herrero. Foto: Gentileza.

POR Martín Ramírez Machuca (*)
Dr. en Linguística, Lenguas, Filosofía, Educación y Didáctica. Universidad de Kiel. Alemania.

La red de internet ha cambiado definitivamente la vida de los paraguayos en varios órdenes de la vida, uno de ellos es la comida, porque a nosotros nos gusta comer todo lo que se nos presenta en el camino. Los influencers han invadido las redes y han aparecido varios que se animaron a poner un poco de ritmo para matar el aburrimiento, quizás. María José Herrero es una de ellas, con un estilo muy propio, convincente y franco postea videos de riquísimas recetas culinarias, especialmente de nuestra gastronomía.

El Nacional ha tenido una amena charla con Majo, quien es conocida en las redes como “Mi Corazón de Arroz”. De carrera comunicadora, de actual profesión cocinera en redes sociales. Egresada orgullosamente de la cocina de su madre y la universidad de YouTube, gracias a talentosos amigos y un esposo e hija hambrientos, hoy ya no cena pan con queso todas las noches e intenta probar recetas nuevas todas las semanas en Instagram y TikTok.

Me enganché con tu apodo en las redes: “Mi Corazón de Arroz”, ¿hay alguna historia detrás?

El nombre viene de mi comida favorita, el arroz kesu, y de la famosa frase “adiós, mi corazón de arroz, el año que viene me caso con vos”. Se me ocurrió un día cuando estaba armando el blog de recetas y me pareció pegadizo y divertido.

Eso sí, en realidad mi blog de recetas se llama Mi Corazón de Arroz, pero con el tiempo me convertí yo en esa persona. Mucha gente que me saluda me dice “hola, mi corazón de arroz” y hasta ahora me parece gracioso, pero sí, siento que yo también con el tiempo me transformé en Mi Corazón de Arroz, y me encanta.

¿Cómo te iniciaste en la gastronomía, es decir, a cocinar?

Veo canales de cocina desde muy chica, pero nunca estudié gastronomía ni me hubiese imaginado trabajar de esto. Es más, recién a los 20 años cociné por primera vez, por pura necesidad, porque volvía muy tarde de la facultad y llegaba muerta de hambre y no había nadie que me cocine en casa. Le pedí a mi mamá que me enseñe su receta de arroz kesu, y por mucho tiempo no supe hacer mucho más que eso.

Me casé a los 23, y en esa nueva vida de “señora de su casa” descubrí la cocina. Primero, como una actividad en pareja, pero también como una manera de entretener a los amigos los fines de semana. Pasó el tiempo y empezó a apasionarme cada vez más probar nuevos ingredientes, técnicas, recetas, y desafiarme a mí misma en la cocina.

Unos años después tuve la necesidad de hacer algo al respecto de esa nueva pasión que nació en mí. Así, durante un año entero pensé y pensé hasta que me animé a lanzar una web de recetas. Durante ese tiempo trabajaba de vestuarista en el rubro audiovisual, y la web era un hobby. Con el tiempo, ese hobby se convirtió en un trabajo de medio tiempo hasta que hace dos años decidí entregarme de lleno a los videos y a cocinar en casa.

María José Herreros. Foto: Gentileza.

 

Estamos en la era digital y de la avalancha de los influencers que se han apoderado de este momento, ¿cómo te sentís siendo influencer de varios seguidores quienes siguen tus posteos de  preparación de ricos platillos?

Admito que no me siento tan identificada con el término influencer, que se centra más en incentivar el consumo y mostrar un estilo de vida. Yo soy creadora de contenido; las marcas con las que trabajo sustentan la posibilidad de compartir mis recetas y mis ideas con el mundo, pero lo que realmente busco con esta influencia es, además de animar a la gente a que cocine más en casa, que le pierda el miedo a una receta nueva y sentarse a la mesa en familia o con amigos a compartir rodeando una gran olla de comida.

Con mi influencia busco también concienciar sobre ser mujer y la búsqueda por la igualdad de nuestros derechos, hablar sobre una maternidad real, desincentivar el desperdicio de comida, y hablar sobre las cosas que realmente importa. No todo es vender productos y mostrar una vida retocada para las redes sociales.

En cuanto al mundo de la nutrición a nivel local, ¿podrías hacer un mapeo del gen nutricional del paraguayo?

Es sumamente complicado hablar sobre nutrición en nuestro país, primero porque no es mi área ya que no soy nutricionista, pero además porque vivimos con un índice de pobreza sumamente alto. El acceso a las necesidades más básicas es nulo debido a los años de corrupción por parte de las autoridades. Entonces, obviamente los paraguayos comemos mal, porque comemos lo que podemos, lo que da el bolsillo; y juzgar a las personas por ello es sumamente injusto y poco empático. Nuestra gastronomía de por sí tiene alta densidad de calorías, pero somos un pueblo donde la mayoría de las personas tienen trabajos con mucho desgaste físico; no podés pedirle a alguien que trabaja en construcción que almuerce un bifecito con ensalada.

¿Qué tipos de platos te piden más tus seguidores?

Diría que la cocina casera y las recetas saludables son mi fuerte. La gente busca la receta de la abuela; el guiso, el caldo, las tortillitas; esas cosas que siempre comió en su casa, pero nunca aprendió a hacer. Hoy en día que todo el mundo trabaja afuera, hay una necesidad de conectarse con el hogar a través de la comida.

También me siento muy cómoda con este tipo de recetas, porque yo soy tan solo una cocinera de mi casa; mi meta es que mis recetas sean accesibles para cualquier persona que quiera probarlas.

En cuanto a la comida saludable, estoy en una búsqueda constante del balance. Como dije antes, no soy nutricionista ni me gusta dar consejos nutricionales, pero con una hija pequeña en casa, busco constantemente alimentarnos de la mejor manera posible.

Tenemos como una idea errada de que la comida sana es aburrida o repetitiva, y en realidad hay un mundo por conocer detrás de los vegetales, por ejemplo. Me gusta mucho buscarle la vuelta a las recetas clásicas y hacerlas con ingredientes o técnicas que ayuden a ser más saludables. Si logro que alguien pruebe mis tortillitas sin freír, ya hice mi trabajo.

¿En general, los paraguayos cuidan su nutrición o consumen lo que puede?

Hablar de la nutrición del paraguayo es un tema complejo, porque vivimos una realidad social que obliga a las personas a comer lo que puedan. El hambre, la obesidad infantil y la desnutrición son situaciones reales que no pueden ignorarse al momento de hablar de nuestra manera de comer; las estadísticas al respecto son sumamente desalentadoras.

Sí existe un interés de un pequeño sector privilegiado de la población por comer mejor, es una tendencia mundial y cada vez hay más opciones saludables disponibles; pero si hablamos de nuestro país, las personas comen lo que pueden, lo que les da el dinero y el tiempo, porque cocinar requiere de ambas cosas por igual. El acceso a alimentos de calidad es una gran falta que tenemos.

 

No sos la única que se dedica a postear recetas de comida y su preparación en vivo, ¿cuál es tu estilo que te diferencia de las otras?

Personas que cocinan en redes sociales hay miles; habrá 60 versiones de chipa guasu que podés encontrar googleando. Lo que creo que me diferencia es que intento mantenerme real y vulnerable en el contenido que hago.

No soy la mejor cocinera, la mejor productora de videos ni la que cuenta las mejores historias, pero trato de ser yo misma y de conectarme con las personas que están del otro lado. A veces eso significa exponer cosas de mi vida personal que cuestan un poco, uno nunca sabe cómo los demás pueden reaccionar, internet puede ser un lugar muy inhóspito a veces.

Pero sí, también trato de crear lazos individualmente con las personas que me siguen; tengo amigas con las que hablo todos los días a las que nunca vi. Pero siempre estoy respondiendo dudas, compartiendo recetas y tratando de ser un ser humano real detrás de mi cuenta. Finalmente creo que ahí está la diferencia.

Me gusta mucho la manera con la que abordás cada plato, le das un contexto narrativo muy urbano y especial, a veces, incluso terapéutico, ¿de dónde sale ese talento?

Escribo diarios desde que me acuerdo. Hace poco encontré una agenda del ’98 donde narro con detalles el magnicidio del Marzo Paraguayo desde mi perspectiva de niña de 8 años. También escribí poemas en mi adolescencia como una manera de descargar toda la confusión de esos años.

Estudié Ciencias de la Comunicación, y siempre me gustó la escritura. Trabajé en redacción de revistas varios años, hasta que dejé de ese mundo por el de la producción y varios años dejé de escribir. El blog de recetas nació un poco también por eso; sentía una necesidad muy fuerte de volver a escribir, pero de manera más libre, sin tema fijo y dejándome fluir.

Por mucho tiempo me daba mucho miedo que los demás lean lo que escribía en la web, porque siempre me puse muy vulnerable en todo lo que comunicaba. Al inicio me daba paz pensar que no mucha gente me leía, porque de alguna forma sentía como que estaban leyendo mi diario personal.

Hace menos de un año llevé esos textos del blog al video, y leer el blog en voz alta es exactamente como leer mi diario; hablo de la vida adulta, de la realidad del embarazo, de la maternidad y sus dificultades, y de todo lo que tenga ganas de decir en el momento. El blog tiene más de cinco años, así que leyendo viejas recetas puedo saber exactamente qué estaba pensando la María José embarazada del 2017. Para mí es sumamente terapéutico este ejercicio, porque escribir es una manera de ordenar mis ideas y de dejar registro de la persona que soy ahora mismo, aunque muchas veces me muera de miedo antes de apretar el botón de publicar.

¿Qué opinás de las comida callejera del país? ¿Deben estar bajo la supervisión de las autoridades sanitarias?

Amo la comida callejera. Lo que más me gusta de viajar es recorrer mercados y probar la comida que la gente come al paso; uno puede descubrir mucho sobre una cultura viendo lo que se come en la calle. Soy fanática de los lomitos, los tacos y de cualquier cosa que encuentre en un carrito de madrugada.

En cuanto a la supervisión, sí creo que debe haber un control sobre la calidad de los alimentos, pero también soy consciente de que viviendo en el país corrupto como en el que vivimos, probablemente todo termine en coimas y afectando negativamente al trabajador que finalmente está buscando salir adelante. Nos falta educación alimentaria a gran escala y sanear las oficinas públicas. Mientras eso no pase, es muy difícil hablar de un control que realmente sirva al consumidor. 

¿Cuál es la receta mágica para preparar un buen “arroz con leche”? Es para que a uno le invite a casarse.

Tengo una receta de arroz con leche que preparé hace unos años. Es un poco más dulce y explosiva que la clásica, pero creo que si le cocinás a alguien se casa sin dudar.

Ingredientes:

1 litro de leche entera

1 taza de arroz tipo 1

1 rama de canela

2 clavos de olor

Ralladura de naranja

⅓ taza de azúcar

Media lata de leche condensada

2 cucharas soperas de manteca

Canela a gusto

 ¿Qué hago?

  1. Lavar el arroz bajo la canilla en un colador hasta que el agua salga transparente, de modo a evitar que se pegue excesivamente al cocinar.
  2. Colocar la rama de canela con el clavo de olor en una olla grande y prender el fuego, dejando que se tuesten por unos minutos.
  3. Bajar el fuego y agregar la leche, el azúcar y la ralladura de naranja, evitando la parte blanca de la naranja ya que deja un sabor amargo. Revolver y esperar unos minutos hasta que empiece a hervir.
  4. Una vez que la leche hierve, agregar el arroz con cuidado, revolviendo con una cuchara de madera para evitar que se pegue al fondo de la olla.
  5. Cocinar durante aproximadamente 20 minutos o hasta que el arroz esté en su punto, sin el centro duro pero tampoco demasiado blando. La clave es revolver constantemente con paciencia.
  6. Una vez apagado el fuego, agregar la manteca y mezclar hasta que se integre. Luego agregar la leche condensada y dejar reposar hasta enfriar.
  7. En un primer momento puede parecer que salió muy líquido el arroz, pero irá espesándose cada vez más. Lo ideal es dejar reposar unas horas (de la noche a la mañana aún mejor) hasta lograr esa consistencia cremosa deliciosa.
  8. Servir espolvoreado con canela. Comer el resto de la leche condensada directo de la lata.

 

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