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Resultados de inflación generan controversias

Supermercado. Foto: Gentileza

Supermercado. Foto: Gentileza

El Banco Central del Paraguay (BCP) dio a conocer en la víspera su reporte de inflación para el mes de junio último, registrando una reducción de precios -en la que considera como canasta básica- de 0,3 % en el sexto mes del año.

Con este resultado, la inflación interanual se reduce de 5,1 % a 4,2 %, situándose dentro del rango meta de inflación estipulado por el mismo BCP. La queja generalizada a diario de gran parte de la población por los precios cada vez más salados, junto a que la banca matriz actúa como juez y parte en cuanto a la medición de precios, restan credibilidad a los datos oficiales.

Sin embargo, no existe en el país otra institución con la suficiente estructura y profesionales que pueda analizar la evolución de precios. La Secretaría de Defensa del Consumidor (Sedeco) tiene un servicio semanal de monitoreo, pero con alcance limitado, pues se centra básicamente en alimentos. De hecho, la inflación en alimentos es muy superior a la inflación total, en línea con los resultados de la banca matriz.

“Esa tasa de inflación es un insulto. En rigor, las tasas de interés dependen de los recursos reales en la economía, que se reflejan en plata o dinero. Dicho esto, no hay recursos reales. Las tasas las usan como costo para endeudar (…) Baja la canasta que usan para sus medidas y sube la canasta que realmente se consume. Baja todo lo que cobro y sube todo lo que consumo”, opinó el analista financiero Rafael Ayala en su cuenta oficial de Twitter.

Hablando de redes sociales, la semana pasada se viralizó un tuit en el que una usuaria se quejaba de los altos precios que se registran en la economía real. El tuit se visualizó más de 115 mil veces y con más de 90 % de apoyo al reclamo por la suba de precios.

Datos oficiales

La evolución de los precios de consumo en junio estuvo caracterizada por las reducciones registradas en algunos bienes alimenticios y en los combustibles. No obstante, este resultado fue atenuado por los aumentos de precios de los servicios y bienes durables.

En alimentos las caídas de precios más importantes se registraron en las carnes, las frutas y hortalizas y los aceites. Las disminuciones en los precios de la carne vacuna, según agentes del sector, se explican por una menor demanda externa debido a la menor exportación de carne de Brasil a China, lo que genera en ese país, por un lado, una menor demanda de carne paraguaya y, por otro lado, un exceso de oferta exportable que compite con nuestros mercados de destino.

Los sustitutos de la carne vacuna, tales como la carne aves y de cerdo, también registraron bajas de precios. Por el contrario, se observaron subas de precios en otros productos, como las menudencias, los embutidos y el pescado.

Adicionalmente, dentro del segmento de alimentos, se observaron aumentos de precios en los cereales y derivados, dentro del cual se destacan los aumentos en los productos panificados, las harinas y las pastas. Igualmente, se observaron aumentos de precios de los productos lácteos, que, conforme a manifestaciones de agentes del sector, responden principalmente al incremento de precio de los insumos utilizados en la producción.

En la agrupación de transporte, continuaron las reducciones de precios de los combustibles como los verificados en el gasoíl común, gasoíl aditivado, nafta común, nafta súper y gas licuado de uso doméstico. Estos resultados están en línea con los menores precios externos de los derivados del crudo.

Por otra parte, los servicios de la canasta verificaron aumentos de precios, destacándose los alquileres, reparación de equipos para el hogar, comidas y bebidas consumidas fuera del hogar, comidas preparadas para llevar y los paquetes turísticos.

Dentro de los gastos destinados a la salud, se observaron incrementos de precios en servicios hospitalarios, atención odontológica, atención médica y análisis de laboratorio, entre otros. Asimismo, en los gastos relacionados a la salud se destacan los aumentos de precios en productos farmacéuticos.

Salario

Recientemente, el Poder Ejecutivo estipuló la suba del salario mínimo legal en 5,1 %, porcentaje que justamente nace del cálculo de inflación medido por el BCP y que la clase obrera está lejos de poner la mano en el fuego ya que considera que el costo de vida se encareció en al menos 15 % en lo que respecta a lo verdaderamente básico: alimentación, vivienda, comunicación, educación y movilidad.

Ni bien se dio el anuncio, empresas proveedoras como Cervepar, Coca-Cola y otras anunciaron a sus distribuidores reajustes de precios.

Vale recordar que apenas la mitad de la población económicamente Activa (PEA) recibe el salario mínimo, mientras que más del 30 % está por encima. Es decir, un 80 % de trabajadores pierde poder adquisitivo. Parte de la patronal no dimensiona que con bajos salarios un trabajador no puede rendir todo en su labor porque su cabeza está en cómo llegar a fin de mes y no en ser más eficiente y productivo para la empresa.

El economista Agustín Genovese indica también que “la deflación también puede significar bajo consumo, que en parte deriva de las políticas antiinflacionarias. A más altas tasas, menor consumo; es decir, una baja inflación no es sinónimo de éxito”.

Resumiendo: la cuestión de fondo radica en una pregunta verdaderamente controversial: ¿la canasta básica utilizada por la banca matriz refleja adecuadamente los gastos y necesidades de la población en general?

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