Editorial
El agua, fuente de vida o causa de muertes
Los fatales raudales que se forman en distintos departamentos del país con cada lluvia son un problema histórico en el Paraguay, hasta ahora, sin solución. A pesar del alto costo en dinero y en vidas humanas, las sucesivas administraciones comunales o gubernamentales poco hicieron para eliminar el inconveniente; corrupción y desidia, entre otros factores, contribuyen para su permanencia.
Departamentos como Ñeembucú, Alto Paraguay y Central – por citar principales zonas afectadas – sufren la criminal incompetencia ante la nula planificación en el crecimiento urbano y falta de políticas públicas para mejorar la infraestructura.
Recordemos que, el 2 de noviembre del 2023, el raudal producido por las intensas lluvias arrastró a una camioneta en la que iban dos militares, el vehículo cayó al arroyo Lambaré, que desemboca en el río Paraguay, ambos hombres fallecieron. Esta semana, se produjo la muerte de dos mujeres, madre e hija, que fueron arrastradas por la intensa inundación en la ciudad de Luque. Mientras que, en Limpio, cientos de familias quedaron damnificadas para las aguas. Estos son solo ejemplos recientes, ya que víctimas de los raudales ante la inacción de cada gobierno de turno hay demasiadas.
Cada catástrofe climática tiene que ser un llamado a la reflexión sobre lo que se debe hacer para evitar que las ciudades se vuelvan trampas mortales. Según el arquitecto Nicolás Morales Saravia, hubo un “crecimiento urbano horizontal” que no vino acompañado de la infraestructura para evitar que las naturales acciones del tiempo generen un desastre.
Muchos de los problemas que tenemos son la impermeabilización de los suelos, las carreteras o las vías que se han asfaltado, sin la infraestructura de desagüe pluvial correspondiente.
Morales Saravia, recordó que, en el año 2020, el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), creó un atlas de ríos, de inundaciones. Contó que en este documento se muestran detalles importantes para el crecimiento de las ciudades y estos no son tenidos en cuenta por las autoridades.
Esto no solo muestra la problemática topográfica y las condiciones hídricas de los cauces y las lluvias intensas, sino que muestra también como la urbanización del territorio ha generado que estos problemas se multipliquen. El experto puntualizó que muchas medidas actuales son tomadas sin tener en cuenta que a la larga su impacto será negativo.
El especialista en derecho ambiental, Ricardo Merlo, dijo que el mayor problema es que se avanza sin respetar los recursos hídricos. Se rellenan los arroyos y celebramos cada vez que se construyen los muros de contención, a pesar de tener vigente la Ley 4241 “De restablecimiento de bosques protectores de cauces hídricos dentro del territorio nacional”.
En muchas zonas del país se construyen viviendas al borde del arroyo, se talan los árboles y al no tener cobertura boscosa en ciertos lugares, el agua va golpeando los muros y por esta razón termina colapsando.
Lo más grave de todo esto, es que la corrupción cuesta vidas, no solamente dinero, si bien la ciudadanía dimensiona cada vez más sobre los altos costos de las malas gestiones, los reclamos quedan en el viento, ya que nadie se ocupa de hacer las cosas bien. En los presupuestos tanto General de la Nación como Municipales se contempla cada año dinero para las obras viales; sin embargo, abundan las obras inconclusas, entre ellas las de desagüe pluvial.
Los grandes intereses en torno al agua permiten que la Ley N.º 3239 de Recursos Hídricos, más conocida como la “Ley del Agua” aprobada en el 2007, aún no haya sido reglamentada, esta legislación nos tiene que llevar a nueva perspectiva tanto en su aprovechamiento como en el derrame de efluentes contaminados a los cauces limpios, Cateura, las industrias que aún no se adecuan, todos esos entes podrías ser privados, pero las obras públicas, con todos los recursos que tienen para analizar y proyectar, no se puede perdonar.
No se puede construir un viaducto, una ruta, un puente y no tener en cuenta el impacto que va a generar alterando el estado natural de la zona donde será intervenida. Hoy, con calles que se encuentran impermeabilizadas o por el cemento, se convierte en verdaderos ríos zigzagueantes que buscan un lugar donde desaguar llevando todo a su paso. ¿Dónde quedó la planificación? ¿Qué está pasando con el Ministerio de Obras Públicas, con la Secretaría Técnica de Planificación y con el Mades?, y finalmente, ¿dónde está la evaluación de impacto en las obras públicas de municipios, gobernaciones y de las instancias a nivel nacional, con mucha más razón?
Es hora de que la función pública sea desarrollada por ciudadanos capaces, valientes patriotas, con la capacidad de anticipar y de prever este tipo de situaciones, si no, lamentablemente, en el Paraguay el agua en vez de ser fuente de vida seguirá siendo en algunos casos como el reciente la causa de muerte de ciudadanos inocentes.
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