Cultura
Estampillas: miniaturas del Estado, expresiones de su imagen y su voz
Las estampillas o las monedas y billetes han sido estudiados ampliamente como elementos iconográficos del imaginario nacional, esa imagen de nación que se construye compartiendo y compartiendo se construye. El “Catálogo de estampillas del Paraguay (1870-2020)”, publicación reciente de José Jiménez, plantea a través de estas piezas la historia oficial centrada en el Paraguay, aunque no se limita al país.
Cortesía
El libro
Una reciente publicación de José Jiménez, Catálogo de estampillas del Paraguay (Asunción, 2021), sirve para una reseña y una reflexión mayor. Se trata de un texto de 726 páginas. La base es el catálogo de 474 páginas que se inicia en 1870 y llega al 2020. Son 250 años de historia en 470 páginas. Posteriormente, se hallan distintas series al incluir las muestras, aquellas que constituyen valor adicional con un destino benéfico específico, o estampillas falsas que también existieron, entre otras.
Esta mirada, que no es la del experto/a filatelista, cree encontrar los requisitos para que la obra sea calificada en esta dimensión, considerando el ordenamiento, la metodología expuesta y las personas que colaboraron en la producción del libro-catálogo. Cada estampilla contiene i) información del elemento, ii) información de la serie y iii) inicio de año. Este catálogo de “Elementos filatélicos. 1. Servicio regular, aéreo o tasa única” se presenta en orden cronológico y al final cuenta con índices analíticos. Estos son: 1. Temático por orden alfabético, 2. Temático estructurado, 3. Personas retratadas y 4. Autores de las imágenes. Por último, se incluye un glosario, referencias bibliográficas y un espacio para notas del/a lector/a. En la contratapa se anota que son 7.900 imágenes y 8.200 entradas de información a sellos y viñetas postales.
Estampillas e imágenes de nación
Las estampillas o las monedas y billetes han sido estudiados ampliamente como elementos iconográficos del imaginario nacional, esa imagen de nación que se construye compartiendo y compartiendo se construye. Se trata de la conformación del nacionalismo mediante lo que Benedict Anderson denominó “comunidades imaginadas” y necesariamente compartidas para que sean reales, efectivas.
En este proceso el factor clave, pero no único, es el Estado. Porque si hoy se encuentra en el anverso del billete de mayor valor la imagen del único santo católico paraguayo, San Roque González de Santa Cruz, y en el reverso la represa de Itaipú, símbolo de modernización, indudablemente se halla un mensaje del Estado que identifica al Paraguay y nos identifica con él. Otro factor, el valor monetario del billete está en español y en guaraní, aunque a esto último se preste menor atención. Sin embargo, es un rasgo vigente desde 1985.
Las estampillas, en el caso paraguayo, han tenido un menor protagonismo que en otras sociedades donde el sistema postal tenía una vigencia más intensa y extendida. Pero esto no significa que para la élite letrada y de poder, si cabe la expresión, así como para el exterior, sea un elemento importante. Recuérdese el poder de las imágenes y, en este caso, con el monopolio estatal en la decisión de elegirlas, de producirlas y de hacer obligatoria su circulación, también se trata de las imágenes del poder. Y, a su vez, de la voz del poder, cuando tienen la leyenda que taxativamente establece el significado y, así, el mensaje de la imagen.
Al igual que los billetes y monedas, las estampillas son de circulación obligatoria y tienen un único emisor y una influencia fundamentalmente local-nacional. Estos agentes hacen de “aparatos ideológicos del Estado” y construyen lo que Michael Billig denominó “nacionalismo banal”, término no peyorativo. Este concepto remite a una cierta opacidad que no por pasar desapercibida es menos efectiva y complementa al nacionalismo explícito y activo de las conmemoraciones o eventos semejantes.
Las estampillas son miniaturas del Estado, expresiones de su imagen y voz. Como tales, plantean la historia oficial que se centra en el Paraguay, aunque no se limita al país. La inmensa cantidad de sellos postales emitidos durante el stronismo con temas universales y estímulo de coleccionistas y de negocios son innumerables. Posteriormente también aparecen, pero significativamente en menor número. Mirando al exterior, se encuentran las estampillas de las Olimpiadas de Barcelona de 1992. Estas serían de interés del/a filatelista especialista en deportes y en Olimpiadas, o de España, Cataluña o Barcelona.
El recuerdo: quiénes, eventos, instituciones…
Quien busque deportes nacionales los encontrará, o árboles, o pinturas, o próceres. En este espacio solamente se rescatan algunos ejemplos que, desde este punto de vista, resultan memorables dos veces. Primero, porque el Estado los escogió para plasmarlos en estos micro-mensajes y, segundo, porque aquí nuevamente se los vuelve a seleccionar. En este recuento se hallan la producción económica, personalidades, organizaciones, un evento y el icónico mapa del Chaco mucho antes del inicio de la guerra 1932-1935.
La cuestión de límites siempre fue importante para el país. La disputa por el Chaco Boreal era una crónica de una guerra anunciada quizás con bastante antelación y su origen en establecer límites puede buscarse en la misma posguerra grande. La primera estampilla graficando inequívocamente los derechos paraguayos sobre el Chaco es de 1924 y se reimprimirá en sucesivos años para finalizar en 1939; esta última llevó la leyenda: “El Chaco Boreal ha sido, es y será paraguayo.”
En esa misma década de 1930 se hallan emisiones vinculadas a la producción económica, como la yerba mate en 1931. Ese mismo año también está la naranja y nuevamente la yerba mate y, en 1935, otro producto de exportación relevante: el tabaco. Nótese que esta materia prima, las hojas de tabaco, tendrá un espacio, 40 años después, en el anverso de la moneda de uso corriente de 5 guaraníes.
Como puede esperarse, se encuentran menos mujeres que hombres y, entre aquellas, en 1998, aparecen las de Serafina Dávalos y de Adela Speratti con las leyendas “Primera Abogada y Feminista del Paraguay” y “Primera Directora de la Escuela Normal”, respectivamente. Mientras que Dávalos ya tiene un sitial hoy, Speratti está en la vida cotidiana en el billete de 2.000 guaraníes.
Otro es el caso de Juana María de Lara. Es la primera mujer prócer reconocida como tal recién en el Bicentenario, según Ley 4.082 promulgada el 30 de agosto del 2010. Ella no tiene estampilla propia como sí la tienen varios otros próceres. Se la encuentra en el grupo de “Próceres de la Independencia” en la estampilla del 2011 compuesta de una pequeña imagen de la casa de la Independencia y ocho retratos, que incluyen a una única mujer y tres civiles, cuatro militares por vestir uniforme y a un presbítero, el único con este título.
Dos organizaciones, una nacional y otra internacional, también ocupan su espacio. En 1992 aparecen varias estampillas vinculadas a los 30 años del Centro de Información de las Naciones Unidas (CINU) y Eco Río 92. Dos décadas después, en el 2011, otra: la Sociedad Científica del Paraguay (SCP) con motivo de cumplir su primer centenario.
Un evento decenal y clave de las políticas públicas también es recordado en 1992: el Censo Nacional de Población y Viviendas (CNPV), que en este 2022 se lleva a cabo nuevamente.
Los olvidos (¿voluntarios?) y los recuerdos (¿incompletos?)
Finalmente, el recuento es lo seleccionado para el recuerdo por el Estado y, más específicamente, por quienes detentan el poder dentro del mismo. Indudablemente, para varias y/o sucesivas lecturas, lo registrado es insuficiente o sesgado para eventos o personalidades o procesos, importante tema para múltiples debates. Para otra lectura, falta el análisis de rescatar los olvidos que, para el poder, parecen ser siempre voluntarios en su lógica de exponer su propia ideología. Esta perspectiva ya es un estudio por derecho propio. Esa revisión crítica ya corresponde a una investigación mayor en cobertura y complejidad que escapa a estas líneas.
* Roberto L. Céspedes es sociólogo, con formación en historia. Publicó Imaginarios, memoria y tiempo en Paraguay (2016, Asunción: FLACSO). Numerosos textos suyos han aparecido en revistas especializadas.
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