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POR Natalia Santos
Periodista

Tati Mersan creó el programa de Ballet de Alto Rendimiento (BAR) para compartir su experiencia como bailarina profesional internacional. Hoy, es feliz con el espacio ganado con el Estudio TM, un lugar abierto a todos, cuyo único requisito de ingreso es tener ganas de bailar.

Tati Mersan. Foto: Gentileza.

Tati Mersan. Foto: Gentileza.

Tatiana Mersan, o Tati como le gusta llamarse a sí misma estuvo becada en el Mannheim, Alemania, pasó por el Ballet del Teatro Argentino de La Plata.

Tuvo su tiempo en el Ballet Concierto de Iñaki Urlezaga y es ex integrante del Ballet Nacional del Sodre, que estuvo a cargo de Julio Bocca.

Durante el confinamiento de la pandemia generó Ballet en casa. Actualmente, guía, impulsa y potencia a bailarines con objetivos específicos, al tiempo que trabaja con mujeres ex bailarinas con sus clanes de: Ballet para ex bailarinas y el Estudio TM.

–¿La vuelta tras tanto tiempo en los escenarios te llevaron a ser coach?

-En realidad, cuando volví no tenía muy claro qué iba a hacer, sí sabía que quería ayudarle a la gente que quería tener una carrera en el exterior parecida a la mía. Quería ayudarles a transitar eso y llegar a sus objetivos. Así me estrené como couch de bailarines. Al principio alquilaba un espacio con una chica que confió en mí porque quería entrenarse para salir afuera. Arrancamos así, después encontré un espacio súper chiquito con un saloncito en el que brindaba mis servicios a bailarines con estas metas.

 

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-Pero también tenés “Ballet para ex bailarinas”.

-Sí, más tarde abrí unas clases para personas que querían bailar, sin importar de dónde sean, pero que tengan una base de ballet. Podían tomar las clases de manera libre. Después empecé a armar talleres y a hacerme conocer acá.

– ¿Cómo se dio el cambio?

Estuve un año ahí y el lugar empezó a quedar chico. Me molestaba que los bailarines que deseaban salir al exterior no podían desarrollar sus movimientos al máximo.  Encontré un espacio que anteriormente estaba alquilado por un gimnasio y una peluquería. Se dio la casualidad de que todo se iba. Hablé con la dueña, le dije que quería el espacio entero y que me iba a encargar de levantarlo porque estaba venido abajo. Así nace el Estudio TM. Quería empezar a ampliar el concepto.

– ¿Cuál sería el concepto?

Siempre en el exterior yo veía que, si una quería aprender con cualquier maestro, podía ir a esos lugares a tomar clases de manera libre en la que se compartía con una señora, un estudiante o una persona súper profesional. Me encantaba eso y nunca lo vi acá, entonces quería intentar proponer esa idea: un gimnasio de danza, o algo así.

-¿Cómo se recibió la idea?

Al comienzo me costó que se entendiera porque está muy metida la idea de la academia. La gente me preguntaba: ¿cómo puedo pasar mis papeles acá? ¿A qué grado vengo? Acá es súper libre, casi como que te das tu propio nivel. Si vos pensás que sos avanzado, venís a esa clase. Nace de eso que vi mucho afuera y que veo que, tanto al bailarín como a cualquier persona, le sirve mucho. Mi idea era ayudar a otros con sus objetivos y metas, además, que toda persona que quiera bailar tenga un lugar donde hacerlo.

-¿Qué tiene de diferente Estudio TM?

-Cada vez que venía era como súper difícil encontrar un lugar. Hacía falta ese espacio libre para decir “hoy quiero tomar una clase”, “quiero un salón para ensayar algo” sin la necesidad de un uniforme ni nada de eso. Cuando venía de vacaciones, siempre faltaba ese salón para entrenar. Por eso nace Estudio TM “Tu lugar para bailar, único requisito tus ganas de bailar”.

-¿Va avanzando?

-Está funcionando. De a poco la gente se está dando cuenta de cuál es el concepto y es increíble cómo va cayendo gente la gente justa, la gente que se siente identificada. Acá el mercado de la danza es grande, pero es como que ahora ya se distingue qué misión tiene un espacio así, a diferencia de

 

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-Dentro del couching para bailarines la alimentación es siempre un tabú, pero vos vas encarando el tema en tus redes…

– Lo que estoy haciendo es revisar a largo de mi carrera qué estuvo bueno en cuanto a lo que me dieron y cuáles fueron las miles de cosas que faltaron. Me faltó muchísimo una guía en lo que se refiere a alimentación. Cuándo estuve en Alemania y Estados Unidos me hablaban del peso, pero nunca me guiaron al respecto, solo era: bajá de peso o este no es el peso que estamos buscando o mejorá tu cuerpo.

-Suele hablarse de las exigencias y los trastornos…

-Eso ciertamente te generan ciertos trastornos. Yo, por ejemplo, una persona becada, quería llenar las expectativas, es más en un momento me amenazaron con quitarme la beca si no bajaba de peso.  Tenía que mantener eso que me pedían pero yo no sabía cómo. Es por eso que me enfoco en eso y quiero hablar abiertamente del tema de la alimentación.

-La alimentación es crucial para cualquier actividad física…

-La mayoría de las personas que se quieren dedicar a esto ven que la bailarina solamente tiene que ser flaca, no ven cómo es un entrenamiento de mucha potencia. Un bailarín de ballet es un atleta de alto rendimiento. Como la gente que se va a las Olimpiadas, los bailarines nos vamos a las competencias y a las grandes compañías internacionales. Es lo mismo.

-¿Qué falta?

-Por lo general, aquí se ve que tenés que hacer clases, pero es mucho más que eso, es un entrenamiento que se debe complementar hay miles de modalidades con Pilates, por ejemplo.

– ¿Qué tipo de alimentación se recomienda?

-Se debe tener una alimentación buena para desarrollar buenos músculos, que tome en cuenta la parte psicológica también. Son muchísimas cosas que hace que ese bailarín de alto rendimiento, llegue a profesional. El cuerpo realmente es fundamental y hay que saber cómo alimentar esa máquina. Siempre intento hablar desde ese lado porque es súper importante. Además, todos los cuerpos son diferentes.

-¿Cómo se aprende a alimentarse cuando se tiene esa exigencia?

-Es necesario darse ese tiempo para conocer: cómo funciona el propio cuerpo para saber qué te sirve y qué no; qué alimentos te dan más fuerza y qué no. Eso para ir probando, como en una investigación, porque de otra manera no van a poder llegar al nivel que esperan o van a aparecer las lesiones. Yo no he tenido grandes lesiones y le acredito al cuidado consciente en esos aspectos.

– ¿Cómo enfocás?

-Enfoco la alimentación como base, es un como se dice: somos lo que comemos. “La idea es hablar de esto sin traumar, yendo más por el lado de “Buscá tu mejor versión” y no por: “Tenés que ser esto” o “Necesito que vos seas así”. Siempre le digo a la gente que entrena conmigo que lo que les proporciono son mis recomendaciones y que elijan cómo se sienten mejor, porque son sus carreras. Yo soy más de la psicología positiva. Porque en la danza, los maestros más antiguos eran muy tajantes y utilizaban frases como “estás gorda”, “así sos fea”, lo que es muy traumatizante.

-La carrera es corta.

-El bailarín, durante toda su carrera es muy joven. A los 17 te recibís de profesional, a los 18 estás entrando en una compañía a los 30 o 40 terminó tu carrera. Tenés que hacer una aceleración muy grande y la forma en que te forman es muy cruda. Por eso quiero ver tener otras formas.

– ¿Cuáles serían tus formas?

-Por lo general en el mundo de la danza se olvidan mucho del valor humano. Somos humanos primero. Por eso creé el Ballet de Alto Rendimiento (BAR). Quiero poder darles a las jóvenes bailarinas que están conmigo todas las herramientas no solo físicas, sino mentales y emocionales para que puedan llegar a sus objetivos y metas.

-¿Si no es así?

-Si no llegan a la carrera internacional, quiero que puedan salir del programa siendo un ser humano sólido, con pilares bien claros. Eso sin duda les va a ayudar para la carrera de la danza o si por el camino se dan cuenta de que no es lo que quieren hacer, que lo aprendido les sirva para lo que elijan.

-¿Estar en grandes compañías implica mucho sacrificio?

-Soy clara, con eso. En las grandes compañías el trabajo es duro, te desdibujan. A veces hasta tu esencia perdés, porque tenés que hacer esto o aquello, muchas veces sin que importe tu estado general. Si alguien se quiere meter en eso, genial. En ese caso, mi tarea es con las chicas es ayudarles a que no se olviden de quiénes son, cuáles son sus valores, y en qué forma pueden ir avanzando de una manera sana.

-¿Qué implica entrar a BAR?

– Yo fui muy meticulosa en seleccionar las chicas que entraron al programa porque quería que se genere una competencia sana. Hay un tipo de rivalidad que muchos maestros alientan. Es cierto que existe eso también en el mundo profesional, pero me gustaría ayudarles a que sus experiencias sean diferentes.

-¿En qué hacés hincapié?

– En formarlas para que sepan competir y que en el caso en que entren en ambientes tóxicos, puedan manejarse eligiendo no ser parte de esos mecanismos.

-¿Qué lugar tiene la danza hoy para Tati Mersan?

– Yo estoy teniendo ahora un nuevo encuentro con la danza. A mí la danza me dio mucho, me dio carrera, trayectoria, nombre, pero también fue un paso muy traumático. Hoy estoy volviendo a la danza desde la vida de una persona normal y entiendo porqué a la gente le gusta bailar.

-Para los no bailarines, ¿qué beneficios aporta incorporar la danza a su estilo de vida?

-Realmente, la danza es terapia. Es ser libre para ser todo lo que no te dejan ser. Estamos en una sociedad, por lo menos en Paraguay, donde todavía existen muchas estructuras. Creo que el principal beneficio de bailar es el poder liberarnos. A todo el mundo le gusta moverse. Cuando se escucha música hasta la gente más dura se contornea. Moverse, bailar es fluir y darle la posibilidad a tu cuerpo de que sonría.  Bailar es dejarle al cuerpo ser.

"Soy lo que he aprendido, lo que la vida ha hecho conmigo, y también soy lo que he decidido ser", dice Tati Mersan. Foto: Gentileza.

“Soy lo que he aprendido, lo que la vida ha hecho conmigo, y también soy lo que he decidido ser”, dice Tati Mersan. Foto: Gentileza.

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