Anuario
2024: el año en que Osvaldo Domínguez Dibb se volvió eterno
Imagen: @elClubOlimpia.
Osvaldo Domínguez Dibb no fue un dirigente cualquiera. Fue un caudillo. De esos que no se conforman con manejar el timón; también construyen el barco, diseñan las velas y, si hace falta, soplan para que avance. En febrero de este 2024 nos dejó, pero en realidad no se fue. Porque hay personas que son tan grandes que trascienden el tiempo, y él era una de ellas. El dirigente deportivo más exitoso del Paraguay.
Si creciste en este país, hay una buena posibilidad de que hayas escuchado su nombre antes de aprender a patear una pelota. “El Olimpia de ODD”, decían, como si fuera una institución con apéndice. No era sólo un club de fútbol; era una extensión de su personalidad: ambicioso, imponente, ganador. Así era él. El Tigre. El Rata.
ODD se sentía más cómodo en el caos que en la calma. Bajo su presidencia, Olimpia no sólo acumuló títulos; también cultivó epopeyas. La Copa Libertadores de 1979 fue la primera. Una victoria que llevó al club a lo más alto del continente. Pero no se detuvo ahí. Llegaron otras más, como las de 1990 y 2002, cada una con su propia narrativa de gloria. Y, por si fuera poco, también alzó la Copa Intercontinental en 1979.
Pero Osvaldo no era un personaje de línea recta. Tenía curvas, giros. A veces, polémico; otras veces, incomprendido. Eso sí, siempre apasionado. Era el tipo de dirigente que te hace discutir en la mesa familiar, que divide opiniones, pero que nadie puede ignorar. Porque así son los que hacen historia. Él tenía todo.
En su faceta empresarial y política también dejó huella. Aceptó el reto de candidatarse a la presidencia del Paraguay, porque para él no había sueño demasiado grande. Y aunque no lo logró, demostró que su ambición iba más allá de las canchas.
Hoy el mundo sin Osvaldo se siente extraño. Es como si Olimpia hubiera perdido su faro, pero no su luz. Porque don Osvaldo construyó algo que va más allá de los trofeos. Construyó un legado. Ese tipo de legado que se cuenta en las calles, que se revive en las gradas y que se siente en el corazón de cada hincha franjeado.
Olimpia anunció en este 2024 que su nuevo estadio se llamará Osvaldo Domínguez Dibb. Este templo del fútbol no sólo será un homenaje a su legado, sino también una de las sedes del Mundial 2030. Un escenario tan grande como su nombre.
Se dice que las leyendas nunca se van del todo, y en este caso es cierto. Cada vez que Olimpia salga a la cancha y la hinchada cante, Osvaldo Domínguez Dibb estará ahí. En cada gol, en cada victoria, en cada sueño de gloria, en el museo del estadio.
Porque si algún día alguien nos preguntara qué fue Osvaldo Domínguez para el fútbol paraguayo, no bastaría con decir que fue el presidente más exitoso de Olimpia. Habría que decir que fue un creador de sueños. Y que esos sueños siguen vivos hasta hoy.
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