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Novak Djokovic gana el Wimbledon 2022, su Grand Slam número 21

Foto: @Wimbledon.

Foto: @Wimbledon.

No hay nada mejor para apreciar la grandeza de una leyenda que verlo enfrentar a un jugador rebosante de talento, pero carente de todo lo necesario para ser un campeón de este deporte. Novak Djokovic consiguió proclamarse ganador de Wimbledon 2022. Y lo hizo con todo merecimiento, en una lección memorable de tenis, consistencia mental y sabiduría en la pista. Había serias dudas acerca de hasta dónde aguantaría Nick Kyrgios el pulso, no tanto a nivel tenístico, sino en lo que a regularidad y concentración se refiere. El australiano se topó con un genio indestructible, un fortín inexpugnable en todos los aspectos del tenis, que se retroalimentó de la frustración de su rival y fue encontrando soluciones a todos los desafíos caóticos que le puso Nick. El resultado final fue de 4-6, 6-3, 6-4 y 7-6 (3) en favor de Djokovic, que suma así su 21º título de Grand Slam.

Mente sana, tenis de muchos quilates. Con esa máxima pareció salir a pista Kyrgios, en un primer set absolutamente apoteósico por su parte. El nivel de saque del que hizo gala fue uno de los más espectaculares que se recuerdan en los últimos tiempos, dejando escapar tan solo 5 puntos en todo el set, metiendo un 77 % de primer servicio y adquiriendo una confianza inaudita para asumir riesgos desde el resto. Djokovic no encontraba la manera de interpretar al servicio de su rival, eligiendo un lado al azar en muchas ocasiones, como si fuera un portero tratando de frenar un penal. Esa sensación de impotencia le costó caro en forma de despiste durante un juego al servicio, y la pérdida le condenó por completo.

Novak Djokovic reaccionó con maestría y demostró ser uno de los mejores restadores de la historia

La gestualidad de ambos tenistas era nula y daba la sensación de que, en algún momento, la presa que sujetaba todas las emociones se desbordaría y dejaría un flujo inagotable de gritos de todo calado. Sin embargo, Novak parece haberse acostumbrado a inicios titubeantes y su reacción en la segunda manga no se hizo esperar. Se produjo como solo las leyendas saben: detectando un instante clave y sabiendo él antes que el resto que había ganado algo más que dos puntos. Con 1-1 y 30-30, Nick se puso el traje de trabajo y mantuvo sendos peloteos de enorme intensidad desde el fondo de pista, con ambos moviéndose de lado a lado y jugando con solvencia. Se los llevó los dos Djokovic y algo cambió en el partido.

Resultó esto tan evidente que llegó un break en blanco inmediatamente después, algo que no hizo más que reforzar los argumentos para el optimismo que tenía el serbio. En un abrir y cerrar de ojos, adivinaba la dirección de cada saque de su rival, le restaba a la línea portentosos servicios que llegaban a más de 200 km/h y provocaba el primer colapso de Kyrgios. Se las arregló el australiano para mantenerse a rebufo y dispuso un prometedor 0-40 a favor con 5-3 y saque del balcánico. De nuevo emergieron los intangibles de leyenda para dar la vuelta a esa situación y equilibrar el encuentro para desesperación de Nick.

Muchos pensaban que el australiano se iba a ir del partido, pero mantuvo en el tercer parcial un equilibrio casi imposible entre mal humor y buen juego. Con la pelota parada, se dedicaba a echar broncas a su equipo, discutir con el juez de silla por cualquier nimiedad y quejarse de que la gente hablaba entre punto y punto. Al otro lado de la cancha, un hombre hacía voto de silencio y se encontraba consigo mismo y su circunstancia, ajeno a todo y concentrado, únicamente, en llevar al límite a su rival. En un ejercicio fabuloso de tenis inmejorable, Novak cometió dos errores no forzados y conectó 14 ganadores, metiendo una marcha más en el momento justo, lo que le permitió hacer el break a un Kyrgios absolutamente desconcentrado en el tramo final, como si tuviera miedo a no encontrar excusas para una eventual derrota y no pudiera soportar ya el martilleo mental de su contrincante.

Djokovic acabó con 46 golpes ganadores y 17 errores no forzados, mientras que Kyrgios con un balance de 62-33

Los nervios cambiaron de bando en el cuarto set. Como en el encuentro ante Tsitsipás, después de explotar totalmente y ofrecer un lamentable espectáculo, el australiano pareció relajarse y la indignación y desconcentración llegó al rival. Novak gestionó bien el asunto, pero no pudo evitar hablar mucho más entre punto y punto, mostrando una enorme desesperación cada vez que se le escapa un atisbo de oportunidad para romper el servicio de su rival. El serbio dominaba a placer con su saque, pero no conseguía granjearse bolas de break y veía cómo el parcial se encaminaba de forma inquietante al tiebreak, con Kyrgios recuperando un tono de juego exquisito.

Llegó la muerte súbita en el pico máximo de juego por parte de ambos y la tensión se podía cortar con un cuchillo. El australiano cometió una doble falta para arrancar, pero posteriormente Novak cometió un error infantil a media pista. Cada punto era una batalla, una lucha mental de dimensiones bíblicas, siendo el serbio un maestro en ese terreno. Nick Kyrgios no encontraba puntos gratis con su servicio y se desesperaba de forma evidente ante la roca que tenía enfrente. Novak Djokovic cerró el encuentro con una increíble maestría y es campeón de Wimbledon 2022.

Fuente: Punto de Break.

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