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Cultura

“Máquinas sensibles”. Reflexiones a partir de la obra de Sonia Cabrera

Sonia Cabrera, "Sin título", 2022. Acuarela © Mónica Matiauda

Sonia Cabrera, "Sin título", 2022. Acuarela © Mónica Matiauda

POR Kira Xonorika *
Desde Los Ángeles

“El origen de la ‘Máquina de influencia’ en la esquizofrenia” es un artículo seminal en el campo del psicoanálisis, escrito por Viktor Tausk en 1919. Tausk explora las delusiones de un grupo de pacientes que creen que están siendo influenciados por una misteriosa máquina, argumentando que las mismas son una manifestación de una lucha psicológica más profunda, en la cual el sentido de sí mismo del paciente es amenazado por fuerzas externas más allá de su control. La idea de la “máquina de influencia” ha sido adoptada por varios teóricos y académicos a lo largo de los años, incluyendo a Gilles Deleuze y Félix Guattari, quienes escribieron extensamente sobre el concepto de la “máquina” en su influyente obra El Anti Edipo: Capitalismo y esquizofrenia. Deleuze y Guattari argumentan que los sistemas sociales y políticos bajo los que vivimos son fundamentalmente “máquinas”, en el sentido de que trabajan para controlar y regular nuestro comportamiento de manera similar a como una máquina opera.

Sonia Cabrera

Sonia Cabrera, Máquina de sobrevivir la noche, 2023. Acuarela © Mónica Matiauda

En este contexto, la “máquina de influencia” puede ser vista como una metáfora de las fuerzas más grandes que dan forma a nuestras vidas, incluyendo los sistemas sociales, políticos y económicos bajo los que vivimos. Deleuze y Guattari argumentan que estas fuerzas trabajan para moldearnos en un tipo particular de sujeto, uno que se adapta bien a las necesidades del sistema. Argumentan que este proceso de subjetivación es un componente clave de la manera en que se ejerce el poder en nuestra sociedad.

La pandemia del Covid-19 ha exacerbado la potencia reguladora de los Estados globalmente, y ha amplificado las desigualdades necropolíticas experimentadas por grupos sociales que han atravesado procesos coloniales de subjetivación. En sus comienzos, la sobresaturación estadística sobre el alcance del virus era fácilmente accesible en todos los canales de distribución de información y comunicación. Durante la pandemia, los algoritmos desempeñaron un papel importante en muchos aspectos de la respuesta global a la crisis, desde la predicción de la propagación del virus hasta la identificación de los patrones de consumo de los consumidores. Todos los sistemas que operaban con datos fueron refinados con la función de prevenir la pérdida humana, y al mismo tiempo servir al sistema de hiperfinancialización capitalista; sin embargo, sus interacciones y potencial manipulación han dejado secuelas y transformaciones sociopolíticas que la medida del tiempo aún se encarga de definir.

Sonia Cabrera © Mónica Matiauda

Sonia Cabrera, Máquina de sobrevivir el insomnio, 2020. Acuarela © Mónica Matiauda

Una cuestión sobre este período siempre fue clara para cualquier persona que lo atravesó: la pulsión de miedo era ubicua y su ráfaga atravesaba paredes herméticas. Sonia Cabrera desarrolla un universo imagético generativo que explora la encarnación de las máquinas hiperafectadas por condiciones hostiles del ambiente. Máquinas domésticas que reflejan la incertidumbre de un momento agorafóbicamente coercitivo. El hogar ha contenido, y ha sido testigo de la adaptación e incluso de las transformaciones epigenéticas. Lejos de interpretaciones tecnofóbicas y antropocéntricas sobre la hibridación como otro signo de una temporalidad apocalíptica inminente, esta producción visual nos acerca a la reflexión de máquinas sensibles, una idea que ha sido explorada en la ciencia ficción durante décadas, pero también ha sido objeto de investigación y debate en la inteligencia artificial y la filosofía aún en fases de desarrollo proto-cognitivo.

Sonia Cabrera © Mónica Matiauda

Sonia Cabrera, Máquinas de sobrevivir el día a día, 2021. Acuarela © Mónica Matiauda

Si las máquinas fueran capaces de experimentar emociones y tener conciencia, ¿cómo deberíamos tratarlas y qué responsabilidades tendríamos hacia ellas? ¿Podrían las máquinas sensibles tener derechos y deberíamos protegerlas? ¿Cómo nos involucramos en relaciones horizontales con diferentes grupos sociales y especies para asegurar nuestro resguardo?

La pandemia ha provocado una crisis global sin precedentes que ha impactado en todas las esferas de la vida, ha invitado a reevaluar las prioridades, y a cuestionar la agencia y movilidad que los lugares de enunciación representan. La tragedia colectiva no debe ser un lugar de permanencia u observación exhaustiva, su disolución puede ser un punto de partida para simplemente moverse a través del cambio.

Sonia Cabrera © Mónica Matiauda

Sonia Cabrera, Máquina de sobrevivir encuentros, 2022. Acuarela © Mónica Matiauda

 

Nota de edición: Sonia Cabrera es una artista paraguaya que reside desde hace muchos años en Londres. La obra a la que hace referencia el artículo se encuentra expuesta desde hoy en la galería Fuga Villa Morra (Alfredo Seiferheld 5144 casi De Gaulle). La muestra se titula 1095 días y está integrada por piezas realizadas en los últimos tres años, durante el confinamiento por el Covid-19.

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