Lo que deja el artista brasileño Carlito Carvalhosa tras su partida

“El arte brasileño ha perdido una figura fundamental del período entre siglos, pero el mundo gana un legado artístico inconmensurable que es nuestra responsabilidad mantener vivo, seguir interpretando, y colocar al nivel internacional que se merece”, manifestó la Galería Nara Roesler ante el fallecimiento del artista brasileño Carlito Carvalhosa, acontecido hace unos días.

Carvalhosa fue uno de los creadores contemporáneos más aclamados de Brasil, aunque su arte rara vez se había visto fuera del país hasta la última década. En sus pinturas, esculturas e instalaciones, que comenzó a realizar en la década de 1980, Carvalhosa alteró las percepciones de los espectadores, adaptando para una nueva generación los lenguajes visuales del neoconcretismo y el minimalismo.

Nacido en São Paulo en 1961, Carvalhosa fue uno de los fundadores del influyente grupo Casa 7, que también incluía a Paulo Monteiro, Nuno Ramos, Fábio Miguez y Rodrigo Andrade. Con sede en el barrio Pinheiros de esa ciudad, el grupo de artistas reivindicó en los 80 la relevancia de la pintura, en un momento en que el medio parecía haber quedado obsoleto. Los miembros del grupo trabajaron bajo la guía de Philip Guston, produciendo imágenes oscuras y premonitorias que oscilaban entre la figuración y la abstracción.

En 2011, para su primera exposición individual en Norteamérica, Carvalhosa llevó la instalación Sum of Days al Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). Durante la presentación una tela blanca translúcida flotaba sobre el atrio del segundo piso del museo. En su interior había micrófonos colgantes que reproducían ruido ambiental grabado el día anterior. En ciertos días, amigos musicalmente adeptos como Philip Glass y Michael Riesman se presentaban anunciados con poca antelación.

En 2013, cuando el Museu de Arte Contemporânea de la Universidad de São Paulo reabrió, exhibió la instalación Sala de espera de Carvalhosa, en la que varios postes telefónicos estaban atornillados a las estructuras de la galería, alterando efectivamente la forma en que los espectadores se movían en el espacio.  “El visitante de esta instalación se somete a un proceso que es el reverso del artista, aprehender lo particular después del efecto general, el proceso fragmentario después del producto completo terminado, y no al revés”, escribió la historiadora de arte Carol Armstrong en Artforum.

Carlito Carvalhosa, Sala de espera, 2013

En un comunicado, la galerista Nara Roesler, representante del artista, dijo: “Su trabajo permanecerá, resistirá la prueba del tiempo y, con él, la luz de Carvalhosa, su amplia y hermosa sonrisa, su mirada cariñosa, sus palabras tranquilas y amorosas”.