El BCP defiende su cálculo de inflación

De acuerdo a los registros oficiales, Paraguay es un país bastante en predecible en materia macroeconómica, y estable en cuanto a precios. La inflación se mantiene a raya, pero parte de las familias ve aumentar cada vez más su factura a la hora de ir al supermercado, o bien traen menos productos por la misma cantidad de dinero.

En marzo pasado se registró una suba generalizada a raíz del reajuste en precios de combustibles. La inflación total de marzo fue de 1,1%, la más alta en varios meses, según el propio Banco Central del Paraguay (BCP). En febrero fue de 0%, mientras el Central sigue con la política de baja de interés referencial.

Así, el salario mínimo de G. 2,6 millones ni siquiera alcanza para cubrir las necesidades básicas; según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), se necesitan al menos G. 100.000 por día para llevar una vida digna.

Conversamos con el titular de la banca matriz, Carlos Carvallo Spalding, quien nos hizo algunas apreciaciones sobre la metodología utilizada para medir los precios en nuestro país.

“En realidad, más que falta de confianza, lo que vemos muchas veces es más bien un desconocimiento de la interpretación correcta de cuál es la naturaleza y uso que tiene que darse al indicador”, explicó ante la consulta sobre la desconfianza por parte de las familias ante los resultados oficiales.

Es ahí donde los responsables técnicos tenemos un espacio para mejorar la comunicación y explicar la metodología. Pero también, cabe señalar que si los agentes económicos no confiaran en el IPC que calcula el BCP, no lo usarían como factor de indexación de los precios e ingresos monetarios y, probablemente, como ocurrió en algunos países, el indicador hubiese sido reemplazado por un IPC alternativo, defendió.

Entendible

“Es entendible desde la perspectiva de una familia en particular que sienta que el IPC no recoge el impacto del cambio de precios en su presupuesto, y por supuesto eso es lo que sucede en todos los países, debido a que se utiliza una canasta de consumo de un agente representativo, que busca capturar el consumo promedio de todos los hogares de un país, promediando, por ejemplo, el consumo de un joven ejecutivo que vive solo en un apartamento en la ciudad con una familia con varios hijos en el área rural y, por supuesto, ambas canastas diferirán”, explicó.

Siguiendo estrictamente una metodología en línea con los estándares internacionales, el IPC  del Central se basa en una canasta de consumo “promedio”, con base en los resultados de una amplia encuesta de hogares ad hoc que se desarrolla garantizando los intervalos de confianza que permitan la inferencia estadística.

En definitiva, la credibilidad se mide por el amplio uso que se hace del indicador como factor de indexación. Además, hay que recordar que la medición del IPC está auditada permanentemente, desde la perspectiva del rigor técnico, por organismos internacionales especializados.

Juez y parte

Sobre el cuestionamiento de que el Central es juez y parte al manejar la política monetaria, señaló que “en realidad, el indicador es elaborado por quien tiene la mejor capacidad técnica de hacerlo”.

Si bien desde los años 70 se observó una transferencia de estas funciones desde los bancos centrales a los institutos de estadística, los episodios de intervención política en institutos de estadísticas de la región y la manipulación de los datos de precios, ha llevado a considerar que, de darse la transferencia de ese rol, la institución elegida debe tener, al menos, la misma fortaleza institucional de la que goza el BCP en Paraguay, esto es, con la misma prescindencia política y autonomía técnica.

“En la medida que el diseño y la evaluación de la política monetaria requiere de un indicador robusto y creíble, el BCP es el primer interesado en que el IPC sea construido con la mayor rigurosidad técnica. En tal sentido, el comportamiento de las expectativas de los agentes económicos sumado al incremento de las calificaciones crediticias del país por parte de las más prestigiosas calificadoras internacionales de riesgo, son una muestra más de la confianza en la medición de la inflación en Paraguay”, indicó.

Por otro lado, existen otras razones para confiar en la integridad y la imparcialidad del BCP. El BCP es una institución autónoma y su independencia está garantizada por la Constitución y la ley. Esto significa que está protegido de la interferencia política y tiene la libertad de tomar decisiones basadas en consideraciones técnicas sin presiones externas, agregó.

Transparencia

Además, el BCP es transparente en sus operaciones y decisiones, publica regularmente información detallada sobre sus políticas, análisis económico, datos financieros, metodologías de cálculo, etc., lo que permite una supervisión adecuada por parte del público y otros actores interesados, y cuenta con un plantel técnico que está formado por profesionales altamente capacitados.

“Los organismos internacionales también respaldan la rigurosidad y credibilidad del BCP, basados en  evaluación externa de las prácticas y políticas del BCP, lo que contribuye a fortalecer la confianza en la institución”, subrayó

Cabe aclarar que el objetivo del IPC es medir la inflación, esto es, la evolución promedio de los bienes y servicios que conforman una canasta de consumo representativa de la economía. Es decir, no es un índice que pretende medir los precios de una canasta básica (para ello están las canastas relacionadas con la medición de la pobreza y pobreza extrema).

Con respecto a la revisión de su metodología, el BCP sigue rigurosamente estándares internacionales en la formulación y aplicación de sus cálculos de inflación. La última revisión, incluyendo la composición de la canasta, se llevó a cabo en el año 2017, cuando se realizó el cambio del año base, y es relativamente reciente.

“Obviamente, como técnicos nos encantaría actualizar permanentemente estas mediciones, pero dado que para realizarla, en particular el relevamiento de la encuesta de consumo en hogares de todo el país con la rigurosidad que corresponde, se requiere incurrir en un costo importante, al igual que los demás países, hacemos revisiones periódicas, en el entorno de una por década”, redondeó el presidente del Central.