Pérdida del deseo sexual

POR Sandra Lustgarten

Psicóloga, sexóloga. Matrícula N.º 19529.

La apatía sexual es uno de los problemas más consultados en nuestra época, las personas tienen miedo de haber perdido las ganas de tener intimidad; el pánico se extiende a que con estos signos se perdería todo tipo de deseo, y que entrarían en una etapa antisocial.

La tendencia es que mujeres de 50 años en adelante con la menopausia empiecen a sentir una agonía gradual del deseo, muchas al consultar aceptan la terapia del dosaje hormonal y mejoran sintiendo nuevos incentivos y reavivando su vida íntima.

Sin embargo, lo que más alarma en nuestra época es la pérdida de deseo sexual que se sucede en gente más joven, la libido puesta al servicio de los logros laborales o el deporte alejándose del contacto y las relaciones amorosas que los arriman a compromisos o a situaciones de peligro en cuanto a exponerse emocionalmente.

Algunas féminas dan una explicación bastante certera, que al no sentir placer van aislándose cada vez más de las situaciones íntimas o sexuales y que terminan incurriendo en una apatía que las acerca a sentimientos angustiosos o depresivos en torno a las relaciones amorosas.

Otras cuando se dan cuenta que algo les está sucediendo con su dificultad de llegar al clímax consultan y encuentran el origen a situaciones de falta de conocimiento, autoexploración, o cuestiones moralistas aprehendidas durante la infancia que no les permite disfrutar del placer sexual.

Algunas mujeres sienten que las relaciones se tornan rutinarias y que no se animan a pedirle a su compañero que modifiquen lugares, cambien la rutina volviéndose la relación más lúdica, o que busquen ayuda.

También vemos que muchas mujeres más jóvenes están mostrando apatía por la falta de compromiso que existe en las relaciones, manifiestan episodios ansiosos y sensación de desapego emocional, eso repercute nocivamente en la excitación indicando que la mayoría de las veces eluden el contacto, o prefieren poner distancia y luego se sumergen en una burbuja evitando todo tipo de relación amorosa.

Vivimos tiempos complicados en lo que respecta al amor, las personas están con mucha incertidumbre, sienten la presión ambiental respecto a las relaciones más fluidas con más permisos y menos comprometidas, cuando a la hora de la intimidad es fundamental crear lazos fuertes y reforzar el sentimiento amoroso para estimular el deseo.

El amor lo puede todo

La magia de un sentimiento que crece en la pareja hace que el orgasmo se manifieste, las parejas que sienten que en algún momento las amenaza un conflicto, pierden el deseo y sienten que eso va a impactar sin duda en la vida amorosa y, de hecho, sucede. Les sugiero que consulten en cuanto empiecen los primeros síntomas, algunas veces esta situación es reversible buscando el origen del conflicto, y puede que sea responsabilidad de la falta de la comunicación o la forma de comunicar, sentimientos de desinterés de uno de los partícipes, que hacen que el otro se sienta poco amado, a veces hay que redefinir ciertos contratos de pareja y establecer nuevas cláusulas que los ayuden a cambiar hábitos que destruyen la relación.

Los hombres de 40 a 60 años comentan dificultades o pérdida del deseo, en la gran mayoría a causa de estrés laboral, problemas económicos, tensiones, situaciones de cambios vitales, de trabajo, de vivienda, o fracasos sexuales que hubieran tenido en algún acto sexual y que los hace tener miedo de que vuelva a pasar, lo cual afecta el deseo y prefieren abstenerse.

Otros varones entre los 50 y 60 años pasan por la andropausia, semejante a la menopausia, y en la clínica se confirma un déficit de testosterona, pero se resuelve con una analítica que verifique los valores y se instrumenta una aplicación, lo cual regulariza la pérdida de deseo.

Los conflictos en las relaciones afectan considerablemente en la actualidad a hombres, que a veces con el afán de poner distancia incurren en relaciones extramatrimoniales a fin de probarse cuán activos pueden ser, buscando estímulos nuevos que prueben su hombría y aumente su autoestima. Esto en algunos casos desencadena en un sentimiento de culpabilidad profundo que importa atención clínica y trabajar la angustia que les provoca la confusión.

Otros casos comunes sienten que la insatisfacción sexual les ha determinado una apatía sexual y que sin ser un motivo causal conocido progresivamente han descubierto situaciones en que en la intimidad no tienen erección por más que haya estimulación y el encuentro sea con la persona amada.

Sucede también que hay un problema en la conexión con sus zonas sensibles y que no pueden gozar de caricias o besos, en algunos casos está relacionado profundamente a un tema psicológico que hace referencia a no querer comprometerse y ha habido caso de hombres que temen al embarazo y esto impacta en las relaciones sexuales indefectiblemente.

Pensar en acudir a un profesional no es mostrar las debilidades, es una forma de evitar consecuencias en la vida cotidiana, algunos síntomas repercuten en otras áreas, como la laboral, social, de recreación. Por eso es importante detectar el problema y buscar respuestas.

Claramente, el deseo no es algo que puede modificarse, aumentarse o disminuirse, pero sin duda hay técnicas y muchas posibilidades con el avance de la ciencia en la actualidad de mejorar ese aspecto de la vida amorosa, que sin duda permitirá tener una calidad de vida sexual mejor, impactando en todas las áreas que desenvuelva esa persona.

Aunque no lo creamos la vida sexual de las personas impacta profundamente en la psiquis y en la forma de vivir la vida, fundamentalmente en el campo emocional, determinando estados de ánimo de las personas. En el caso de que la consulta traiga aparejado temores o vergüenzas, siempre un oído amigo ayuda a orientar. Lo importante es poder hablar de lo que nos pasa y saber que siempre hay posibilidades de encontrar una salida a la falta de deseo, y obviamente prever que la causa o los síntomas no adviertan un estado inminente depresivo.

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